Dahel
Suspiró.
La regue con Izara, soy un imbecil. No me controlo y ella tan paciente y buena esposa. Lo que hago es dañarla. Mis hijos, casi los lastimó profundo.
Cierro mis ojos y pasó las manos por mi rostro.
—Dahel, hermano.— escuchó que me hablan y miró a Rapnam.
—¿Mmm?—. Es lo único que sale de mi boca.
Se sienta frente a mi y toma mis manos, apartandolas de mi rostro.
—Debes ir con Izara, está llorando en la sala, con sus primas. Su tío Adret intentó calmarla, pero ella necesita de su Alpha. —
Niego. —Voy a dañarla más, y sabes que de su boca salió que no quería que la tocará jamás. —
Rueda los ojos y jala mis mejillas, después de todo es mi mejor amigo, él único que me soporta y conoce bien, aparte de Izara.
—Está bien, bajaré. — me levantó de la silla. Asiente y me invita a salir antes de él.
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Bajo las escaleras y camino con la mirada en el suelo hacia la sala familiar.
Se escucha el sollozo de Izara y mi corazón se encoge. Corro hacia ella y me arrodilló frente ella.
Una mano me impide tocarla y miró a Yoryia. Me ve con enojó y intenta alejarme.
Izara hace señal de que me dejé. Y ella bufa, levantándose del sofá.
A lo lejos está Caliope, abrazada de Rapnam, pendientes de cualquier cosa.
—Amor, ¡perdoname!. —ruego en sus piernas.
Ella suspira y acaricia mi cabello.
Colocó mi cabeza en su vientre y escuchó los latidos de mis cachorros.
—Perdonen al estúpido de su padre.—les susurró y doy besos.
—Izara, hija... — llama su mamá.
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Gardenia
Siento tanto odio por ese maldito lobo, es un idiota, pero ni crea que mi venganza no será cobrada. Mi querida primita y sus cachorros pagarán las consecuencias de sus actos.
¿Dónde guardé yo esa posición?
—¡Antón!— gritó a mi mano derecha.
—¡Mi señora!—hace una reverencia.
—Consigue Sauche, tenemos trabajo que hacer. — se retira de la oficina.
—Pobre Izara. — susurró acariciando mi hámster que descansa en mi pecho.
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Yoryia
—¡Estas loca! — gritó a Antón por lo que me está diciendo. —Gardenia con Sauche, eso hará que mi prima pierda a sus hijos. ¡De ninguna manera!, no voy a permitir que esa loca, atente en contra de mi prima y su baboso Alpha.
Lo tomo del cuello y lo acercó a mi.
—Y más te vale, ninfo de quinta, ¡qué no hagas nada por ella!. —Le entrego una fórmula de vitamina para cachorros.
