Jayce se levantó del piso acariciando su cara, quedaría hinchado. 

Nuevamente esa inexpresiva mujer volvía, ni una sola emoción, solo seriedad en el rostro. 
El regreso a la oficina fue realmente incómodo para los tres, Williams se fue a su puesto, VI estaba en su cubículo y Caitlyn se encerró en su oficina, incluso advirtió que nadie debía molestarla. 
Su teléfono comenzó a sonar sin parar, una llamada y entrando otra. 
Realmente ella no se había fijado cuántas horas habían pasado desde que se sentó en el escritorio a subir las imagenes y redactar todo lo que se vivió, también en recibir correos y enviarlos para mandar a imprimir. 
Sin fijarse ni mirar nombres solo contestó. 

 — ¿Sí? — Encogió el hombro derecho hasta su oreja para sostener el celular y así ella continuar con su escritura. 
— Caitlyn, soy yo, Jayce. — La mujer rodó los ojos al enterarse de quién se trataba. 
— Estoy ocupada, habla rápido. — Jayce estaba inquieto caminando de un lado a otro, no sabía qué clase de explicación dar. 
— Caitlyn, yo quería decirte lo que viste hoy. ¿Recuerdas alguna vez que te conté sobre...
— Jayce, estoy trabajando e imagino que tú también estás en tu laboratorio haciendo lo mismo. No estoy para conversar amores del pasado en este instante, si realmente quieres hablar, nos juntaremos en un lado después de terminar todo lo que debo hacer, luego de eso si quieres puedes poner hasta transparencias y hacer una disertación explicando todo lo que gustes, pero ahora no. 
— Caitlyn, pero a qué hora sales... 
— No lo sé, así que tendrás que esperar que por ti no voy a correr. — Cortó la llamada sin un adiós, sin nada. 
— ¡Hey! — Miró su teléfono viendo que la oficial le había cortado. — Demonios, ¡demonios! 
— ¿Qué pasa, joven Jayce? — Dershi entró preocupada por la cara que se traía el muchacho, además del parche que pusieron en su mejilla. — ¿Pasó algo grave?
— Dershi, ¿recuerdas a Ivette? — 
La criada no tuvo que escuchar más, sabía perfectamente quién era ella. Una mujer llena de prejuicios, intentaba siempre ser la rebelde, pero no podía porque sus gustos y vanidad la cubrían hasta la coronilla. 
— ¿Qué pasa con..— Iba a decir una mala palabra de ella, pero se redimió. — Con esa muchachita? 
— No se casó con Sir Wladimir, su hermano me ha contado algo diferente y ella me da su versión, no sé qué creer realmente. Pero verla nuevamente me ha dado esa sensación de seguir cuidandola toda la vida como se lo había prometido antes, incluso... le dije que yo siempre le iba a pertenecer. —
Dershi no hizo más que cubrirse la boca, esa mujer era demasiado arrogante. 
— Joven Jayce yo...
— Sé que ella no es de tu agrado, pero en algunas ocasiones ella ha necesitado mi ayuda, sobre todo porque perdió a su bebé. 
— ¿Y quién dice que ese hijo era suyo? Joven Jayce, esa muchacha era... perdón por lo que voy a decir, pero era una fulana que no solo quería la fortuna de Sir Wladimir, sino que también quería poseer la tuya y quizás de cuántos más. Ella no carece de hermosura, puede tenerlos a todos en sus manos, pero no se equivoque, joven Jayce. ¿Qué hay de la señorita Caitlyn? 
— Esa es la peor parte, Caitlyn me ha visto besándome con ella y declarando todas esas cosas. —
Dershi estaba de infarto con todo lo que estaba escuchando, no lo podía creer realmente. 
— Joven Jayce, ¿pero qué pasaba por su cabeza en ese momento?
— Con Caitlyn nunca concreté una relación más que besos y más afecto sexual, no pude pedirle noviazgo porque no lo creí necesario, si, la aprecio bastante, pero mi responsabilidad está con Ivette, después de todo, la hice sufrir mucho. — 

Ivette era una muchacha rebelde de padres adinerados, tenían buen vivir, pero ella insistía en tener más y más, también quería ganarse las cosas por merito propio, pero el problema era la forma en cómo lo hacía. Tenía una rostro y cuerpo privilegiado, cabellera larga y de color rubio ceniza, unos ojazos verdes que hipnotizan a cualquiera. Todo se veía opacado cuando abría la boca para mandar a todos, era caprichosa. 
El día que sus padres dejaron su herencia de manera sospechosa para ella, Jayce conoció a Ivette. Era nombrada por todos los galanes de la región, ella era una extranjera con buenos modales, ella al saber sobre la posición social de Jayce, lo sedujo hasta que tuvieron relaciones más amorosas, íntimas. En esos tiempos además Sir Wladimir pedía que los acuerdos se hicieran efectivos, tenía que casarse con Ivette porque así lo habían propuesto sus padres, que al igual que ella, sentían la sed de la avaricia. 
Ella no se casó con él pues avivó la lástima de Jayce para comprometerse, así el matrimonio de esos dos quedaría nulo. Jayce por ser un hombre de honor debía aceptar, no deseaba verla triste. Pero Wladimir y sus hombres se llevaron a Ivette amenazada para su matrimonio, pero con las advertencias del mayor a la rubia, hicieron que ella mintiera y dijera que estaba profundamente enamorada de Wladimir. Así Jayce se fue por segunda vez deshecho. 
A semanas de los preparativos nupciales, el sir de las tierras había muerto en situaciones desconocidas, pero luego de unas investigaciones arrojaron que había bebido un té con hierbas venenosas. Wladimir había dejado su herencia a Ivette, pero esta seria efectiva solo si se casaban, por lo tanto no recibió absolutamente nada quedando con las manos vacías. 

Caitlyn había enviado un mensaje de texto a Jayce indicando la dirección y hora que debían reunirse. El héroe fue hasta el lugar donde se reunirían, no la haría esperar luego de tantos problemas. 
La oficial estaba sentada sobre los columpios, adoraba hacer eso, la relajaba bastante. 
De vez en cuando tenía imágenes en su cabeza, las mentiras que Jayce había dicho aparecían en su cabeza para atormentarla. 

— Caitlyn...— Jayce había llegado prácticamente corriendo. 
Ella no contestó, solo cerró los ojos para poder escuchar toda la justificación del contrario.
— No me hablarás, entiendo tu enojo, pero debes saber que yo si estoy enamorado de ti, es solo que ella fue una mujer muy especial que siempre va a necesitar de mi ayuda, me necesita, y yo la amé mucho, de hecho no estoy seguro de si ahora ...
— ¿Viniste a justificarte o a contarme tu historia de amor? — Se puso de pie. — Jamás me ha temblado la voz o la mano para golpear o disparar a alguien, mucho menos voy a llorar por ti y por tus inseguridades y amores, ¿qué crees que soy? ¿crees que soy como las mujeres que te poseen y vuelven a calentar tu lecho? Olvídalo, Jayce. Por favor, nosotros somos y seguiremos siendo COMPAÑEROS de trabajo y nada más. Solo utilizas a las mujeres a tu gusto. Ni siquiera debes saber cómo me estoy sintiendo en estos momentos...
— Caitlyn, yo sé que...
— Mira, iban a tener un hijo, ibas a tener una familia, ¿quién soy yo para arruinar tu felicidad? si estás enamorada de ella, sigue, yo no te pondré límites, es tu vida. 
— Pero Caitlyn, yo...
— Si eso es todo lo que tenías que decir e insinuar que lo nuestro jamás fue verdadero más que solo una jugarreta, lo entiendo. Hasta luego, Jayce. 
— Caitlyn, si fue especial, lo seguirá siendo, yo soy tuyo. 
— Sí, y de ella también. Qué solidario eres con las mujeres. Noticia de último minuto, yo no te pertenezco. — Se abrió paso por el camino, estaba avanzando demasiado rápido. 
Jayce sin oportunidad de hablar alzó la voz con ofuscación. 
— ¡DIJE QUE JAMÁS ESTARÍA CON UNA MUJER TAN FEA COMO TÚ! — 
Caitlyn se paró a mitad de camino al escuchar esto, Jayce se sintió mal al decir eso. No era justo, no era correcto, menos cuando la ciudad sabía que Caitlyn era considerada una de las mujeres más sensuales y hermosas. 
En ese momento la oficial iba a decir algo, pero finalmente siguió caminando, no tenía nada más que decir. 
Pasos más adelante esperaba Dershi a Jayce, más solo se topó con Caitlyn. 

— Señorita Caitlyn...— Trató de frenar con las manos. — Por favor, no se enfade conmigo, yo no tenía idea, por favor. — La criada de Jayce tenía mucho cariño por ella, incluso más en el último momento cuando la trataba tan bien y con amor, incluso brindando abrazos. 
— Dershi...— Tomó sus manos para caminar a un costado, seguirán por otro camino. — No estoy enfadada contigo ni mucho menos, es solo que estoy decepcionada. 
— Señorita, solo le pido que tenga cuidado con esa Ivette, no me parece una mujer de fiar, ha estado envuelta en situaciones extrañas y por alguna razón siempre sale ilesa de las acusaciones, es como una bruja. 
— Se veía muy señorita cuando le tomé las declaraciones. 
— Pues claro, siempre se muestra como una doncella dulce llena de rebeldías por surgir por ella misma, pero por dentro es una víbora. 
— Ay Dershi, tendré cuidado con eso, pero por ahora no porque Jayce ya dejó de ser relevante para mí. 
— Ese joven Jayce es un tonto, lo he cuidado desde niño y sigue siendo igual, un tonto. — Dershi estaba tan enojada. 
— Son sus decisiones, ya no es un niño pequeño. Ay Dershi, si pudieras renunciar, yo te contrato para que trabajes en mi casa. 
— Yo encantada lo haría señorita Caitlyn, a veces ese muchacho me tiene hasta la coronilla con sus problemas, pero también tengo lealtad a su familia, por eso no lo hago. —
Mientras Dershi hablaba, la oficial se sintió fuera de si, era como si estuviera a punto de caer al suelo. Tal vez era hambre, tal vez era sueño, solo había una cosa, el sangramiento de nariz era frecuente en las noches o en situaciones tensas. — ¿Está bien, señorita Caitlyn? Su nariz está... — 
Caitlyn consciente de la sangre, sacó un pañuelo para limpiarse la nariz. 
— Oh, últimamente me está pasando mucho, sobre todo en las noches, siempre que me siento mareada me pasa esto, pero pienso que es por exceso de trabajo nada más. — 
Dershi la tomó de la mano. 
— Tiene que venir al médico conmigo... — No solo estaba sangrando, sino que su piel se estaba poniendo muy pálida, incluso notaba que se estaba tambaleando. 
— No, no es necesario...Bien Dershi, tengo que marcharme a casa. 
— ¿Caitlyn? — Se topó con Williams y VI en una ronda nocturna, justo en el momento que la sheriff volteó para saludar otra vez, su cuerpo perdió equilibrio. 
VI fue rápida y agarró a la mujer entre sus brazos para que no se golpeara. 
— ¿Cait? ¿cielo? ¿pastelito? ¿gruñona? 

No había respuesta, ni una sola. VI, Williams y Dershi partieron al hospital donde internaron a Caitlyn, también tomaron exámenes de sangre e inyectaron suero a la vena. 
La oficial cuando despertó sintió que todo se movía. 
— ¿Qué ha pasado? — Se tocó la frente tratando de levantarse de la cama. 
— Oh no, no señorita Caitlyn, no se levante por favor. — Pidió una enfermera que ponía otro suero con fármaco a la oficial. 
Todos estaban fuera de la habitación esperando. 
Inesperadamente se toparon con Jayce que iba a ver a Ivette al mismo recinto, todos trataron de ignorarlo, incluso Dershi, pero él intentó averiguar qué pasaba. 
Nadie le dio respuesta, solo que era una persona que se habían topado. 
Cuando el doctor estuvo a punto de entrar a la habitación, pidió a Dershi y a VI que entraran a la habitación, la oficial iba a necesitar más apoyo. 
— La señorita Caitlyn está estable. — Dijo el doctor antes de pedir que entraran. — Sus exámenes de sangre solo arrojaron un diagnóstico, así que si fueran tan amables. — VI y Dershi solo se miraron. Jayce también quiso entrar, pero Williams lo agarró con fuerza del brazo. 
Will tenía unos dos a tres años más que Jayce, se mantenía Joven, fuerte, atractivo y desafiante. 
— No entres, ya hiciste mucho daño como para que ella quiera verte otra vez. — 
Pidió Will. Jayce entendía. Tenía razón, no tenía nada que ver ahí. 

