—Es normal que te sientas mal —me dice Marie, mientras almorzamos antes de entrar a la biblioteca—

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—Es normal que te sientas mal —me dice Marie, mientras almorzamos antes de entrar a la biblioteca—. Pero tampoco te castigues tanto —suspiro y pruebo por fin mi menú—. ¿Has vuelto a hablar con él?

—Sí, hemos hablado. Aunque de una manera rara. Es decir, hablamos bien, pero... los raros éramos nosotros.

—Chloe...

—Sí. ya sé. Hace bastante estábamos siendo raros.

—¿Cómo lo notaste de ánimos?

Me detengo a observar cómo un padre le enseña a contar a su hijo pequeño. Sonríe orgulloso de su aprendizaje, y el niño está igual de feliz.

—Bien. Aunque, creo que está bien de una manera rara, como lo estoy yo. Pero lo he notado tranquilo. Incluso, las cosas en el trabajo le están saliendo como lo espera, y eso lo mantiene con la mente en otro lado, lo distrae. Eso es bueno, solo quiero lo mejor para él. Él también me desea lo mejor, y fue sincero al decirlo.

—Fue un adiós sano, no siempre pasa. Tienen que pasar meses para que una pareja se despida de manera sana, sin insultos, sin gritos. Y muchas veces, no pasa —asiento. Agradezco que no haya pasado nada de eso, y que nos hayamos despedido con un fuerte abrazo. Probablemente sigamos en contacto, más aún cuando entablé una fuerte amistad con Sam y Nathalie—. A Iván lo ayuda el trabajo... —Marie sostiene el vaso como si fuera un investigador profesional—. Entonces, ¿qué te ayuda a ti?

—¿De qué hablas?

—No te hagas la tonta, ¿qué te hace bien a ti?

—Almorzar con mi mejor amiga.

Sonríe.

—Bueno, gracias. Pero no me refiero a eso.

Pienso y dejo el tenedor sobre mi plato a medio terminar.

—Ver bien a mi papá.

—Chloe.

—¿La repostería? He estado cocinando mucho, tienes que probar la nueva receta de muffins.

—Me estás obligando a nombrarlo.

—¿El trabajo?

—¡Hunter, maldita sea! —golpea la mesa con su mano abierta y, por supuesto, captamos la atención de los presentes.

—Ah, él.

Sabía que su pregunta iba encaminada a Hunter, pero quise evitarla. Pero claro, olvidé que mi mejor amiga es Marie. La persona que no dejará de molestarte hasta salirse con la suya.

—Conmigo no te hagas la superada —me río—. Quiero que me hables de él.

—¿Qué quieres saber?

—Que me cuentes sobre la noche en el departamento, por ejemplo.

—¿Cómo es que sabes que estuve ahí?

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora