2.0 Or another

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Las chispas golpean el techo, bravamente.

Son ácidas, al salir queman en la piel y crean heridas de tercer grado.

Oh SeHun siempre quiso mojarse bajo la lluvia, cuando era limpia, cuando eliminaba impurezas y no las creaba.

Si llueve, el aire se vuelve corrosivo, y probablemente al día siguiente habrá más de un méndigo descomponiéndose.

Oh SeHun siempre quiso besar bajo la lluvia, correr sin preocupaciones e inhalar sin tapabocas con filtros.

Oh SeHun siempre quiso vivir.

El pelinegro miraba al techo fijamente, oyendo, imaginando el panorama de afuera.

Cierra los ojos un momento y da rienda suelta a su imaginación.

Hay demonios comiendo, criaturas huesudas acechando y matando a cualquier alma con vida en su interior... Hay gritos más allá, porque cerca de su casa hoy no se oye ninguno.

Hay una paz que es paranoica, que le quema las entrañas y juega con su cabeza.

Está acostado en su vieja cama, escuchando y sintiendo la nada de su hogar. Las colchas llegan hasta sus hombros, como un tipo escudo ante la oscuridad.

Inhala un breve olor de parafina, porque no hace mucho apagaron todas las velas. Su madre y su hermana están encerradas en el dormitorio principal, tanto por dentro como por fuera los seguros y candados están puestos.

El alto, por otro lado, mantiene la puerta media abierta, sin querer dormir y estando alerta.

El chico de ojos azules dormita en la sala, sin estar atento a lo que sucederá.

SeHun nunca cierra su puerta con seguro, aunque le dice a su madre que lo hace: jamás lo hizo y jamás lo hará. Él quiere sentir adrenalina para recordarse diariamente que está vivo en ese infierno, él quiere salir a afrontar a quien ose entrar a su morada, desea fervientemente matar al individuo o cosa que quebrante la paz de su pequeña familia.

Aunque muera en el intento.

No cierra la puerta, porque tiene un pavor irremediable a estar encerrado mientras es acechado.

Tiene miedo a no volver a salir.

Entonces sucede, lo que esperaba en la noche: los gritos comienzan, y los rasguños a la protección alrededor de la casa se presentan con patadas y gruñidos.

Quieren entrar.

SeHun suspira y se da vuelta sobre la cama, ahora intentando dormir.

El acero contra las garras de aquellas cosas crea un sonido horrible, capaz de hacer levantar a todo el vecindario... Si las personas no hubieran muerto ya.

Su oído se agudiza al escuchar unos pasos suaves, viniendo hacia él.

No hace el mínimo intento de tomar un arma, ni se pone en guardia, sabiendo quién es.

La puerta hace un chirrido cuando es abierta y los pasos paran ahí.

SeHun sigue con los ojos cerrados, esperando pacientemente por lo que suceda.

—Ellos están intentando entrar. — Musita con temor el muchacho que hace pocos momentos SeHun juraba seguía dormido.

Finalmente, el alto pelinegro levanta la cabeza de su almohada y enfoca la vista en él.

Lo mira por un momento, uno que se vuelve eterno en su cabeza, para poder distinguirlo en la oscuridad cuando su visión se acostumbre.

El chico carga un aura blanca, puede jurarlo, su cabello satinado blanco resalta, y sus ojos centellaban en la habitación. El niño traía consigo una manta, con la que estaba enredado y se arrastraba tras sus pies descalzos. Lucía atemorizado, y un breve temblor en sus manos delataba el miedo corriendo por sus venas.

O b s e s s i v e | SeBaek | Where stories live. Discover now