Royals

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 Phillip despertó, se levanto de la cama para darse un baño, ponerse su impecable traje y atarse el cabello recogiéndolo en una corta coleta,  sus zapatos lustrados hasta relucir, perfecta apariencia, se miro en el espejo, todo seria  perfecto de no ser por su expresión triste y desolada, por fuera podría lucir bien, pero por dentro se encontraba completamente desecho, sus ojos miraron a través del reflejo la pequeña maleta que yacía a un lado de su cama, la había hecho la noche anterior, poniendo en ella algunos cambios de ropa y los ahorros de toda su vida, era todo lo que tenia que llevar, muy poco considerando que no tenia ningún bien material y lo que realmente era importante para él  no lo podía llevar en la maleta...

-Pip, el carruaje esta listo- Se escucho hablar a otro sirviente fuera de la puerta de Pip, el rubio espabilo y salio de sus deprimentes pensamientos

-si...si, gracias, en un momento iré por la princesa-

El otro sirviente se retiro y Pip suspiro, el momento había llegado, ese día que siempre supo que pasaría y que le dolería, aunque lejos estaba de pensar que no seria precisamente por Estella, Pip salio de su habitación y camino a paso firme hasta la segunda planta del palacio donde se encontraban las habitaciones de la realeza, anduvo por los pasillos por los que tantas veces había caminado y que ahora parecían desconocidos, una sensación extraña, como si el no perteneciera a ese lugar, el pecho se le oprimía con cada paso, sentía que se ahogaba

Un poco mas, solo un poco mas

Penso para darse animo, apresuro el paso y llego hasta la puerta de la alcoba de la princesa Estella, no pudo evitar bajar la mirada y suspirar con pesar antes de tocar la puerta con suavidad

-Pri...princesa, soy yo, Phillip...ya es hora de irnos-

No hubo respuesta, Pip pensó en volver a tocar pero antes de que su mano tocara la puerta esta se abrió de imprevisto, Pip levanto la mirada y se encontró con una de las imágenes mas bellas que pudo haber visto en su vida 

-...-

-...-

Estella se veía hermosa, mucho mas que en cualquiera de sus sueños, el amplio vestido blanco con el corsé resaltaban su agraciada silueta, el collar de diamantes junto al largo velo blanco y de encaje hacían resaltar sus ojos verdes cual par de esmeraldas, su rizado cabello rubio caía sobre sus hombres como fino hilos de oro, Estella era hermosa, la mujer mas hermosa que Pip conocía, no podía culpar a Damien de haberse enamorado de ella

-buenos días, Pip-

-¡ah!...bu...buenos días princesa, es hora de irnos, el carruaje la espera en la entrada-

Estella no respondió nada y paso a un lado de Pip para empezar a caminar por el pasillo, Pip la siguió caminando detrás de ella, ayudandole a levantar la cola y velo del vestido para evitar que se ensuciaran, el trayecto hasta el carruaje fue silencioso

oo00oo

El ambiente en el reino de los cielos era totalmente festivo, toda la gente se había levantado desde temprano para barrer sus calles y sacar flores blancas en sus entradas, señal de buenos deseos para su princesa y su futuro esposo, habían presenciado ademas el pequeño desfile de carruajes del gran palacio a la catedral, carruajes donde obviamente viajaban las realezas de otros reinos así como el príncipe Damien, quien esperaría ala princesa en el altar, las calles aledañas a la gran catedral estaban abarrotadas de gente que querían ver todo sobre la ceremonia religiosa, pero eso era casi imposible, había muchos guardias alrededor de toda la catedral por orden de la misma reina madre

-se esta tardando ¿no habrá pasado nada malo?- pregunto Satan mientras se mordía las uñas del nerviosismo, se encontraba sentado en  primera fila junto a Chris, que parecía algo distante -¿Chris?-

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