Capítulo 11: Ir

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Los días pasaban sin que siquiera ella enviara un mensaje. ¿Puedes creerlo?

Digo, sé muy bien lo tonto que puedo llegar a ser. Lo sé desde muy joven. Entiendo muy bien lo estúpidamente atolondrado que puedo llegar a ser. Sin embargo, no tengo ningún sentimiento a medias.

Eso me estaba matando mucho. Es como ser un café, uno muy bueno, pero no hay nadie que quiera tomarte a ti y prefiera beberse un café instantáneo.

¿Quién prefiere un café instantáneo sobre uno gourmet?... Solamente pienso que aquella persona que no sabe valorar el buen café. Quizá.

No sé que digo. Estoy divagando demasiado.

Hace un poco mas de una hora que estamos en este café y no he dejado de hablar. Espero algún día me perdones por soltar este monólogo, pero he creído tan necesario compartirte esto y abrirte mi corazón.

El tiempo pasa y, a medida que avanza, no deja a nadie sin escuela. Dios se fía de la continuidad de la existencia en tejido del tiempo para dictar su cátedra. Siempre majestuosa, siempre necesaria. Nunca deja a nadie sin lección, nunca deja de enseñar.

Estoy aquí, diciéndote estas cosas, intentando contar lo que quiero contarte, aunque irónicamente me es muy difícil avanzar, porque ha sido un nudo en la garganta durante muchos años. Nunca he hablado esto y, al parecer, terminaré haciéndolo. Pero quiero y debo abrirte el corazón. Es necesario un esfuerzo, por todas las veces que creíste que por ser varón nos va distinto.

He doblado rodillas frente a mi Creador, incansablemente, decenas de noches, pidiendo un bien para su corazón. Pidiendo ser ese bienestar.

He amado en el silencio y en la oscuridad. Un amor pocas veces conocido y valorado. Siempre buscamos llenarnos de pompas y notoriedad ante el ser querido. Mi corazón no me permite eso. Me pide una intimidad mayor, un puente que une almas y corazones. Nunca ha sido una cosa de un momento, siempre he querido la eternidad.

Hago introspección y reflexiono. Veo hacia atrás y me doy cuenta de que no habría hecho nada distinto, porque me he agotado dando aquello que considero necesario para realizar el propósito de un sentimiento que siendo tan verdadero, muchas veces parece irreal e incompleto. Parecen esfuerzos vanos, pero nunca me han dejado de enseñar.

La cadena de sucesos a los que llamamos vida, no es nada más (y realmente), que la sucesión de nuestras decisiones. Y yo le había elegido.

Nuestras elecciones es todo lo que realmente tenemos. Aunque yo le había elegido y no la tenía.

Tenía que solucionar aquello de alguna manera. Parecía lo correcto, ¿no? Es decir, siempre pensamos que debemos estar con quien nos ama, ¿no es lo ideal?

A pesar de todo, creo que ella no pensaba tan distinto. Solamente había que darle un pequeño empujón, encontrar la manera de mostrarle el camino.

Yo tenía un camino frente a mi. Como Roma, todas las calles llevaban a ella.

Había llegado el momento de poner en práctica todo lo aprendido. De tomar ejemplos ajenos y usarlos a mi favor.

Ella no estaba conmigo. Era momento de levantar de donde estar. De ir.

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⏰ Last updated: Feb 12, 2020 ⏰

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Corazón de Varón.Where stories live. Discover now