Letargo

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He estado dormido tanto tiempo
que la realidad parece el sueño.

Aletargada mi alma tararea
una canción acunada
en un diván de partituras.

Después de mi ocaso
se ha borrado la línea,
se ha perdido el camino,
floto a la deriva en la superficie.

Mi espíritu aún humea,
mis cenizas aún tienen 
un incandescente débil.

Siento el anhelo de la luz 
la fuente del sol.


¡Si pudiera montar el aire 
tender el manto del mar 
detener el giro del tiempo!


Levanta mi rostro,
enciende mis llamas,
resopla en mi pecho;
quédate cerca
pues tengo miedo otra vez.

Sé que estás ahí,
te he visto observándome;
veo tu pena debido a mi tibieza 

Ven, ven acércate 
que tú eres lo que mi alma 
necesita, el fuego del cielo
para desvanecer el triste
animo que me plaga.

Nútreme desde el fondo
como un manantial,
llena mis raíces de vida.

Pues este letargo ha sido
eterno y ominoso,
todos mis sentidos dormidos
no se han dado cuenta
que el universo se mueve,
y yo voy quedándome atrás.

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