Juegos de devenir parte 13: La voluntad de la existencia sobre la información.

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El constructo de la totalidad representa una existencia única permanentemente mutante, formada en su composición más básica por objetos unidimensionales en interrelación, cuya actividad se reduce a oscilaciones dentro de un espectro determinado de frecuencias. Esto genera que un objeto roce a sus próximos y como consecuencia se produzcan transformaciones espacio-temporales que resulten en un efecto en cadena. Estas oscilaciones son producidas a partir de una superposición de estados producida en un punto unidimensional original y su multiplicidad de existencias alternas. Esta superposición de valores que el punto original posee se debe a una ruptura del espacio-tiempo dada por la naturaleza del vacío a expandirse. Este movimiento gradual de la nada misma tiene como consecuencia un desgarro de su tejido y por lo tanto un cambio de estado en su centro, permitiendo así la transformación de la energía necesaria para formar las primeras estructuras elementales. Entonces se forman complejos que constituyen una serie de nuevas existencias vinculadas en una red de voluntades. Esta relación no-lineal de vínculos produce las primeras existencias elementales de cargas energéticas netas. Un objeto unidimensional contiene variaciones de información sobre el "uno" que representa, así cómo su probabilidad de no-existencia lo complementa con el "cero" que lo rodea. Una tercera probabilidad de existencia se vuelve real cuando se lo relaciona con su complementaria, y es la probabilidad de un "anti-uno" que se produce como el estado inverso del "uno". Entonces están el ser, la nada y el anti-ser. Estos tres estados permiten producir patrones en tres dimensiones simultáneamente, ya que las existencias de energía con carga neta se producen a partir de su interrelación. La actividad de estas cargas de energía es determinada por el estado superior del patrón que la compone, si el estado predominante es un patrón en el que predomina el "anti-uno", entonces la carga de energía va a ser negativa. El caso contrario puede suceder si en el patrón predomina el "uno", resultando en una carga positiva. Y sea el caso que predomina el "cero", la carga elemental será neutra. La energía en sí es la actividad de estos tres estados de la existencia en su interrelación, que al vincularse entre sí componen patrones de superior complejidad. Las fuerzas de atracción entre estas cargas de energía a pesar de que son aún débiles y dependen exclusivamente de los estados existenciales que las componen determinan su movimiento en el plano. En su interacción estas cargas de energía, cuyas variaciones son producto de las frecuencias que emiten, al entrar en contacto con otras que resulten complementarias, pueden condensarse y formar masa o cargas energéticas fuertes. Esta masa va a resultar complementaria con las cargas fuertes con las que se relacione y se van a producir los primeros elementos fundamentales para el desarrollo de nuevos patrones súper-complejos. Este proceso es un efecto en cadena producido por la naturaleza misma de una existencia única que se reproduce al cambiar de estados espacio-temporales, cuya cantidad de información es indeterminada. Los patrones súper-complejos tienen una cantidad de información neta proveniente de las estructuras físicas de las frecuencias que las componen. Esta información va a continuar su proceso de reproducción a medida que los patrones sigan interactuando unos con otros para formar estructuras complejas. Como la energía se rige específicamente por las fuerzas de atracción entre los diferentes estados predominantes de las existencias, el "uno" y el "anti-uno" a pesar de existir en planos opuestos van a buscarse para anularse y cómo resultado van a arrastrar a los patrones que formaron a aproximarse para construir estructuras con cargas estables. Las cargas neutras van a mantenerse como intermediarios a modo de interferencia entre la atracción de las cargas fuertes. Los patrones que forman se encuentran ya lo suficientemente condensados cómo para constituir masa y por lo tanto adherirse a las cargas positivas debido a que sus frecuencias son complementarias. Las cargas negativas por otro lado son patrones en los que predomina un estado de existencia negativa, que pertenece a un plano superpuesto donde interactúa indirectamente con el presente. Esta actividad de transformación de patrones es tan acelerada que su masa existe en este plano sólo de manera parcial, producto de la baja densidad de las frecuencias que lo compone. Esta programación de la reproducción de estructuras no es casual, responde a la voluntad de el ser, que se encuentra manifestada y contenida por un punto unidimensional y sus estados de existencia. La reproducción del punto original se debe al contacto que tienen los planos opuestos por la ruptura en el tejido espacio-temporal. Este desgarro produce que se forme una entidad específica que posee la suficiente energía primitiva que será dispersada en todos los sentidos físicamente posibles, esta energía producirá una estructura única que proseguirá a expandirse utilizando su energía primitiva como base para formar patrones de manera acelerada y constante. Estos patrones serán sometidos a una variedad de transformaciones que resultaran en la dispersión de la energía primitiva y en la formación de nuevos patrones aún más complejos, resultado de el acoplamiento entre patrones complementarios. A medida que surgen nuevas transformaciones los patrones van a proseguir a tomar formas cada vez más abstractas, haciendo imposible la predicción de su comportamiento. Con un fin indeterminado, el crecimiento de este súper patrón va a generar creaciones suficientes para poder considerarla una entidad pura, desde su forma original hasta su extensión máxima, generará un devenir que le permitirá tomar todas las formas que desee. Es decir, esta entidad original creará a partir de sí misma otras entidades menores que serán diseñadas a raíz de su probabilidad de existencia, y sea por un orden lógico o accidental, estas existencias menores imitaran en cierto grado el principio de identidad de la entidad original. Por lo tanto esta entidad, en su multiplicidad de manifestación, se explorará a sí misma en función de tomar conciencia de su ser. En cierto grado, los resultados de esta exploración serán los de crear cuantas identidades diferentes sean posibles, y cada creación que pueda satisfacer su propósito será replicada en función de su perfeccionamiento y su necesidad de re-encuentro. La multiplicación de seres tiene como objetivo explorar la mayor cantidad de manifestaciones posibles, dándole un sentido de identidad a cada una. Esta necesidad de reproducir información desemboca en un proceso de búsqueda por parte del ser, dado que todo lo que existe expresa voluntad, ésta, a su vez, tiene la cualidad de responder a la experiencia de causalidad de re-organización de la información para construir información nueva. El ser en sí mismo entonces se encuentra compuesto por la totalidad de la información que pueda existir, que puede ser comprendida esencialmente en tres variables (uno, cero, anti-uno) y su infinita capacidad de reproducción y ordenamiento. Todas las identidades resultado de la manifestación del ser son expresiones finitas de estas probabilidades de organización, cuyo propósito es canalizar la voluntad del ser para tener experiencias individuales de la existencia. En consecuencia podemos determinar que toda existencia sirve el propósito de incorporar información para estudiar el proceso de la voluntad, así mismo expresar voluntad para construir nueva información. Sin embargo es imposible de determinar cuál es el origen de esta voluntad, ya sea para escapar a la inevitable consecuencia del vacío absoluto, o para distraer o entretener al ser de su aburrimiento absoluto. Pero lo certero es que todo sirve el propósito de la experimentación y el descubrimiento, la necesidad de crear algo nuevo, el factor sorpresa por ejemplo, es la esencia de una existencia con capacidades indeterminadas. Y, al igual que todas las manifestaciones del ser, satisfacer el deseo de la "encarnación" sensible y parcialmente consciente. En cuanto se trata de la voluntad, podemos considerarla como resultado de un impulso inicial que se propaga "in-crescendo" para explorar las posibilidades de transformación. Estas transformaciones tienen como efecto a impulsar a las manifestaciones del ser a participar activamente de los hechos que componen la totalidad, obedeciendo inconscientemente a la causalidad que las originó, respondiendo a los estímulos producidos por otros seres y creando una red interconectada de acontecimientos que distribuyen a la energía de un lado a otro del espacio. Si el ser, la existencia, es todo lo que sucede; la voluntad, esa fuerza trascendente que lo deviene; y la información, la consecuencia de la reproducción; entonces participar de esta red a la que inevitablemente estamos conectados nos lleva a considerar que el mundo es nuestro ser y experimentarlo es aceptar que nosotros somos de un mundo que experimenta con nosotros. La distinción inconclusa de lo que separa a un ser de otro se borra cuando nos relacionamos entre seres para descubrir novedades de nosotros mismos en el otro. Esta relación del ser y "lo otro" es la consecuencia de la necesidad de el mundo mismo a seguir expandiéndose, ya que el mundo siempre se encuentra a sí mismo en lo otro, eliminando esa distinción de una existencia ajena a uno mismo. Al estar sujetos al devenir del universo, a la red de voluntades que lo compone, participamos como engranajes de una inmensa maquinaria que se auto-perfecciona, que evoluciona, que no se detiene nunca. En conclusión, la diferencia entre existencias es la voluntad de transmitir nueva información.

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⏰ Last updated: May 23, 2019 ⏰

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