El inicio de todo a veces es demasiado hermoso
y otras veces sólo son comienzos.
El primer día de clases siempre será emocionante para algunos, pero para nuestro querido Adrián, no lo era ni un poquito. No cuando tenía que repetir curso.
Creyó que las cosas no podían estar peor hasta que entró a su salón, el B-2 o como el pelinegro lo llamó: El salón de hormonas.
Todos lo miraban con asombro, el chico que había retado a muchos profesores había repetido curso. Y ellos lo sabían perfectamente, dañaría una gran armonía que había crecido en su salón.
Adrián ignoró todas las miradas y buscó un asiento libre pero su mirada se perdió en un chico que escuchaba música mientras simulaba que sus lápices eran baquetas. Sonrió y caminó hacía el asiento libre al lado del chico rudo.
Intento hablarle y preguntarle si sabía tocar la batería, pero le fue imposible porque el chico parecía hacer oídos sordos con él.
Tal vez el chico no lo escuchaba.
Pero ojalá hubiese sido eso, ojalá.
—Sofi.
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Tocar mil veces el infierno
Short StoryAdrián, un chico seguro de sí mismo. Jonny, un chico callado y alejado de las personas. Adrián le encanta la diversión. Jonny prefiere la tranquilidad. Adrián toca la guitarra. Jonny la batería. Ninguno se ha enamorado. ¿Qué saldrá de todo esto?