Las mujeres al estar en la habitación vieron una pantalla gigante, gel y una máquina de ecografías. 

— Señorita Caitlyn, hemos visto que su examen de sangre nos arrojó un resultado, ahora haremos una ecografía abdominal para ver si no es un error. — 

Caitlyn, VI y Dershi pensaron lo peor, tal vez un tumor, tal vez algo más grave. 
La doctora ayudante descubrió el vientre de la muchacha, aplicó el gel y comenzó con la máquina a revisar. 

— Relájese...— Pidió la doctora, Caitlyn miraba solo la pantalla. 
— ¿Eso es una piedra? — VI apuntó la pantalla.
Dershi se cubrió la boca, eso no era un tumor, tampoco una piedra. 
— Señorita Caitlyn usted... — No pudo terminar la frase cuando el doctor se adelantó. 
— Oficial Caitlyn, no solo usted será la mejor francotiradora...
— ¿Ah? ¿qué? ¿por qué? Momento...— Tomó los papeles de la mesa donde salía los resultados de exámenes de sangre. — No... 
— ¿Ah? — VI ya estaba de los nervios. 
— Así es, usted está embarazada. — La doctora comenzó a tomar las medidas del pequeño que estaba ya alojado en su vientre. 
— ¡¿QUÉ?! — Ahora la pelirosa estaba de infarto, no lo podía creer. Caitlyn, embarazada. 
— Pero cómo pudo pasar yo...yo... debe haber un error, yo no... — Pensó mejor antes de decir que no mantuvo relaciones íntimas, las había tenido solo con uno. 

Los doctores se habían retirado de la habitación, Williams por fin pudo entrar luego de casi media hora afuera. 
Caitlyn estaba en estado de shock, ya no daba más, por eso su apetito se abrió. 

— ¿Cómo te sientes, Caitlyn? — Se acercó para dejarle una caja de pastelillos de sabor lavada y sabores exóticos, a ella le gustaban mucho. Williams la conocía muy bien. 
La oficial no contestó, así que VI lo sacó de la habitación. 
— Will, Caitlyn está bien, pero dudo mucho que hable, hay una noticia muy fuerte, mucho muy fuerte. 
— ¿Qué tiene? ¿hay algo malo? — Williams se acercó para escuchar. 
— Caitlyn está esperando un mini francotirador. — Dijo así nada más. 
— Aguanta ahí. — Analizó un poco hasta acertar lo más cercano. — Dios mío... 

Al interior de la habitación la oficial intentó explicar lo que sentía a Dershi, pero lo único que salió de sus labios fue un lamento. 

— Que no se entere, que no se entere nunca, no debe saberlo. 
— Pero tarde o temprano se dará cuenta, señorita Caitlyn. 
— ¿Y qué quieres que haga? ¿Que vaya donde él y le diga: ¡Hey tú, hazte cargo de esto!? No puedo, sería peor que manipularlo, además dejó en claro que solo estaba jugando conmigo, me lo gritó en la calle. 
Dershi no sabía qué hacer, podría mantener el secreto, pero se sentiría bajo presión en casa de Jayce con esa mentira. No era una persona desleal, pero también temía por la salud de Caitlyn pues era una joven muy esforzada en su trabajo, requería de acción, y eso terminaría en una lamentable pérdida. 
— Renunciaré. — Contestó. — No seguiré trabajando para un hombre como él que trata como basura a las mujeres, yo también soy una. Y aceptaré ir a su casa, con o sin paga, yo trabajaré para usted. —
La oficial se movió de la cama con cuidado, Dershi se apresuró para ayudarla a moverse y que no hiciera fuerza. 
— Eso te traerá problemas, pero a mi no me molesta que estés en mi casa, además es de mucha ayuda tu compañía, también podré pagarte, por eso no te preocupes, por favor. — 
Dershi la abrazó con ternura, en su vientre traía a un pequeño bebé. 
— Le diré lavanda, será nuestro código hasta entonces, ¿sí? 
— Pues, todos pensarán que será un gato o algo así, pero me parece. Puedes decirle lavanda, además es un color muy hermoso, un sabor delicioso y siempre trae paz. 



Disparo al corazón. [Jayce x Caitlyn.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora