—¡Al fin llamas, tarado! —exclamó Jungkook, en cuanto tuvo el teléfono en su oído.

¡¿Y tanto te cuesta llamar tú?! —preguntó Yoongi, al otro lado de la línea.

—Soy un hombre atareado, mi agenda es grande. —exageró.

Si, me imagino, tus amigos los caballos.

—Cállate, son buenos amigos.

Llamaba para decirte que en cuanto salga del penal ire a pasar unos días a tu casa
a ocupar lugar y comer tu comida, hace tiempo no nos vemos.
—penal le decía a la universidad.

—Al fin, tengo cosas que decirte. —observó que nadie estuviera cerca.— Pero ya sabes, no por acá. —pues habían otros teléfonos en la casa y cualquiera podía escucharlos.

¿Y ahora en qué andas?

—Es algo complicado... código azul. —era la señal de que andaba en la baba por un hombre.

Ay, no de nuevo. —se carcajeo.— Creí que habías superado esa etapa, pero ya veo que es definitivo, prefieres más el chorizo que la empanada.

—Cállate. Es que está demasiado... —apretó los labios, pensando en cómo describir a Taehyung.

¿Demasiado qué?

—Es como una escultura. Curvas por aquí y por allá, y un trasero que uff, para que te digo.

¿Tan así? Tendré que verlo para aprobarlo, ¿en dónde lo conociste?

—En un bar... y hubo casual. —dijo por lo bajo, paseando sus ojos por la sala para estar seguro.

¿Y se pasaron números?

—Es de clase baja. —siguió susurrando.— Y por ironía a las semanas resultó venir aquí a trabajar como el nuevo domador de la hacienda.

Mmm encima de que es hombre, no es de tu clase, o sea que de todos modos estas en la mierda. —volvió a carcajearse.— Ay no, que mala suerte la tuya. Solo no dejes que los vean cuando se den por el heno o donde sea. —largó un suspiro, ahora poniéndose más serio.— Si tu padre se entera... te escapas conmigo a Europa, a la casa de campo en España.

Bien consciente estaba Yoongi de que su tío era un homofóbico de primera, ni siquiera sabía cómo es que aún lo quería sabiendo que era bisexual. Quizá le reconfortaba saber que aún le gustaban las mujeres y no del todo los hombres, no tenía idea, pero sabía que muy en el fondo no le hacía mucha gracia que fuera tan compañero de Jungkook. Como si fuera algo que se contagiaba.

—Si se entera se va a la mierda todo esto, me matara... por eso voy a estudiar una carrera. Si algún momento pasara algo así, tendré algo con que valerme solo. Es por si acaso, ¿entiendes? Tengo que tener asegurada mi vida ante cualquier posibilidad.

Está bien que pienses así. Cualquier cosa puedes llamarme.

—Si, obvio. ¿Entonces cuando vienes?

No sé bien todavía, te diré en cuanto tenga todo listo. Aun no se lo digo a tu queridísimo padre, pero seguro no se negará. Debo dejarte ahora, tengo tarea que hacer, así que hablamos luego.

—Está bien. Me avisas con tiempo, eh. Nos hablamos, adiós.

Escuchó como Yoongi colocaba el teléfono en el pie y la llamada se cortaba. Largó un suspiro, pensando en lo que podría llegar a pasar si su padre se enteraba, aunque le daba curiosidad que tanto seria su favorito si eso pasaba.

Ahora no solo debía luchar contra las ganas de ver a Taehyung a diario, sino también contra la ansiedad por la noticia de que Yoongi iría. Era como su mejor amigo, el único al que podía confiarle lo que sea, y que estuviera tan lejos le cagaba. Al menos tenía el consuelo de que se acercaban las vacaciones y lo tendría ahí para charlar e ir de joda juntos.

Cuando Jungkook regresó al establo para seguir con sus tareas, logró ver como Taehyung se mojaba el cabello por el calor, cayendo un poco de agua en su camisa y haciendo que se pegara a su piel canela.

Paraisos Prohibidos | KookTaeWhere stories live. Discover now