Capítulo 5 - Aprendizaje bilateral II

1.4K 68 5
                                    

Ayla lloraba asustada dentro de la habitación. Miraba las paletas en la vitrina y le aterraba pensar con que la castigarían. Alba se miraba horrorizada la ropa que estaba impregnada de comida.
-Lo siento- Lloró Ayla pidiéndole disculpas a su hermana- Me enojé mucho. No debería haberte arrojado la comida-
-No, no debiste- Le respondió enojada. Ayla volvió a llorar.

Gregorio entró después de Merlina y cerró la puerta. Vio a su pequeña con los ojos rojos y las lágrimas corriendo por sus mejillas y descubrió porque Mer había flaqueado ante ella. Era adorable. Carraspeo un poco y notó que Alba estaba completamente sucia, lo mejor sería que fuera a limpiarse.

-Alba, ve con tu madre a limpiarte un poco. Yo me quedaré conversando con Ayla-
-Sí, papá- Mer tomó la mano de su hija y juntas salieron de la habitación.
Greg caminó hasta una silla y la colocó justo al medio de la habitación, caminó hasta ella y se sentó.
-Ayla, ven acá. Párate frente mio- La pequeña se acercó hasta su padre llorando- ¿Me quieres contar que pasó hoy en la hora de almuerzo con tu madre?- Ayla se refregó los ojos y entre hipos y sollozos le contó más o menos lo que había pasado.
-Mamá cocinó legumbres y a mi no me gustan. Me dijo que no me levantaría de la mesa si no estaba el plato vacio, así que arrojé el la comida al piso-
-Vaya- Gregorio actuó como si se enterará por primera vez de lo que había ocurrido- ¿Fue entonces cuando mamá te castigo?-
-Sí, me sirvió otro plato de comida y me dijo que tenía que comermelo todo y luego ir a acostarme sin salir de mi pieza por el resto del día- Lloriqueo la pequeña como si aquello fuera el fin del mundo.
-¿Y con qué te hizo tan tan?- Ayla se refregó los ojitos y miró a su papá sin comprender lo que le preguntaba- Me dijiste que tu madre te había castigado ¿Te trajo hasta esta habitación? ¿Te hizo tan tan en la colita?-
-Nooooo, mamá es buena. Ella me dijo que si comia toda la comida no me daría tan tan solo debería ir a acostarme sin salir de mi pieza por todo el día.
-Y si llegaron a ese acuerdo ¿Por qué volviste a tirar tu comida?-
-No quería eso. Solo quería que Alba se callara-
-Volviste a tirar la comida que tu madre había preparado para ti con mucho cariño, no solo eso, manchaste a tu hermana con ella y además terminaron golpeándose. Tu comportamiento es inaceptable, le faltaste el respeto a tu madre y no solo una vez-
-Papitooooo- Lloriqueo Ayla- No lo volveré a hacer-
-Claro que no lo volverás a hacer. Me voy a encargar personalmente de que no vuelva a pasar. Vas a recibir tan tan en la colita, porque te lo ganaste, rompiste el acuerdo que tenías con mamá, así que ahora papá te va a castigar, ponte sobre mis rodillas-
-Noooooo, papitoooo- Sollozó Ayla dando pasitos hacía atrás. Gregorio se alzó un poco de la silla para tomarla de un brazo y colocarla sobre sus rodillas.
-Papá te va a castigar por no comerte tu comida, arrojarla al suelo y agredir a tu hermana. Nada de eso se hace y espero que lo entiendas y aprendas, así no tendremos que volver a estar en esta posición-

Gregorio alzó el vestido de su hija y bajó un poco su calzoncito, lo justo para que su trasero quedara al descubierto y comenzó con el castigo dando palmadas por todo el trasero de su pequeña hija. Ayla lloró, gritó y rogó durante todo el castigo. Sentía mucha pena por lo que había hecho y las palmadas le escocian en su colita. Trató de arrancar de las piernas de papá, pero no lo lograba y no podía dejar de llorar. Una vez terminado el castigo Gregorio movió a la pequeña entre sus brazos hasta que la sentó en su regazo y la abrazó. Greg alzó la vista y notó que su esposa ya estaba en la habitación junto a su hija, que se encontraba en una esquina mirando hacía la pared.

-Ya bebé ¿Verdad que vas a ser una buena niña y no volverás a hacer lo de hoy?-
-Lo prometo, papi-
-Eso es, ahora vas a ir donde tu mamá y vas a colocarte en el lugar donde ella te diga, y esta vez si le haras caso-
-Si, papi- Ayla se levantó y se subió la ropa interior, corrió hasta su madre y se abrazó a ella- Perdón, mami. No quería tirar tu comida-
-No pasa nada, cariño. Esta todo perdonado- Le dijo Mer dándole un abrazo.
-Alba, ven aquí- Mer colocó a Ayla en la esquina que estaba Alba y le dio un empujoncito a esta para que se acercara a su padre. Cuando estuvo frente a él lo miró con el ceño fruncido- ¿Estas enojada?- Le preguntó Greg.
-Es injusto, yo no hice nada para que me castigues-
-¿No hiciste nada?-
-No, yo no hice nada-
-¿Entonces a quien vi que pateo la silla del comedor? o ¿Quien insultó a su hermana? o ¿Quien se lanzó a golpearla?-
-¡Ella me arrojó las legumbres!- Gritó indignada.
-A ver Alba, estas hablando con tu padre y lo mínimo que merezco es un poco de respeto. Así que comienza a bajar el tonito. Eres demasiado insolente. Tú madre no te castigó con no ir a la plaza, solo te dijo que quería hacer otra cosa contigo y tú reaccionaste de forma insolente, solo por eso te mereces un par de nalgadas, pero lo que hiciste luego, ir con tu hermana para echarle culpas a ella no es correcto. Estamos de acuerdo en que su comportamiento tampoco lo fue, y por ello ya recibió su castigo, pero tú eres mayor que ella y lo que yo espero de ti es que si ella hace algo mal, tú te mantengas al margen. No quiero saber de una próxima vez en la que agredas o insultes a tu hermana ¿Esta claro?-
-Sí- Contestó Alba aun molesta con la situación.
-Si ¿Qué?-
-Sí, padre- Greg suspiró.
-Desabrochate el pantalón y colócate sobre mis rodillas- Alba obedeció- Te voy a castigar por haber sido una irrespetuosa con tu madre y por agredir a tu hermana. Espero que esto no vuelva a pasar, Alba- Greg descubrió el trasero de la pequeña y comenzó a dar nalgadas un poco más fuertes que las que le había dado a su hija menor. Alba comenzó a llorar, pero bajito, casi imperceptible, trató de no moverse, pero no pudo, a medida que los golpes iban cayendo en su trasero comenzó a patalear más fuerte hasta que ya no pudo contener más sus sollozos.
-Yaaaaa, papito, por favor ya dejame- rogó Alba a medida que sentía la mano de su padre impactar en su trasero, al no sentirse escuchada comenzó a desesperarse y pidió ayuda a la unica persona que siempre había estado para ella- Auroraaaaaa. Ayudame, hermanita- Greg al escuchar aquello se detuvo, pero Alba ya estaba totalmente descontrolada y no había como hacerla callar.
-Shhhhh, traquila, mi niña. Ya va a pasar. Respira profundo- Le dijo su padre dándole cariños en la espalda.
-Nooooo, yo quiero a mi hermana- Greg alzó la vista hasta su esposa. Y Mer apiadandose de su esposo se acercó hasta la niña, la levantó de las rodillas de su padre y le recolocó la ropa para luego envolverla en un abrazo.
-Tranquila, bebé. Ya pasó- Gregorio se puso de pie para cederle la silla a Mer, la cual se sentó con Alba en sus rodillas mientras seguia llorando.
-Cariño ¿Qué pasa bebé?- Se agachó a su lado Gregorio y le acaricio el cabello.
-No es justo. Me he portado bien-
-Bebé, el papá te explicó porque te estaba castigando-
-¿Crees que no tengo razón?-
-Yo solo quería ir a la plaza-
-Lo entiendo, bebé. Pero yo te dije que no. Estas molesta por eso, lo entiendo. Pero que te haya dicho que no, no significa que te haya castigado por algo. Yo no les voy a decir que si a todo lo que ustedes quieran, eso deben saberlo desde ya. Habra muchas veces en que la respuesta sea no y eso no significará que sea un castigo-
-Pero a Aurora si la dejaste-
-Aurora es mayor que tú, eso le da algunos beneficios a los que tú podras optar cuando tengas su edad-
-No soy una niña, ya estoy grande, tengo 12-
-No eres una niña, eres una pre adolescente. Y te voy a tratar como tal-
-Pero Aurora...-
-Alba- La interrumpió Gregorio- No es bueno que te compares con tu hermana, con ni una de ellas. Nosotros no vamos a nivelarlas, es imposible, además así como hay cosas que Aurora si puede hacer y tú no, también habrá cosas que tú puedas hacer y Ayla no-
-¿Por qué?- Mer y Greg se asombraron al escuchar la voz de Ayla a un lado de ellos.
-¿Y a usted quien le dio permiso para salir del rincon, señorita?- Ayla, como si no hubiese escuchado el reclamo de su padre, se metió entré sus brazos hasta quedar al medio de todos.
-¿Qué no puedo hacer y Alba sí?-
-Pues...- Mer trató de pensar en algo, pero no se le ocurría.
-No puedes ir a dormir a la casa de tus amigos- Le respondió Greg.
-¿Para qué voy a ir a dormir a la casa de un amigo? Yo tengo camita- Mer, Greg y Alba soltaron una risita.
-Exacto bebé- Le respondió su padre- Ahora vuelve al rincon. Aún no tienes permiso para salir de ahí- Ayla le hizo un pucherito pero Greg no se dejó convencer. La levantó de sus piernas y con una palmadita la envió de vuelta a la esquina. Mer lo miró suplicante. Sabía que su mujer no quería que continuará, pero no podía aceptar que el castigo lo terminara su hija. Sería un mal precedente, así que haciendo de tripas corazón tomó a Alba de la mano y la sacó de los brazos de su madre- Tu castigo aun no ha terminado-
-Papiiii- Lloriqueó Alba.
-Te prometo que queda muy poquito ¿Vas a ser valiente?- Alba asintió con los ojitos cristalinos- Prometo que al terminar te daré un abrazo muy fuerte y todo estará perdonado- Mer se puso de pie y se apartó de la silla. Greg tomó su lugar y Alba sin necesidad de que se lo pidiera se desabrochó los pantalones y se acomodó sobre las piernas de su padre. Él bajó su ropa interior un poco hasta dejar su trasero al aire y continuó con el castigo, dando las últimas palmadas que tenía pendientes. Alba lloró bajito, pero una vez su padre le subió la ropa y la acomodó sobre sus piernas para abrazarla se sintió mucho mejor.

Mer y Greg dejaron a cada niña en su habitación. Y cuando estuvieron solos en la primera planta se dieron un abrazo y un beso. Habían pasado la primera prueba como familia y al parecer lo habían hecho bien.

Autumn HillWhere stories live. Discover now