Chapter XXIII

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– ¡Ella no es tu juguete! –el golpe de las cadenas contra la pared alteraba totalmente la coherencia de la purasangre. No sólo a ella, Yuuki aún parecía perdida en tiempo y espacio.

– Así son los límites. –Rido detuvo la sonrisa – Para los humanos la vida es efímera. Piénsalo de ésta forma; el ganado ésta principalmente para alimentar al hombre, lo mismo sucede con nosotros. Son sólo comida. Ahora sí, tanto el ganado como los humanos sólo son útiles en eso, alimento para el depredador.

Shiori observó con desprecio a Rido. No lo creía capaz de hablar así pero sí, lo estaba haciendo. Mientras que Rizu seguía luchando contra sí misma, Yuuki seguía perdida en su nube.

– ¿Cómo fue qué llegaste ahí? –preguntó Shiori observando a Yuuki con rabia– ¡Cómo pudiste ser tan estúpida para dejar que él te atrape! ¿Acaso eres tan idiota?

La Kuran mezclaba rabia en su mirada pero en lo profundo sabía que una ligera angustia le caía encima. No. No sólo eso, había algo más y era esa mirada que en un tiempo había utilizado ella misma para ver a Yuuki, en el tiempo que aún sentía algo hacia Kaname. ¿Qué era todo eso? Entonces sí, de toda la historia, ella sobraba.

– Tú... ¿cómo puedes siquiera estar... aquí? –había murmurado Yuuki– Sólo viniste para robarme todo, ¿tenías envidia de mí? –fijó la mirada en Shiori– Zero podrá amarte, podrás gustarle a Kaname, la Sociedad de Vampiros podrá adorarte pero jamás vas a ser lo suficientemente buena para merecer todo eso. Ni hoy, ni nunca.

Eso le había dolido. Yuuki le había escupido cada una de sus verdades en seco, vivo y directo. Más que eso, sólo fue sincera.

– Priscilla, suelta a Rizu. –Rido dio la orden, de otro momento, tomó su capa y se la cargó encima abandonando la sala y dejando a las cuatro chicas en la habitación. Habría más caos del que se esperaba. Priscilla caminó hasta donde Rizu descansaba, buscó de entre los pliegues de su vestido, un manojo de seis llaves y tomando las dos de plata, introdujo dentro del cerrojo y dejó que pudiera liberar el primer miembro. Repitió lo mismo con el otro grillete.

Por cuestiones desconocidas, Rizu se mantenía tieza pero con la vista fijamente en Yuuki. Su aroma había cambiado, su cabello había tomado un tono rojizo oscuro al igual que sus ojos, los colmillos había aumentado su tamaño y la mirada reservada que alguna vez pudo haber poseído ya no estaba. Nivel E.

– ¡Rizu! –Shiori había ahogado un grito al verla, no era lo que esperaba. Esa no era Rizu.

– Pu-purasangre –fue lo único que murmuró– purasangre. –había una semi-sonrisa en el rostro de Priscilla.

– Veneno inmortui, logra que los vampiros de vuelvan dependientes de la sangre de sus iguales. ¿Increíble, no? Sólo se necesitan unas gotas aunque por lo que veo, en los purasangre no surte efecto. –Priscilla vaciló, se notaba que a cada momento iba más agraciada– Más que eso, creo que... mmm será divertido ver esto.

       * * *

Todos lo olían mejor que nadie. De apetitoso no tendría nada.

El desagradable aroma a cadáver, quizás hasta carne totalmente pútedra e inclusive, restos fecales y demás abundaban a más o menos siete u ocho kilométros a la redonda. La casa ya había perdido todo camuflaje, fue peor que estar en un matadero. La mayoría de los vampiros tomó sus distancias, hasta ellos mismos toleraban un cierto grado de hedor y más de eso no podrían.

Kaname ya sabía todo. Lo había sabido de antes.

– Yuuki.

Ella era su única meta. Una vez que estuviera a salvo, vería se preocuparse por Zero e inclusive por Shiori. No iba a poder perdonárselo, por culpa de ella, Rido había adquirido todo el poder que poseía en ese momento. Todo porque se entregó a él.

Requiem for a Vampire KnightWhere stories live. Discover now