Capítulo 3.

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Dicen que a la especie humana nos encanta pensar que somos especiales… pero debemos demostrarlo.

Podría contar detalle por detalle de la primera vez que vi a Ian Cameron, la persona que me obliga a sentir odio y egoísmo, simplemente ganas de venganza.Cuando nos vimos fue en mi propia casa.. el estaba hablando con mi papá, ya qué era el director de una universidad y él sé ve que quería entrar ahí, no llegué a escuchar toda la conversación; por desgracia.Apenas clavé mis ojos en él, parecía sacado de una agencia de modelos, y aún tengo mis dudas sí no lo es. 

Entró a la universidad pero en el plazo más pequeño que era de 10 meses exactamente, y adivinen quién lo ayudo con los exámenes y era su tutor, sí mi papá, ya qué hizo un profesorado de matemática y literatura, prácticamente lo veía 3 u 4 veces por semana, bueno veíamos, y aquí me voy a contradecir, ya que siempre digo que las gemelas no son iguales, pero teníamos el mismo gusto en común, el “alumno” estilo modelo sin camisa de mi padre, que estaba en mi casa. 

Bianca solamente hablaba de él, y claramente le gustaba, demasiado, diría yo, aparte no teníamos muchos años de diferencia; la primera en hablarle fui yo.Ese día mi padre iba a llegar tarde de su escuela, así que me dijo que esperáramos con él. 

-Hola, soy hija de Malcom.-Me acerqué lentamente hablando pausadamente.-Me avisó que llegaría más tarde- él me sonrió levemente. 

Me senté a su lado, y examine sus cuadernos y apuntes, para ser un próximo profesor, tenía una linda caligrafía, hasta era mejor que la mía.Noté que me observaba, y me extendió su mano.

-Un placer conocerte, escuché hablar sobre su hija, demasiado-.Más placer vas a sentir, cuándo sepas que somos 2 hijas, y gemelas.Estuvimos hablando un buen rato, y le pregunté porque decidió estudiar eso, y me contestó que por qué le encantaba todo lo que tuviera que ver con la lengua y amaba leer y escribir poesía, también hablamos de qué sí pensaba ser profesor o terminar la carrera(ya qué para ser profesor de secundaria, debes tener 2 años en carrera, por lo menos así es en nuestro pueblo). 

-Adivino aparte de todo lo demás, sos modelo-.No era una pregunta, era una afirmación en forma de ‘halago’.Se sonrojo, y me pregunto sí tenía café Moka, fui a confirmar que tuviéramos todavía a la cocina. 

Apenas crucé la puerta vi que Bianca estaba hablando con él, cómo si fuera yo, claramente me había usado, no es que a mí me importará mucho él, pero era lindo y el chico de mis sueños.Ian vio dos personas totalmente iguales, cabe aclarar que teníamos la misma ropa puesta, excepto los colores, pero quién se fija en eso; al principio el pobre chico no entendía nada, ya que nuestro padre solamente la habló de una hija, y esa hija era yo, nunca voy a saber porque no dijo que tenía 2 preciosas hijas, y gemelas. 

-Buena jugada chicas.-Mi hermana, esbozo una leve sonrisa, planeo todo, porque “se lo quería quedar”. 

Después de ese día hablaban siempre a todas horas, casi ni me prestaban atención a mí, supuestamente compartían mucho en común, pero mi hermana fingía que le gustaban esas cosas que decía, pero en realidad, hacía de cuenta que era otra persona, y la verdad debo admitir que le salía bastante bien, porque él le creyó cada historia, cada detalle, cada uno de sus gustos.Bianca solamente hablaba de él, todos los días a todas las horas del día, pero había una razón por cuál hablaban todo el tiempo que podían, mientras que nuestro papá no estaba… Sí el sé enteraba de que su hija se estaba enamorando de alguien mayor, aunque sea por unos años, no lo iba a dejar entrar a su universidad.Esa es la única regla que teníamos en nuestra casa, no salir con personas mayores que nosotras; sí teníamos reglas porque en ese momento sí les hacíamos caso. 

Pero ya estaba cansada de qué mi hermana sea así, me acerqué a hablar con Ian, ella ya estaba con él, pero la ignoré, y le dije que sí me acompañaba a buscar un libro que encargué, eso sé ve que le llamó la atención y aceptó, mi hermana cómo lo supuse quiso meterse en mi camino, pero le dije que a ella no le gustaba caminar, y él prácticamente la convenció para que se quedará en casa, sin molestar a nadie.

La recta finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora