21| Lazos

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Valentina Copper.

No comprendía qué pasó en los últimos años para que un niño puro como Simon se transformará en alguien sin corazón como el chico que conocí en aquella habitación, recuerdo muy bien que sus ojos solían derrochar ternura y era el típico niño por el que cualquier adulto moría de ternura. Sin embargo, para el resto de los niños él emanaba algo oscuro con una clara advertencia de peligro.

Fui una estúpida al intentar entablar una amistad con él, éramos los únicos niños odiados del instituto y creí tener el derecho a ser su amiga. Deseaba retroceder el tiempo para no haberlo conocido, había cometido muchos errores en mi vida pero hablarle y brindarle mi confianza fue el peor de todos.

Apreté las sábanas mientras que cerraba mis ojos en un intento de mantener la calma, miré a Hannah quien estaba sentada a mi lado con una taza de té entre sus manos y una sonrisa reconfortante cubriendo sus labios. Sabía por qué estaba aquí: la enviaron para que yo confesará todas las cosas que pasé durante mi secuestro.

— ¿Quieres hablar sobre eso?.— preguntó luego de unos minutos en silencio.

La observé a sus ojos para luego bajar la vista a mis manos vendadas, ella apoyó su mano sobre mi hombro para captar mi atención.

— Está bien si no quieres hablarlo, de todas formas estaré aquí hasta que te duermas porque eres mi mejor amiga y a las mejores amigas jamás se las deja solas.

— Lamento haberte preocupado.

— Lamento llegar tarde.— respondió al mismo tiempo que me abrazaba.— Te amo demasiado, Valen.

— Y yo a ti, Hannah.— respondí con una sonrisa.

Pasaron algunas horas en las que ella me habló de cualquier tema al azar como nuestros actores favoritos o cantantes, lo único que hacía era hacer el ridículo para sacarme alguna que otra risa. La habitación deprimente en la que me encontraba se cubrió por nuestras risas logrando inundarse de calidez. Pero sabía que esos momentos eran pasajeros, pronto llegaría el final y nada me aseguraba qje todos saldríamos bien de esto.

— Realmente estoy agradecida por tenerte en mi vida, me enseñaste el verdadero significado de una amistad y siempre te mantuviste a mi lado a pesar de que te metí en tantos problemas.— confesé.— Siento que no soy merecedora de tu amistad ni cariño, después de todo es mi culpa que estés en esto.

— ¿Tú me pediste que me enamorará de Nick? No, no fuiste la única que se enamoró de uno de ellos y todas decidimos involucrarnos en esto.— respondió con una sonrisa haciéndome fruncir el ceño.— Ya sea por el destino o tal vez por nuestras propias decisiones, nuestras vidas son así y nadie tiene la culpa.

— Yo...— las palabras quedaron en mi garganta en el momento que las lágrimas salieron de mis ojos como cascadas.— Fue terrible, creí que moriría allí mismo y lo único que podía hacer era lamentar todas las malas decisiones que tomé en mi vida.

» Durante el día Simon se encargaba de torturarme asegurándome que ninguno de ustedes lamentaría mi muerte y aunque intenté oponerme a esos pensamientos, llegué a pensar que estarían felices de quitarse un peso de encima como yo. Thomas podría tener una vida pacífica sin tener que preocuparse por su hermana y su mundo volvería a la normalidad, como antes de conocernos; los chicos no deberían pensar en las consecuencias de sus actos ya que yo no estaría para regañarlos creyendo que estoy en posición de hacerlo.

Pequeño Demonio: Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora