Capítulo 3: "Nothing Else Matters-Metallica"

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Capítulo 3

"Nothing Else Matters-Metallica"

Shane:

     Mike me informó en la tarde, después de que regresé a casa, aquella invitación para estudiar juntos que le había hecho a Arantza. Mientras, sin querer, mi mente me repicaba: << Es mi vecina... Es mi odiosa vecina... ¡Qué haga lo que él quiera, realmente nada me importa! >>...



— Bien, me parece genial...— pensé intentado que nada de aquello me afectará, porque realmente no debía interesarme ningunas de las decisiones de Mike. Entré en mi habitación y lancé mis cosas en mi escritorio, sin ver hacia la ventana. Sabía que Emily se había quedado para hablar con ella y no quería ser testigo de esa conversación.



Arantza:

—¿Nunca te permitirás asimilar a Shane?—me expresó graciosamente Emily, después de ver aquel cruce de miradas entre su hermano y mi persona.

— ¿Asimilar a Shane?... ¿Quieres que me dé una indigestión?... Tan solo pensarlo el estómago se me movió.

— ¡No seas exagerada!

— ¿Exagerada? ¿Yo?

— No, yo... ¡Claro que tú!...— y ambas nos reímos—. Ambos, en ocasiones me hacen creer que tienen más cosas en común que diferencias.

— No me des tanto ánimo... ¡Voy a entrar en mi casa! Es mejor que hagas lo mismo...

—Dale... Pero piénsalo. ¿Te imaginas siendo familias?—expresó en son de broma.

—Me agradas, amiga querida, pero a tu hermano lo quiero a mil distancias de mí... Nos estamos hablando. Tengo que ponerme aún al día con todas esas actividades que tengo pendiente...

—Nos estamos hablando. Sabes que solo bromeo. Mi hermano no se merece a alguien tan genial como tú... Sólo la horma de su zapato.



    Shane soltó sus cortinas para evitar que pudiese mirar a su habitación, cosa que le agradecía, al menos ese sentimiento teníamos en común. Saqué mis libretas y las acomodé en mi escritorio sabiendo que me tocaba una gran jornada ese día, porque hasta no avanzar lo suficiente no me quedaría tranquila, al mismo tiempo, que me parecía curioso de que Mike de pronto quisiese estudiar conmigo y con Emily. Él era el mejor amigo de Shane, por lo que lo lógico es que tuviesen la misma rutina de estudio.



—Primero tomaré un baño y bajaré a comer algo... Esto es más difícil de lo que creía. Ponerme al día de todos mis compañeros de clases va a acaban con la poca batería que aún tengo...—me dije a mí misma al verme al espejo, después de tomar una toalla.



    Esa semana había notado que mi ritmo incluso en gimnasia rítmica era distinto a las demás. Había perdido el buen ritmo que tenía y debía recuperar. No quería pensar en el patinaje artístico. Todo ello había quedado fuera de mi vida al mudarme a Venezuela. Los liceos no brindaban actividades como la de las preparatorias de Estados Unidos, por lo que me sentía en dos mundos distintos.



     Y me dolía, aunque había decidido guardármelo en silencio. Entendía que nos había llevado a mudarnos a Venezuela, a la capital, mientras iba creciendo conociendo las raíces latinas que había heredado de mi madre Valentina. Mi abuela Sofía había enfermado gravemente y ella había pedido que no la alejáramos del país que tanto amaba. Mis padres no quisieron ignorar su última voluntad, por lo que ambos tomaron esa decisión de mudarnos el tiempo necesario a Caracas. No me quejó de esos días maravillosos que viví junto a mi abuela materna. Éramos la única familia que le quedaba por lo que esos días entrelacé los lazos de nieta-abuela con ella, conociéndola más. Ahora la echaba de menos como todo lo que había dejado en Caracas.



     Una nueva semana pronto llegó, haciéndome ver que agradecía tanto a que Emily no fuese popular como su hermano. Empezar de cero con amigos nuevos no era tan fácil y aún algunos sólo se limitaban a saludarme, sin querer conocerme realmente. Y había observado cómo tanto Mike como Shane eran los más populares, a quienes todos querían seguir. Y no podías pasar desapercibido si alguno de ellos se giraba a mirarte o hablar contigo.



     ¡Y de qué manera tuve que ser testigo de eso!



— Hola... ¿Podemos hablar?

— Mike, ¿qué haces aquí?—le expresé sorprendida, al encontrarlo en la biblioteca.

—Estudiando al igual que tú...Sólo que no soy bueno para nada con el español. Y al verte, recordé que tú sí...

—Ahorita estoy ocupada... Intento concentrarme... Y si lo has olvidado, esta es una biblioteca. Se necesita estar en silencio.

— Lo sé...—me guiñó un ojo y quiso ver que estudiaba— ¿Álgebra?



     Levanté de nuevo la mirada haciéndole ver que realmente hablaba en serio y que quería estudiar.



—Mike, lo siento, ahorita no tengo tiempo... Esta materia ha empezado a producirme dolor de cabeza, y al igual que tú, quiero sacar buenas calificaciones para conseguir una beca en alguna buena universidad.

—Podría ayudarte...—se ofreció con una gran sonrisa pícara mientras se sentaba a lado mío—. Incluso podemos hacer un trato. Tú me ayudas con español y yo te ayudo con álgebra.

—¿Intentas tomarme el pelo?—le miré incrédula.

—Ponme a prueba... No he estado cerca de una A+, pero mis calificaciones oscilan entre B+ a A-... Si no me crees puedes preguntarle a Shane o a Emily, ambos te dirán que procuro tomarme en serio mis estudios.

—¿A Shane? Dudo cuestionarte junto a su persona, pero lo tendré en cuenta... Si es verdad lo que dices.

— Entonces, ¿puedo asumir que le harás preguntas a Emily?

—No, sólo me limitaré a ver cuánto sacas en el examen que tendremos esta semana. Si resulta ser tan perfecto como dices, aceptaré a que seamos compañeros de estudio...

—¿Trato hecho?—extendió su mano.

—Trato hecho...



Y la verdad era que no mentía.



— Hola...—dijo Mike el día que nos entregaron las calificaciones de los exámenes, al acercarse a mí, después que había visto a Emily ir al baño.

— Hola Mike...—dije observando que en sus manos tenía su prueba y en su rostro había un brillo de ganador—. ¡A qué adivino! ¿B+?

—No... A-... ¡Te lo dije, no soy mal estudiante!... Sólo en biología. Pero ese es otro cuento.

—¿Cómo lo hiciste? ¿Hiciste trampa? ¿Te copiaste? ¿Cómo conseguiste las respuestas del examen?

—Te lo diré... Estudié...—sonrió con cierta picardía, aún más, al ver que no le había creído, rompiendo nuestro breve silencio—. ¿A qué adivino? ¿Pensaste que los jugadores de hockey sobre hielo somos una cuerda de flojos que sólo viene a divertirse y no a estudiar?

—Quizás...

—Soy la excepción... Entonces, ¿podemos estudiar juntos desde mañana, español y álgebra?—expresó al ver mi C+.

—Creo que sí...


Por Siempre En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora