Capìtulo XI El miedo despertó.

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Es difícil reponerme, concentro un poco de chakra con mucho esfuerzo.

—¿Estás mejor? —pregunta después de un rato, no sé cuántos minutos han pasado.

Mi cuerpo se estremece al sentir su aliento chocar contra mi cara. Ahora no sé qué hacer. Estamos tan cerca y en contacto, mis manos tiemblan.

—Si —titubeo. Poco a poco me separo de él y me recargo de espaldas sobre la pared. Él se levanta y me extiende su mano. Acalorada la tomo y me pongo de pie, pasa su mano por detrás de mí cintura y me ayuda a llegar hasta donde descansaba minutos atrás.

No dice nada, y yo no sé ni siquiera como responderle sus acciones. Realmente me siento muy aturdida.

Me siento y solo recibo una mirada fugaz de él.

—Sasuke-kun ¡no te vayas por favor! —le pido en un impulso. Mi respiración se corta cuando él se detiene y cauteloso voltea a verme.

—Estaré afuera, necesitas descansar —espeta, seco y frío. Ahora sí, logró abrir un poco la herida.

—Solo un poco —insisto con la voz trémula. Mis ojos se llenan de lágrimas y no quiero que sean derramadas, no frente a él.

—¿Pasa algo? —inquiere, aún de espaldas a mí. Dudo, pero no me detengo. Quiero y necesito saber. Tallo mis ojos y ahogo un suspiro.

—¿Qué haces aquí?

—Cuido de ti —responde tajante y camina hacía la entrada. No soy capaz de responderle, me siento... rara.

Me recuesto de nuevo y me cubro con su capa, es verdaderamente embriagante su aroma.

********

Despierto en medio de la madrugada con el corazón desbocado. Me siento muy angustiada, creo que tuve un mal sueño. Diviso a mí alrededor, todo está en completa calma, incluso él duerme o eso parece. Desde aquí no puedo verlo con claridad, pero me reconforta que él siga aquí. Cierro los ojos, esperando recobrar el sueño.

La luz que entra por la cueva me ha despertado, no sé qué hora es. Me incorporo y estiro mis brazos, el dolor ha disminuido un poco. Volteó a ver a todos lados, pero él no está. El corazón se me apretuja.

Intento levantarme para ir a la entrada y lo logro sin tanto esfuerzo y con menos dolor. Mientras camino, amarro mi cabello en una coleta y me arropo con la capa de él.

La misma sensación de angustia que me despertó a media noche la vuelvo a sentir ahora, pero más intensa. Creo que no fue un sueño, es patético, pero debo de aceptar que me da miedo su ausencia. "Tal vez solo estaba esperando a que yo despertará de mi inconsciencia para irse". No puedo evitar sentirme mal por ese pensamiento. Me detengo al borde de las rocas, no hay rastro de él por ningún lado. Mis ojos se llenan de lágrimas, "tal vez"... No creo que no hay un tal vez.

Me interno de nuevo, buscaré mis cosas. Mis ojos parecen cascadas, no puedo evitarlo, tenerlo cerca por tan poco tiempo me pone mal, siempre es así, siempre mi miedo a que se vuelva a ir me envuelve y deja expuestos mis sentimientos.

Me abrazó a su capa y sollozo.

—Sakura —me llama. Suelto de inmediato la capa y limpió mis mejillas. —¿Estás bien?

—Sí, todo bien. No te escuché llegar.

—¿Por qué estás llorando?

—Nada, no pasa nada —respondo cortante, me siento avergonzada.

Solo él es capaz de hacerme sentir de mil maneras a la vez.

—No voy a rogarte —expone serio. Asiento.

—Sasuke-kun, ¿podrías quedarte un rato aquí? Necesito hablar contigo.

—Está bien, solo... deja de llorar —demanda. Sonrió sintiendo alivio, doblo su capa y me siento con ella sobre las piernas.

—¿De qué quieres hablar?

—¿Qué me pasó?

—¿Recuerdas algo?

—Muy poco, la verdad casi nada. Solo sé que iba de regreso a Konoha, pero todo es muy borroso y confuso.

—Trataron de secuestrarte, Sakura —. Su respuesta me deja perpleja.

—Otra vez —mascullo para mí misma, pero sé que él me ha escuchado. Sasuke hace una mueca de disgusto y aprieta su puño que descansa sobre su rodilla. —Y tú, ¿Cómo me encontraste? ¿Qué es lo que pasó?

Espero expectante una respuesta, él me mira fijamente...

—No fue una casualidad. Yo iba a tu encuentro —contesta firme. Tanta seguridad en sus palabras me da escalofrío. Estoy nerviosa, y él sigue sin inmutarse. Alzo la mirada hacia él quien me devuelve el gesto. No puedo evitar perderme en sus ojos, es especial, el Rinnegan no me permite descifrar lo que realmente expresan, y aunque solo lo posee en uno solo es difícil saber el significado de su mirada.

Guardo silencio por unos segundos, parezco tonta, lo sé, pero su respuesta ha tocado cada fibra de mi ser y aunque no me quiero ilusionar es imposible, mis sentimientos por él siguen firmes, aún conservo la esperanza de que él corresponda a lo que yo siento. Su última promesa la guardo con fervor en mi pecho.

—¿Cómo sabías que estaba de camino a la aldea? —inquiero más curiosa que antes.

—Me lo dijo Kakashi.

—Espera... —alzo la palma de mi mano frente a él, frunzo el cejo y reparo en lo que estoy deduciendo, —¿estuviste en la aldea?

—Si.

—Pero...

—Haces demasiadas preguntas, Sakura —objeta y se pone en pie. —Traje algunos frutos, ¿gustas?

Sonrio. Esta vez no me siento incómoda con sus palabras, ni con su presencia, de haber sido posible me hubiera quedado todo el día platicando con él, aunque yo pareciera una máquina de preguntas, aunque tuviera que sacarle las palabras a rastras, aunque le pareciera molesta.

—Si —balbuceo.

—¿Cómo te has sentido?

—Aún me duele todo, necesito revisar si tengo alguna herida.

—¿Necesitas ayuda? —repara sus ojos en mí. Siento mis mejillas arder. "¿Qué debería contestarle?". Mis pensamientos colapsan por enésima vez. Me siento como una adolescente enamorada; que hasta su respiración me hace hiperventilar. Tengo miedo de que esto sea efímero y pronto lo deje de ver otra vez.

Espera por miWhere stories live. Discover now