CAPÍTULO 9

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¡Por fin llegamos al reencuentro!

Estoy muy satisfecha con este capítulo. Espero que ustedes también. Por favor, díganme qué opinan en los comentarios. Estaré encantada de leerlos.

***

—¿Estás lista, Mary? —preguntó Tony, moviendo las manos con impaciencia. Luchaba para regularizar los agitados latidos de su corazón y controlar su nerviosismo.

Apreció a la niña que se encontraba tendida en el sofá del hotel, indiferente ante su acribillante ansiedad. Desde que emprendieron el viaje hasta Brooklyn se encontraba distante y apática.

—Estás silenciosa —le había dicho cuando se hallaban en el avión.

Mary apartó la vista del cielo que atravesaban y enarcó las cejas. Tenía una expresión muy parecida a la de Steve cuando algo no terminaba de gustarle.

—¿Qué pasará cuando me devuelvas?

Tony frunció los labios, repentinamente confuso. Tardó unos segundos en comprender a lo que se refería Mary.

No había ahondado en el hecho de que, al devolver a las niñas, tendrían que llegar a un acuerdo para que ambas siguieran viéndose. A él tampoco le agradaba la idea de volver a separarse de su pequeña. Suponía que con Steve sucedería igual.

Le ofreció a Mary una sonrisa tranquilizadora que ella correspondió frunciendo el ceño.

Tony quiso reír ante el enorme parecido que tenía con Steve en algunos rasgos.

Morgan era más parecida a Steve en personalidad. Era tierna, cálida, extremadamente curiosa y daba lo mejor de sí para hacer sentir mejor a los demás. Su capacidad para manipular y doblegar a los demás, sin embargo, lo heredó por completo de Tony. ¡La niña sí que sabía cómo conseguir lo que quería!

Tony, retomando el tema, se centró en Mary.

—Ahora que saben la verdad, no tenemos el derecho de separarlas. Podremos vernos durante las vacaciones. Podrías ir a casa por Navidad. Piénsalo, me haría feliz llenar la casa de regalos para molestar a mi padre.

Mary rio bajito.

El corazón de Tony se encogió. Incluso su risa era idéntica a la de él.

—No quiero dejar solo a pops ni a la abuela en Navidad.

Tony alcanzó a asentir, inseguro.

—Po-drían ir también. No tengo problema.

Mary parpadeó y asintió.

El resto del viaje aconteció en un silencio incómodo que le calaba hasta los huesos. Incluso antes de abandonar su hogar sentía las piernas flanqueando y su corazón zumbando. A cada rato observaba la hora, entre ansioso y temeroso por lo que vendría.

¡Vería al amor de su vida de nuevo!

Tony trató de atenuar los incesantes cosquilleos, pero solo logró vivificar sus nervios. Ahora, mientras caminaba junto a Mary al sitio en el que se reunirían, no dejaba de preguntarse qué haría o diría en el momento de encontrarse con Steve.

Cuando pasaron junto a una vidriera, Tony examinó su aspecto. Llevaba un traje elegante y prolijo, que, con todo el afán de presumir, se veía espectacular en él. Acomodó sus gafas y forzó una sonrisa.

 Tenía la convicción de que la presencia de Steve alteraría todos sus sentidos. Lo mínimo que podía hacer era dejarlo babeando por él para contrarrestar su influencia sobre él.

Llegaron a la rústica cafetería, cuyo aroma a café lo embriagó hasta hacerlo divagar. Luego se acomodaron en una esquina para esperar.

Mary también estaba nerviosa. Tony lo dedujo por el balanceo constante de sus pies y la forma en que suspiraba cada vez que miraba hacia la entrada. Sus hombros se tensaban cada vez que la campanilla sonaba, anunciando la llegada de clientes.

The parent trap (Stony)Where stories live. Discover now