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♥ Dedicado a J-Esperanzaoutroxtears

Hay muchos momentos del año que son esperados con ansias por la gente, por ejemplo, ciertas festividades, celebraciones de cumpleaños o reuniones con amigos. Sin embargo, para Min Yoongi, un joven de veintiséis años, ese gran momento comenzaba poco después del inicio del verano.

El sol brillaba en lo alto del cielo aquel mediodía de junio en Daegu. Yoongi se encontraba sentado en la parada de autobús que quedaba justo frente a la universidad a la que asistía, y miraba con curiosidad a sus compañeros. La mayoría de ellos parecía sentir angustia. Se abrazaban entre lloriqueos y lamentos, y se decían lo mucho que se iban a extrañar durante las vacaciones, que durarían un mes. El muchacho rodó sus ojos y se acomodó en su asiento. No comprendía el porqué de tanto drama. Después de todo, la mayoría se encontraría de todas formas, ya sea en las vacaciones o a la vuelta de las mismas. Yoongi no entendía las preocupaciones de los demás. Él, al contrario, estaba más que feliz de empezar sus vacaciones. No sabía por qué, pero tenía el presentimiento de que algo fabuloso iría a pasar.

De pronto, antes de que pudiera oír las dramáticas despedidas de un grupo de jóvenes que acababan de llegar a su lado, pudo divisar a su autobús, el cual se detuvo frente a él. Después de haberse subido, tomó asiento en la parte de atrás.

Yoongi estaba muy cansado. No había hecho demasiadas cosas en sus clases, pero sentía la necesidad de un respiro, y no sabía si podría aguantar hasta llegar a su casa para poder empezar a descansar. Por eso, se estiró y se acomodó para tomar una rápida siesta. Sin embargo, sintió algo debajo de él. Frunció el ceño y se levantó para ver sobre qué se había sentado sin haberse dado cuenta. Cuando lo vio, lo tomó entre sus manos: un celular.

Yoongi miró con atención al dispositivo entre sus manos. Era uno más nuevo que el suyo. Vio a su alrededor, pero nadie lo estaba mirando, y tampoco pudo ver a alguien que, anteriormente, pudo haber estado en ese mismo lugar. Luego de haber visto a todos los presentes, lo guardó en su bolsillo y durmió esa merecida siesta hasta que le tocó bajar del vehículo.

Más tarde ese día, más que cansado, Yoongi llegó a su casa y dejó sus cosas en su cuarto. Estuvo a punto de bajar a la cocina para prepararse algo que almorzar, pero recordó el hallazgo que había hecho en el autobús. Sacó de su bolsillo el teléfono, y lo miró durante varios segundos. Era bastante tentador hacer lo que haría cualquiera y quedárselo, pero él sabía que existía la posibilidad de que su dueño lo estuviera buscando. Por eso, lo desbloqueó, ya que no tenía ninguna contraseña, y llamó al último número que halló en la lista de llamadas efectuadas. Esperó.


—¿Hola?

—Hola, ¿eres tú —miró el nombre del contacto, volvió a colocar el celular junto a su oreja— Kim Taehyung?

—Sí, soy yo. ¿Quién habla?

—Mi nombre es Min Yoongi. Encontré este teléfono en el autobús, y hallé tu número en las llamadas más recientes. Supuse que conoces al dueño.

—¡Oh! ¡Claro! ¡JIMIN! ¡ES TU CELULAR! ¡LO HALLARON!


Aturdido por los gritos del muchacho, Yoongi alejó el dispositivo de su cara y arrugó su nariz. Luego, cuando lo volvió a acercar, escuchó unas voces a lo lejos.


—¿Hola?


Y luego esa, una voz nueva.

Our Little Lie [Yoonmin] [One shot] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora