Color lavanda.

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Entraba la primavera con un agradable inicio para la estación, árboles con ramas llena de hojas verdes, arbustos gigantes, flores de dulce aroma, ambiente incluso más animado. 
Qué calmado estaba todo para haber pasado cuatro semanas sin mucha acción. 
Rondas policiales por hora, atender casos domésticos en los hogares, acudir a inspección y control de ingreso a nuevas personas de otras regiones. En todo eran absolutamente cuidadosos y no dejaban que nada pasara por alto, aunque por más mínimo que fuera. 

— Luana se ha adaptado bastante en la oficina de policías. — Williams era el que más jugaba con la gata de Caitlyn, ella por tener toda la atención de los oficiales sentía un reinado. Dormía donde quería, se subía en los computadores, jugaba, dormía, ronroneaba, salía, entraba, etc. La llegada de esa criatura blanca a ese lugar tan grande, sin duda había alegrado un poco más la sintonía, poco estresados estaban, incluso atendían con más cortesía a las personas en aprietos sin recurrir mucho a la agresividad. 
— Ha subido mucho de peso, tendrán todos que poner la mano en su corazón y bolsillo para llevarla al veterinario. — Caitlyn ya no se podía llevar a Luana a casa, de hecho, tuvo que llevar todas las pertenencias de Luana a la central para que pudiera vivir a gusto. Luana tenía mucha gente que podría rascar su lomito y darle amor, pero siempre iba donde estaba la oficial Caitlyn pues ella era su verdadera dueña, al resto solo les engatusaba por comida. 
— Si es una lindura. — La mínina siempre jugaba con los enormes guantes de VI, trataba de morderlos, dañarlos. No había caso, eran muy fuerte. — Además todos adoran a Luana, incluso debería tener un puesto como oficial acá. 
— Si le doy un puesto a Luana como compañera de Caitlyn, tú te quedarías sin trabajo, VI. 
— Eh... pensándolo bien, dejemos que solo sea una gatita mimada. — 

La pequeña pelusa blanca se volteó y masajeó contra las piernas de VI, así quería su cariño. 
Lo único extraño era que cuando cualquier persona intentaba acercarse a Caitlyn o saludarla, ella se ponía justo en medio para engrifarse e incluso espantar, o al menos hacer el intento. Varias veces lo hacía, incluso cuando VI o Williams se acercaba a abrazarla. Luana daba brincos acrobáticos para separarlos e intentar separar las distancias, y aunque ellos obedecían las rebeldías de la pequeña gata, luego iba a darles un cariño con ronroneos para obtener su recompensa. 

— Ha estado muy celosa de que se me acerquen, se me hace extraño pero también muy tierno. — 
Entrecerró los ojos observado justo por la ventana, el movimiento inesperado de la oficial levantó las alarmas en el resto que poco a poco oían sonidos agresivos y bombas explosivas en el cielo. 
— ¡No, no, no, no, no puede ser! — VI se tocó la cabeza al ver la publicidad de una rosquilla volando, la pastelería Bonmy era atacada. — ¡No la pastelería! ¿dónde compraré mi comida ahora!  — 
Luana abrumada por la fuerte explosión se escondió bajo la mesa de Caitlyn. Ella sin tiempo que perder tomó todo su armamento, Williams también hizo movimientos rápidos para tomar sus armas y VI siguiendolos dio órdenes por radio. 
— ¿Qué ha pasado? Cambio. — Williams intentó comunicarse através de wokitoki con radiopatrullas cercanas.
— Aquí patrulla 1437, ha sido una explosión muy fuerte, no sabemos con certeza qué ocurre, pero las personas que alcanzaron a huir, dicen que vieron a Jinx. Cambio. —Los tres se miraron en lo que bajaban a prisa las escaleras. 
— ¿Jinx? ¡Ah, no de nuevo! ¿Por qué siempre tiene que armar tanto caos! — La oficial tomó su motocicleta, lo mismo hizo VI y atrás en el auto lo seguían Williams con más patrullas. A lo lejos se oía las sirenas de los bomberos para apagar el mega incendio que provocó, también al menos seis ambulancias llevando heridos a los hospitales. 
Cuando llegaron solo veían personas sentadas llorando siendo atendidas por paramédicos, oficiales ayudando a bomberos a sacar los escombros. 
Williams hizo una vigilancia por el lugar, VI se arremangó un poco la camisa para ir en auxilio de las otras personas atrapadas, Caitlyn retrocedió unos cuantos pasos hasta quedar con una panorámica. 
— Qué raro...siempre que hace explotar algo, deja su marca en alguna pared. — Se puso el Wokitoki para alarmar al resto de las personas de la oficina y policías en vigilia. — Atención a todas las unidades, necesito que verifiquen en edificios o en alturas si hay alguna marca grafitti de Jinx, solo para descartar, cambio. — La radio comenzó a tener respuestas ''copiado.'' 
Minutos después la respuesta fue negativa, no había marca alguna, absolutamente nada. 
— Caitlyn..— Salió VI con toda la cara manchada en negro y polvo. — No ha sido una bomba, la cañería del gas tenía una fuga y ha hecho explosión. 
— Así es, oficial, hemos revisado las conexiones y la cañería tenía una fuga, de hecho el dueño nos ha dicho que hoy debía llegar el gasfiter para arreglar la fuga, pero que podían seguir con su trabajo sin preocupaciones. — Señaló el bombero que la llevó al lugar de los hechos, con cuidado fue ingresando hasta ver que ellos bloquearon la cañería del gas. 
— A veces pienso que las personas de este pueblo no tienen lógica. Si esto está dañado era obvio que al encenderlo y abrir fuego provocaría una fuerte explosión. — Se tocó la frente pues el olor la estaba mareando, incluso provocando náuseas. — Debí entrar con mascarilla. De inmediato ayudaré, comandante. — El bombero siguió con su trabajo luego de que ella caminara por algunos pasillos, al salir por un pasillo había un muro caído del cual escuchó quejidos. — ¿Uh? 
— Ayuda... por favor. — Caitlyn no esperó a que otros vinieran, ella misma se las ingenio para hacer fuerza y quitar los escombros, había una mujer mal herida. 
— ¡VI, necesito tu ayuda! 
— ¡Allá voy pastelito! — Corrió donde estaba para ayudar, como ella tenía más fuerza, se le hizo más fácil correr todos esos escombros y sacar a la mujer con mucho cuidado. 
— Gracias...— Tosió el polvo que había tragado. — Estoy agradecida...
— ¡VI, Caitlyn! , ¿Están bien? — Llegó Jayce para prestar también la ayuda necesaria. 
— Sí fortachón. — Respondió VI dejando a la muchacha sentada en la cuneta. Caitlyn llamó a los paramédicos para que la examinaran. 
— ¿Qué pasó? Escuché por ahí que fue Jinx la que hizo la explosión. — No estaba prestando atención a la mujer que habían rescatado, solo miraba la escena. 
— Falsa alarma, no ha sido Jinx, si ella hubiera cometido semejante estupidez, ya estaría incitando a VI o a mí para que la sigamos o bien, dejado algún grafitti por los edificios, así que vimos el trasfondo de la situación y solo era una cañería de gas que tenía una fuga. 
— Yo he prendido el fuego para encender los hornos, al principio no pasó nada y mi jefe dijo que debíamos trabajar normal, pero cuando fui a su oficina y no estaba, hubo un fuerte sonido, de ahí solo sentí escombros encima mío. — La chica era de cabello rubio ceniza oscuro, ojos color verdosos y cuerpo esbelto. — Yo no sabía, soy nueva acá y solo vine por mejor vida. — Caitlyn escuchó con lujo y detalle la historia, negaba para sí misma. ¿Cómo era posible que todavía en la época que estaban existieran jefes explotadores poniendo en riesgo la vida de los demás? 
— Oye cielo, la vena. — Dijo VI para calmarla, sabía que Caitlyn iría donde el jefe de esas personas a darle un buen sermoneo, uno monumental y para el recuerdo. 
Jayce vio a Caitlyn marchar y por fin se dio vuelta para ver a la mujer; ambos al chocar mirada se sorprendieron. 
Los paramédicos tomaron a la muchacha para llevarla en la ambulancia al hospital. 
— ¡Eh, cuídate! — Gritó VI al ver que se la llevaron. — Pobre, solo quiere una vida tranquila. — Se sacudió la ropa para ir en ayudadel resto, mientras que Caitlyn estaba con los humos hasta por la cabeza.  Jayce seguía mirando la ambulancia. 
— ¿Pasa algo, Jayce? — Williams ya venía con varios antecedentes sobre el estado de las personas, el lugar estaba lleno de cámaras y reporteros, cinta para alejar a los curiosos en caso de otra explosión. 
— ¿Eh? Ah, no, nada, nada. Es solo que creí ver a alguien conocido. — Frunció levemente el cejo para posteriormente reír, quizás solo era parte de su imaginación. 
Caitlyn se acercó hasta los periodistas para dar aclaraciones sobre la aparición de Jinx, lo cual era una total farsa que inventó el medio para escandalizar a las personas. La oficial llamó a la calma pues solo se trataba de una fuga que atenderán en unos instantes, habló además sobre la consciencia de los jefes y trabajadores, dando a entender la irresponsabilidad de algunos. 
Sin más que decir se acercó hasta el resto que ayudaba en el trabajo para levantar escombros, suciedad, etc. 
— Cielito, ¿qué pasa contigo y Jayce? ni se han dirigido la palabra. — VI llenaba una carreta de ladrillos mientras que Caitlyn se ocupaba de sacar algunas imágenes de la explosión para llevarlas al expediente. 
— ¿Hum? Oh, nada especial. Nos hemos visto de vez en cuando por las tardes, además que estamos trabajando juntos en un proyecto, entonces nos vemos a cada hora como para estar saludando a cada rato, ¿no crees? En fin, iré a la oficina, ¿quieres que compre algo? Tengo muchas ganas de comer tartaleta de frutos rojos, y tengo deseos de algo salado también, bueno, ¡nos vemos! Procura no hacer mucho esfuerzo por favor, no te lastimes y regresa cuanto antes. — 

Al pasar al menos dos horas, VI junto con Caitlyn se volvieron a reunir en la oficina, las dos tuvieron que tomar un baño antes de volver a salir por declaraciones al hospital donde la mayoría estaba allí. 
Williams se les unió pues debía ver a otra paciente más que tuvo un accidente doméstico en casa, o al menos así lo dijo ella queriendo encubrir la violencia de su pareja. 
Por cada habitación habían personas en camillas, los que podían hablar daban su declaración, el resto dormía por los fármacos. 

— Ah, debo ir al baño, vengo enseguida. — Caitlyn le entregó el portapapeles a Williams para que siguiera con la siguiente habitación. 
— Bueno... — Antes de entrar el médico advirtió que la paciente ya tenía una visita, pero esto no evitaba que ellos entraran, eran la ley. 
VI como siempre imprudente y apurona, abrió la puerta sin preguntar si se podía entrar, Williams la siguió en silencio, no podían meter ruido. 
— Per... — VI iba a pedir permiso con voz baja, pero la imagen fue inquietante y extraña. 
— Jayce, no sabes lo mucho que te he anhelado. — Acariciaba el rostro del héroe que tocaba su frente y brazos. — Solo vine a este lugar por ti, también porque nosotros nos íbamos a casar, no puedo creer que todo haya acabado por una tonta confusión. —
El contrario observaba los ojos verdosos de la muchacha que tenía frente. 
— Tu hermano nunca me aclaró nada, pensé simplemente que te casarías con Sir Wladimir. — 
Tomó las manos inquietas de la chica para besarlas. — Ha pasado mucho tiempo después de eso, Ivette, ¿por qué recordarlo ahora?
— Porque yo nunca te he olvidado, era un tratado de mis padres emparejarme con ese señor, pero yo siempre te pertenecí... — 
VI y Williams estaban congelados, Caitlyn estaba entrando a la habitación, traía un envase de frituras para VI como premio, como venía con la cabeza gacha no se percató de que hubiera alguien más en la habitación de la última mujer que debían tomar declaraciones. 

— Oye VI...— Murmuró con un ligero puchero en los labios, estaba haciendo más fuerza de la que podía en abrir ese estúpido paquete. No recibió respuesta, levantó la cabeza viendo a las dos personas en la habitación. 

— Ivette, tú sabes que siempre estuve enamorado de ti... — Besó su frente. — Además, siempre permaneceré a tu lado, sea en la circunstancia que sea. 
— Sufrí mucho con la pérdida de nuestro bebé, Jayce...pero entiende, yo no quiero tu fortuna, yo quiero tu amor. — Se acercó a los labios del contrario para besarlos. El héroe no supo si contestar primero, pero por ser ese momento lo hizo. 
VI estaba apretando sus puños contra el portapapeles, Williams miró atrás en caso de que viniera la oficial, pero ya era muy tarde, Caitlyn estaba respirando entrecortado. 
— ¿Interrumpimos? — Alzó la voz VI que entró casi a zancadas al interior de la habitación. 
Jayce al escuchar la voz de la pelirosa, se separó bruscamente de Ivette. 
— VI, Williams... yo. — Caitlyn caminó al interior de la habitación tomando el portapapeles como si nada hubiera pasado. 
— Jayce, ¿te puedes retirar? esto es asunto policial. ¿Eres policía? — Williams movió la cabeza echándolo del lugar. 
— Oye pero no estaba haciendo nada. 
— ¿Por qué lo tratan así? Él tiene derecho de estar aquí. — Dijo Ivette.
— Y usted tiene el deber de estar a solas con gente de la policía, hay derechos y deberes.  ¿Quiere oírlos? — Contestó VI. 
— Jayce, retírate. — Pidió Caitlyn en un tono amable, él solo hizo caso. Cuando por fin la puerta se cerró, la oficial comenzó con las preguntas. 
No fue muy extenso, solo lo que había vivido, también cuándo llegó, cuales eran sus condiciones en llegar y su carnet de residencia. 
— ¿Puedo preguntar algo? — Ivette miró de pies a cabeza a Caitlyn. 
— Adelante. — Dijo mientras anotaba los datos de la mujer. 
— ¿Por qué tiene que estar Jayce afuera? Él es lo más cercano que tengo y al hombre que más amo. — Al escuchar las últimas palabras, Caitlyn sintió unas nauseas horrendas. Williams se adelantó. 
— Como en todo lugar tenemos reglas que cumplir, él es un héroe independiente, por lo tanto no es uno de nuestras filas por mucho afecto tenga por el pueblo, y además no estamos acá para escuchar su vida afectiva, señorita Ivette. Nos agrada que esté en Piltover, pero las cosas en esta nación se rigen por reglas y orden. — Respondió cordial, o al menos eso intentó. 
— Muy bien señorita Ivette. — Entregó su cédula de identidad. — Espero se recupere pronto. Gracias por darnos su testimonio. Debe saber además que su contrato cubre los gastos médicos en caso de accidentes, así que no se preocupe por nada. Hasta luego. — 
Ivette sabía quién era Caitlyn por supuesto, solo actuaba de manera dulce porque no quería ganarse una mala fama. 

Cuando salieron, tanto Williams como VI querían abordar en preguntas a Caitlyn si acaso se sentía bien o algo parecido, pero solo les entregó una bolsa de frituras. 
Jayce se apuró en tomar el brazo de Caitlyn, pero antes de que sus dedos tocaran la tersa piel de la oficial, un puñetazo lo hizo volar chocando contra la pared. VI había interferido en ese acercamiento. 
— No la toques, no vuelvas a tocarla en tu vida. — Rugió una enfurecida pelirosa. 
Los doctores y enfermeras quedaron anonadados con el tremendo golpe y además por cómo había chocado contra la pared. 
— Por favor, señorita VI, aquí no puede hacer eso. — Pidió un doctor que bien que conocía a las víctimas de la oficial pelirosa. 
— Ponte a rezar Jayce, porque a la otra te saco la quijada de...
— VI. — Caitlyn ni siquiera se preocupó, fue hasta el ascensor. — Vamos, hay mucho que hacer todavía. 
— Ya voy... — Williams la agarró del otro brazo para llevarla, estaba muy molesta. 

Disparo al corazón. [Jayce x Caitlyn.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora