23||Amor y poder

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3 de febrero, 1637

Mihriban descansaba de los chismes del palacio en el primer patio mientras veía a sus hijos practicar con sus espadas. Ahmed y Selim eran muy buenos al contrario de Burak que le costaba un poco hacer buenos movimientos.

De la nada apareció Cihangir junto a Rabia Kadin y sus hijos, cosa que hizo molestar más a la Sultan. Ella se paró de su asiento y le hizo reverencia al mismo tiempo que su hijo Burak corría a ella.

Cihangir llegó frente a su esposa.
Burak se puso frente a su madre para posteriormente hacerle reverencia al igual que los presentes, la Sultana lo tomó de los hombros.

El hombre la miró a la mujer con detenimiento y a continuación caminó a otro lado junto a su esposa no legal y sus hijos

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El hombre la miró a la mujer con detenimiento y a continuación caminó a otro lado junto a su esposa no legal y sus hijos.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste a mi lado? —le preguntó la pelinegra a su hijo.

—Ahmed me dijo que papá te hirió, quería protegerte de él.

Mihriban sonrió.

Ojalá así siempre sea.

—Te amo —dijo tocando su mejilla —, eres el hombre de mi vida —aseguró.

—Y tú a la mujer que más amo —le sonrió.




✦ • ° *.

Si eliges un bando tienes que pensar con inteligencia el futuro ya que tu vida depende de eso al igual que tienes dos opciones: sobrevivir o morir.

Mihriban ya había regresado a sus aposentos y sus hijos a sus clases.

La Haseki estaba por sentarse cuando la puerta sonó. Ella dio permiso de que pasaran para después encontrarse frente a Rümeysa.

—Sultana —dijo haciéndole reverencia.

—Hola —sonrió — ¿A qué se debe tu visita?

—Quería confirmarle que a partir de hace tres días cuido a Safiye Sultan y al şehzade Osman.

Mihriban rió.

—Yo le dije al Sultan que te pusiera a cuidar de ellos.

— ¿Por qué?

—Porque ahora tienes un hijo apto al trono y así podrás de dejar de ser la humillación de las demás víboras aunque eso signifique luchar contra mí.

—Nunca la traicionaría —aseguró —. No soy como las demás, yo sé que usted ganará y para eso quiero que Osman tenga su protección.

Mihriban sonrió.

—La tendrá —prometió —. No tocaré a Osman y tampoco mis hijos.

—Gracias —sonrió —. Prometo que moriré por usted.

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