#38: No te vayas [Final]

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Un nudo se formó en mi garganta. No podía responder, no era capaz de hacerlo. Si decía algo lo diría en mi contra, probablemente en cualquier momento le diría que todo estaba olvidado y sería el peor vómito verbal del mundo.

—NamJoon... —empecé a decir, sin saber cómo continuar.

—Por favor, Jin, escúchame —suplicó tomando mis manos en la oscuridad, haciendo que mi pulso aumentara.

«Escúchame». ¿Debía dejarle hablar? No sabía qué hacer, qué decir... Lo quería y mucho, pero tenía miedo. Si lo escuchaba, podía decirme cualquier cosa, algo que me hiriera más de lo que ya estaba. Si me decía que lo lamentaba, de todas formas sabría que todo fue una apuesta y me sentiría terrible, peor que nunca. Pero si me decía que nunca había sido una apuesta...

Oh, vaya, cuánto deseaba que dijera eso, cuánto anhelaba que aquellas palabras salieran de sus labios.

Sin embargo, era pedir demasiado.

—Lo lamento, Jin. De verdad que lo siento, no tienes idea de cuánto... —dijo dolido, haciendo que mí corazón doliese más que nunca antes.

—No, NamJoon —murmuré interrumpiéndolo. Ambos nos quedamos callados, sólo nuestras respiraciones se escuchaban en el cuarto, y yo sabía que él esperaba que continuara la frase: —. No te perdono —concluí, alejando mis manos de las suyas.

Un vacío se hizo en mi interior a la vez que el peso se iba de mis hombros. Ya lo había dicho, ya no tenía que tragarme esas palabras.

El silencio sepulcral se adueñó de la habitación por un largo rato, un tiempo que sinceramente se me hizo frustrante. No soportaba que las luces estuvieran apagadas y que NamJoon no dijera nada, sólo quería que él se fuera para yo poder dormir tranquilo.

No soportaba su presencia, me hacía sentir... mal.

—Está bien —habló de repente, con la voz quebrada—. Pero algún día conseguiré tu perdón —dijo antes de levantarse de mi cama y abrir la puerta.

—No creo que lo consigas —murmuré recordando que me iría a Nueva York.

—Sí, sí, lo haré. Todavía me queda tiempo, tiempo valioso por delante —y luego de decir aquellas palabras, se fue del cuarto cerrando la puerta tras de él, dejándome solo y a oscuras nuevamente.

Suspiré. Él no conseguiría mi perdón, yo me iría a Nueva York...

Debía olvidarlo, a menos que quisiera sufrir cada noche y cada día por todavía tener a NamJoon en mi cabeza.

***

—Jin, apresúrate, ya llegó el taxi —me despertó la voz femenina de mi madre.

Abrí los ojos lentamente y me senté en la cama de mala gana. Sólo había dormido dos horas, no estaba muy bien que digamos.

Me levanté de la cama, pasé al lado de mi madre en estado zombie y me adentré al baño para darme una veloz ducha que me despertaría por completo.

Cuando acabé salí del cuarto de baño, me vestí con algo sencillo y cómodo, y salí de la habitación con mi maleta en mano. No tenía muchas cosas de todas formas, mi equipaje no era la gran cosa.

Bajé las escaleras lentamente y noté que en el primer piso estaban los señores Kim junto a mi madre esperándome. Claro, era obvio que ellos estarían para despedirse, no podían perderse la despedida de mi madre.

Pero faltaba él, y eso me dolía por alguna razón que todavía no podía determinar específicamente.

—Fue muy lindo tenerlos en casa —sonrió nostálgica MinYoung.

viviendo con el nerd (VCEN1) •• nj.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora