Pudiste serlo todo

Como el sol que brilla sin pedir nada a cambio, dándonos vida con su luz.

Así sentía mi amor por ti, tan recio, tan desinteresado, tan altruista, que al ser feliz tu cariño, yo lo era. Mis ojos buscaban a los tuyos, con gran esmero, como buscando un oasis en un desierto, disfrutando cada gota, en esta agonía de amores incomprendidos, de otros tantos falsos, y otros que ni siquiera llegan a serlo.

Cariño, eras un océano inabarcable de sentimientos, que zarpaban desde lo hondo de mi corazón, buscando tierra firme. Pero, bien se conoce que luego de la tormenta viene la calma.      Y tras el gran vendaval que desató en aquel tiempo tristemente remoto, tú alma cuando se conectaba con la mía, tras los furiosos temblores que emanaba de la tierra cuando tu mano junto a la mía, danzaban tan armoniosamente a la par, como el ritmo prodigioso de Beethoven. 

Llegó la sequía, tan funesta, tan imprevista, que desarraigo lo que tanto nos había costado sembrar, extirpó tu sed de mi cuerpo, quemó los mil y tantos pensamientos que me habían llevado a escribir incontables cantidades de cartas, cuando el arte de la escritura nunca me fue amiga.

Cariño, yo era el sol, pero te cegaste de tanta luz que te irradiaba, lastimosamente te nublaste, no supiste qué hacer con tantos sentimientos que te ofrecí, y compartiste de tu magia tan especial y sagrada, diste de tu enorme esplendor, a quién no llegaba ni a ser una linterna.

Me heriste, y ni la sal de mil mares pudieron cicatrizar estas heridas. Yo te quería, para acompañarte en este incierto camino que le dicen vida, y no es poca cosa. Pero tu preferiste falsas ilusiones, cuando tenías a quién te había bajado la luna ya ni recuerdo cuantas veces.

Te pensaba a cada momento, eras ese alguien con el que deseaba tomar café en cada mañana, o ser a quién dedicarle los mejores versos de Neruda. Pero cortaste el hilo, hiciste trizas este amor que daba todo por ti. Pero, como la vida no te ofrece descanso, te olvide de mis recuerdos, pasaste a ser alguien más en este mundo, cuando pudiste serlo todo.