4. Dolor

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El día después de aquél accidente en dónde perdí a mis padres y siendo la única sobreviviente desperté postrada en una cama de hospital.

Ver a una joven enfermera que me cuidaba cerca de la cama para comprobar mi bienestar ocasionó que en mi se encendiera una alarma de peligro y sin pensarlo mucho comencé a gritar llamando a mis padres sin parar. Eso produjo en mi un desgarrador dolor en la garganta pero aún así seguí esperando ser escuchado y en lugar de que mis padres entraran para calmar mi agonía fue en realidad el abuelo con varias enfermeras que me tomaron de mis brazos para que no me siguiera moviendo cómo un pequeño animal asustado.

— ¡¿Dónde está mamá y papá?! ¡Abuelo, por favor! ¡Quiero a mami y a papi!—. Suplique aún moviendo mis piernas intentando patear a las enfermeras odiosas.

El abuelo negó con la mirada baja evitando así que viera su expresión melancólica.

No ... No ... Esto debía de ser un sueño.

Pero la realidad me cayó cómo un balde de agua helada al ver en la mesita de noche a un lado de la cama el tan preciado regalo que me dio papá con algunas piezas rotas sobre la madera.

Me negué y empecé a moverme desesperadamente para que me dejarán en paz. Observé temerosa cómo una enfermera de edad mayor sacaba una jeringa y lo primero que sentí fue un pinchazo en el brazo izquierdo.

— Abuelo ... por favor—. Levanté mi brazo y caí en cuenta en la aberración de mi reflejo que observé en un vaso de cristal.

No me había dado cuenta de que esa niña frente a mi era muy distinta a lo que era, vendas envolvían completamente mi rostro a excepción de mis ojos opacos infestado de oscuridad y con varios rasguños en la piel producto de aquella caída.

— Deberá descansar ahora, si no le importa debo retirarme.

— Seguro—. Observé cómo la enfermera que me inyectó anestesia se fue y en su lugar entró la mano derecha del abuelo cerrando la puerta detrás de si.

BESTIA MORTAL  [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora