Capítulo 1:

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Sus ojos se abrieron desorbitados al verlo y no pudo evitar quedar paralizado, mientras la miraba estar con una expresión llena de sufrimiento y tristeza.

— ¡Te odio, Tsuruga-san!

Kyoko le dio una bofetada en el rostro, y unas lágrimas contenidas cayeron raudamente por sus mejillas.

Ren trastabilló, incrédulo y asombrado por lo que su kohai hacía y decía.

— Lo...Lo siento —sollozó ella— Oh...no... ¿Qué es lo que hice? —Inmediatamente una mano fue a su mejilla, pero luego la alejó. Ruborizada, se disculpó a punto de quedar postrada en el piso.

— Mogami-san —su voz fue grave y denotaba vasta sorpresa por sus inexplicables acciones— No...entiendo... ¿Qué pasa?...¿Por qué... —calló y su rostro cambió al de uno muy confundido.

Kyoko, de rodillas, y con las lágrimas aún brotando de sus ojos, sacudió su cabeza, en un gesto exagerado de arrepentimiento.

— ¡Soy una horrible kohai! ¡Lo sé! —exclamó golpeándose el pecho con una mano.

— Mogami-san, por favor, levántate —decía el actor, titubeando en tocar su hombro. Kyoko alzó el rostro, y él dio un pequeño respingo por el brusco movimiento que dio la joven.

— Tsuruga-san...—susurró, y entonces respiró hondo— Yo...ya no puedo esconderlo... Yo...sé que me odiará por lo que voy a decir, pero...

— A mi parecer, eres tú la que me está odiando —insinuó poniendo una sonrisa amarga.

— No... No es así... —repuso, dejando que las lágrimas que por un momento pararon, vuelvan a salir—. Es...mucho más diferente de lo que crees...—dijo con un hipido— Es lo contrario— musitó muy despacio.

Ren siguió mirándola con la misma expresión y, con tardía, cambió al de uno confundido.

— ¿Qué...quieres decir con ello, Mogami-san? —su cara adoptó un gesto atónito, casi agrandando los ojos— Tú...

— No diga nada —Kyoko levantó la voz y colocó una mano por su boca para callarlo. Enseguida lo retiró y se disculpó por su indebido movimiento— Yo... No, todo el mundo lo sabe...—murmuró después con la vista baja— No es mi intención tocarlo... De seguro, Kana-san se molestará si se entera de que estamos aquí...solos, y yo aquí tocándolo así...muy cerca de usted...

— No es así, Mogami-san —dijo Ren ahora aturdido por sus palabras— No estás haciendo nada indebido... No...

— ¿Y sí dijera que tengo pensamientos impuros estando cerca suyo? —interrumpió con voz sobria. Se cubrió la boca, pero era tarde, lo miró, esta vez él tenía una cara de desconcierto.

— Mogami-san...

— Ha pasado un día...y usted, aún no me dice nada de ella... ¿Por qué no me ha llamado? —sacudió su cabeza vehemente— No...Usted no debe explicarme nada, lo sé... Yo solo soy su kohai, nada más... Pero lo que no entiendo es porque actuó así cuando me descubrió con Sho... ¿Por qué tiene que reprocharme cuando usted...ya tiene novia? —sus manos se cerraron en puños, y lo miró con el ceño fruncido— ¡Esa mujer siquiera es la chica de secundaria de la que estaba enamorado!...¡Sabía que era un playboy, pero si usted ya tiene una mujer mucho más mayor como novia, no ponga esa cara de indiferencia y frialdad mientras me reclama la foto del beso con Sho!...Porque pareciera como si usted...estuviera...

Sus ojos se agrandaron al ver a Tsuruga-san bajo ella, con la misma expresión de desconcierto tirado en el suelo.

— ¡NOOO!...¡PERDONE, TSURUGA-SAN! ¡Me he lanzado como una desquiciada sobre usted, y le he quitado la cara!

Con manos temblorosas, colocó la máscara de desconcierto en el rostro del muñeco, hasta que de repente, frente a ella, visualizó un par de zapatos de tamaño real.

— Mogami-san.

Kyoko se sacudió violentamente como si una bala hubiese atravesado su corazón. Sus manos soltaron al muñeco tamaño real de Tsuruga Ren y, lenta y pausadamente, alzó el rostro hasta encontrar al mismísimo y verdadero Tsuruga Ren en carne y hueso.

Su boca tembló con exageración, retrocedió aun en el piso, y se levantó, decidida a escapar.

Corrió hacia puerta, la abrió, pero luego se cerró de nuevo frente a ella. Ren la había acorralado con ambos brazos a sus costados.

— No escapes —dijo con una firmeza sobre su oreja, haciendo que su corazón se saltase un latido y aceleré desesperado por su tan descarada cercanía.

Kyoko completamente muda, se deslizó abajó y trató de pasar bajo su brazo, pero Ren descendió al mismo tiempo, y se quedaron en cuclillas, en una posición bastante extraña e incómoda.

— Déjeme... Déjeme salir, por favor —dijo Kyoko apenas con un hilo de voz, mientras el actor podía ver sus orejas y su cuello completamente rojo.

— Te escaparas de mi —replicó con tono seguro—. Aun no me has dicho... Aun no me has dicho, lo que dices piensas me hará odiarte.

Kyoko, muy pasmada, se agitó por sus palabras y por su desconocido comportamiento.

— Yo...te lo diré...Tsuruga-san —murmuró.

Ren entonces se levantó y se alejó lentamente de ella. Kyoko, como si fuera una ardilla temblorosa a punto de ser presa, se levantó, y con gran velocidad, giró el picaporte y salió corriendo.

Le oyó decir algo en lo bajo, y supo al instante, que la perseguía, igual lo intentó, pero para su infortunio, Yashiro-san, se halló enfrente, impidiendo inocentemente su paso.

Soltó un gritito al ver que el hombre de quien escapaba, estaba ya frente a ella, la agarraba por detrás de los muslos y la alzaba para ponerla sobre su hombro. Gritó. Sintió que giraba para mirar a Yashiro-san con ella a cuestas. Sus ojos se encontraron con el suelo, y con mucha cercanía a un par de redondeadas y perfectas nalgas.

Su rostro se encendió en un impecable color carmesí.

— Hablaré por un largo rato con Mogami-san.

Sintió que él estiró del borde de su falda para abajo, y lanzó un chillido. Kyoko percibió que giraba y, alterada, trató de visualizar a su también manager.

— Ayuda, Yashiro-san... ¡Yashiro-san! —gritó en un intento desesperado de que cediera a ayudarla.

Ren caminó con ella en su hombro, y Kyoko gritó un par de veces más el nombre de su manager, forzando a alzar su cabeza.

— Lo siento, Kyoko-chan —dijo éste con tono jubiloso, y la joven alcanzó a ver su cara agachada para encontrarse con la de ella.

Kyoko perdió esperanzas, y dejó caer su cabeza.

Yashiro tenía una expresión llena de emoción, sus ojos brillaban, sus mejillas estaban arreboladas, y parecía cerca de chillar como una niña alborotada.   

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N/A: Es la primera que escribo aquí...Ehm,  espero que haya lectores y también comentarios, estaré muy agradecida de que dejen su opinión. Esta fic será bien cortito, espero que les guste :)

Sentimientos descontroladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora