Capítulo 2.

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Con sólo revolver los recuerdos que habitan en mi menoría, surge la pregunta: ¿por qué?… He hecho tantas cosas que no dan la solución que necesito, nisiquiera mentir me ha ayudado.

La doctora a cada sección que vamos, intenta hacerla recordar a Bianca, cosas que ya han sucedido, para buscar una solución.Ya había pasado un mes de la consulta de los análisis, me he enterado de tantas cosas que ella pasó sola; en realidad, eso digo yo, porque ahora son dos personas, mi hermana y la que intenta hacerla desaparecer totalmente.Son totalmente diferentes, cómo el ying y el yang, la parte positiva y negativa, en un sólo cuerpo, pero, ¿cuánto tiempo tendría que aguantar? 

-No voy a ir- se negó mi gemela, cruzándose de brazos y retrocediendo hacía su habitación. 

-Hija, no hagas esto más difícil, sé que odias ir, pero piensa que te queremos ayudar, todos necesitamos ayuda de vez en cuándo- le dijo mi padre casi obligándola a volver hacía la salida de la casa. 

La noche anterior, Bianca se había despertado a la madrugada, y comenzó a gritar, me asusté, claramente estaba durmiendo, inmediatamente vinieron nuestros padres, y mi hermana comenzó a llorar, a decir: “Sólo espero algún día despertarme y que no esté ella”.Todo había empezado, hace unos días la doctora Filph nos había advertido que ese iba a ser el primer síntoma que nos iba a captar la atención, y tenía razón. 

Ahora, teníamos que ir a un pequeño bar en el centro del pueblo, para encontrarnos con la doctora y charlar sobre Bianca, había pensando que hacía seria mejor para ella y incluso más cómodo para todos, ya que el instituto estaba a las afueras de Zugarramurdi.Cuando subimos al auto, me senté al lado de mi hermana, y le toqué el brazo, cómo un símbolo de apoyo; nadie decía una sola palabra en la casa, ni tocábamos el tema, por lo menos enfrente de ella… o ellas. 

Cuando llegamos al bar, la doctora nos hizo señas desde una mesa, bastante amplia.

-Que gusto que vinieran todos, familia Pieterse-.Nos dijo la doctora, que no sabíamos cómo se llamaba, sólo su apellido. 

-Nos gustaría decir lo mismo, pero no podemos-.Le respondió Bianca, refiriéndose a sus dos personalidades.Filph, llamó a un mozo, para que vayamos pidiendo algo, yo sólo pedí agua mineral y una ensalada de fruta, los demás nada. 

Hubo un pequeño silencio incómodo, hasta que mi padre habló, cosa que hasta ahora nunca había hecho, claro, con la doctora. 

-No tuvimos avances desde la última sección juntos, ¿cree que pasará lo mismo?- 

Filph negó con la cabeza, y sacó unos papeles de su cartera, me quedé mirándolos unos segundos, era la inscripción y cuota para el instituto en el qué trabaja, ya nos había nombrado que pronto los iba a traer, sería de más ayuda que tenerla en casa, ya que ningún de nosotros es un profesional.Mi hermana, estaría ahí hasta que vieran que estuviera bien, y no fingiendo, sino realmente bien, pero siento miedo de qué nunca se le valla el trastorno, o sí realmente tiene una especie de cura, y no creo que sean sólo ideas mías, todos tenemos miedo de eso, estamos hablando de algo serio y complicado, que no tiene nada que ver conmigo.

-Disculpe, ¿cómo es su nombre?- le pregunté para romper la tensión en la mesa. 

-Scarlett-.Me respondía mientras jugaba con sus dedos.

Después de una charla un poco intensa sobre cómo seria el tratamiento, y que los primeros meses no sé admitían visitas (aproximadamente los 3 primer meses), comenzamos a hablar de que hay una probabilidad de 50% de que haya avances, y un 7% de que no ocurra nada.Prácticamente, teníamos fe de que esto terminaría en algún momento, o por lo menos yo. 

                                               *** 

4 meses después. 

A partir de mañana, Bianca estaría dentro del instituto, todavía estaba pensando que les iba a decir a nuestras amigas, mejor dicho, qué le iba a decir a cualquiera que se me acercará, no es fácil ocultar algo así.No les iba a decir a las chicas, “No es qué no hay viaje, ni nada, sólo mi hermana gemela posee un trastorno y estará en un instituto mental y no sé cuando saldrá”. 

Hoy tendría que ir yo sola en mi auto a la escuela, sentía la ausencia de mi hermana y cómo nos peleábamos por nuestra ropa en las mañanas, compartíamos el desayuno, y cantábamos nuestras canciones favoritas en el camino a la escuela, la necesitaba a ella, Bianca, ninguna otra persona.Apenas llegué todo el mundo miraba que estaba sola y lo lógico sería que nos habríamos peleado y ella vendría después, cosa que pasaba sólo en peleas importantes, mis amigas y las de ella también, sé acercaron hacía mí casi corriendo y desesperadas por los detalles.

-¿Pasó algo, Ali?- me preguntó Denisse que ya sé había olvidado del enojó que tuvo por lo del viaje.

-No, es qué…-Hice una pequeña pausa, para pensar una mentira creíble.-Es que Bianca sé fue a la casa de nuestra abuela, vive a las afueras del pueblo, cómo ya sabían, y hoy tenía que ir de compras, así que me tendrán un tiempo más. 

Dieron un suave grito de emoción, acompañado de aplausos, podría haber dicho que tendría que estudiar para alguna materia específica, pero por favor, no me crearían eso.Poco después, busqué mi celular entre las los maquillajes y cuadernos de mi mochila, apenas lo encontré, tenía varias llamadas perdidas del número agendado cómo Familia, que era el teléfono fijo de nuestra casa, ignoré las 10 llamadas, y llamé a Luca; al primer intento no contestó, ya la segunda vez respondió y suspiré aliviada. 

-Que susto, pensé que te había pasado algo-.Se escuchaban varias voces del otro lado, cómo si estuviera en una cafetería. 

-No estoy bien, sólo preocupado… desapareciste cómo si nada, ni un sólo mensaje- 

El timbre sonó, y suspiré agobiada, debería entrar a clases, los profesores pensarían que me escapó o algo así, porque realmente que la mayor parte de todas las clases, entró tarde o me la saltó.Pero porque nadie tiene idea de lo que está pasando, sí no lo dejarían pasar y harían que no sucede nada. 

-¿Seguís ahí?- preguntó mi novio del otro lado del celular, ya un poco molesto. 

-Sí, es qué… tengo que ir a clases de Literatura, ¿te veo en 2 horas?-

-Sí, en la plaza que está a 2 manzanas de tu casa-.Le confirmé que ahí iba a estar, hacía tiempo que no hablábamos los 2 solos, la mayor parte del tiempo la pasaba con las chicas o con Bianca, y sabía que el estaba preocupado por mí y porque nisiquiera nos vemos. 

Por suerte llegué unos 2 minutos antes que la mitad del curso ya que llegarón después que me acomodará en mi lugar, tengo que decir que es la clase que más odio, es decir, solamente por el profesor, porque me encanta leer y escribir, pero alguien de aproximadamente más de 57 años, no puede tener la paciencia para darle clases a adolescentes de 17 a 18 años.Cuando ya estábamos todos acomodados, el profesor no llegó, sentí una liberación por dentro, pero los minutos iban pasando y no había señales de él, podría haberle pasado algo malo, y nadie está enterado, cuando ya pasó media clase de Literatura, se acercó la directora de la escuela(qué es la mujer con el apellido más raro que escuché en lo que llevo de vida), y nos dijo qué íbamos a tener un suplente, ya qué el profesor tenía que estar en las mesas de exámenes universitarios.Yo solamente deseaba que tuviera paciencia y que no tenga más de 57 años, no pedía mucho.Y entró el profesor, desde mi lugar no lo llegaba a “examinar” bien, pero ya medio curso estaba hablando sobre él, decían que tenía unos 20-24 años, sí era muy joven, casi de nuestra edad. 

Y se dio vuelta para acomodar su escritorio, y mi día que pensé que iba a mejor, se terminó de arruinar, realmente tengo la peor suerte del mundo, de millones de personas que saben de Literatura, tenía que ser él.Aquel joven de exactamente 21 años, con sus hermosos ojos avellana, era mi suplente, ósea mi nuevo profesor, ¿y qué peor qué eso? 

-Buenos días, soy Ian Cameron, el suplente de Literatura-.Dijo mientras me miraba detenidamente, me había reconocido. 

Cuándo se dio cuenta, que yo también lo estaba mirando, giró y explicó que veía algunas caras conocidas, ya qué trabaja con algunos de nuestros familiares, o simplemente nos conoce, y me sentí muy identificada con eso.

La recta finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora