Los padres son lo que son.
Los hijos somos lo que somos.
Como hija, puedo cometer mil errores y pediré disculpas por ello. Incluso cambiar para ser mejor. Porque como hija, estoy aprendiendo a serlo.
Como padres, no los culpamos cuando cometen errores, porque también están aprendiendo a serlo.
Pero... ¿donde están sus disculpas?,¿donde están sus cambios para ser mejor?.
Ustedes lloran, se enojan o se ponen felices por nosotros.
Nosotros por otro lado, también lloramos, nos enfadamos y estamos contentos por ustedes.
Ser padre no es fácil.
Ser hijo tampoco.
Es un aprendizaje mutuo y una pelea constante entre la razón y la experiencia.
Es regla de la naturaleza que cuando se trata de experiencias, salimos perdiendo
-o aceptando nuestras equivocaciónes-
Pero nada dice acerca de la razón.
Podemos nosotros enseñarles.
Pero que ellos lo acepten... está difícil.
No estoy triste por los padres que me tocó. Definitivamente todo lo contrario; me siento dichosa por tenerlos.
Podemos cuestionar nuestros actos recíprocamente y siempre terminar en una competencia sobre los valores y éticas totalmente diferentes que sostenemos... y que vamos a seguir teniéndolo.
Ellos(al menos los míos), apenas nos conciben, tienen una tarea en mente para nosotros: "NO COMETAN NUESTROS ERRORES".
Nosotros(al menos yo), siento la obligación de hacer todo lo opuesto: "COMETE TODOS LOS ERRORES QUE TE SEA POSIBLE".
Así que padres... continuamente vamos a ser un adversario el uno con el otro. Pero siempre, buenos rivales de la vida.
@amira.sosa
