Déficit emocional

Una vida malinterpretada

Despertar, comer, ir al colegio, volver, estudiar y dormir. Algo común, algo que hace cada joven de 14 años, así como yo, la rutina, siempre es un ciclo, vuelve a lo mismo, de pequeña solía creer que los días eran maravillosos, que la vida era plena y que los juegos no cesaban, era aquella la inocencia infantil e inmadura que se añora cada vez más, supongo que ese cambio de punto de vista surgió de repente cuando tenía al rededor de 10 años, era pequeña, sí, pero si lo piensas, han pasado solo 4 años desde eso, 4 años llenos de emociones y escasez, vaya, 4 años llenos de sucesos ¿4 años? 4 años, son eso.  Mi nombre no es relevante, puedes ponerme el que quieras, después de todo, eso seguramente no aporta nada, es solo un nombre, algo para poder diferenciarme del resto, algo intangible que llaman cada día que el profesor dicta la lista, al final es eso, nada. 

De seguro ya lo notaron, pero pienso demasiado las cosas, no sé en qué momento comencé a hacerlo, pero de la nada, una noche cualquiera, quizá fría, quizá calurosa, yo ya no podía dormir y comencé a reflexionar acerca de todo, de lo que tengo y de lo que no, de lo que he vivido y de lo que no, de lo que pude y logré hacer, de todo, a veces lloraba, nunca comprendí porqué pensar me hacía sentir así, supongo que las conclusiones que sacaba no eran las que deseaba y eso me frustraba. Mi mamá dice que la razón de mi angustia y mis nervios es la frustración, el miedo a fracasar y no conseguir lo que quiero, puede ser verdad, después de todo mi cabeza suele doler y mi ira es incontrolable. Es gracias a eso que me gané una reputación en mi clase que no me ha terminado de agradar del todo. 

Soy una persona complicada, mis gustos son los que podrías llamar los de una "freak", soy una nerd por naturaleza y amo investigar, sobretodo de temas controversiales, me gusta saber la historia del tema y comprender la opinión de cada uno, aunque a veces no termino de comprender otras, es por eso que detesto la ignorancia, porque sé que he nacido en una época donde basta con buscar algo en internet y obtienes una respuesta más o menos acertada, y argumentar algo desde el desconocimiento, lo siento casi un pecado. No puedo quedarme callada en esas situaciones. 

He escuchado que soy de todo "egoísta", "histérica", "llorona", "ridícula", "pesada" y acepto esos términos, aunque preferiría que me los dijeran a mi cara, realmente, cuando sé que lo han dicho personas en las que solía confiar y solía considerar "amigos" no puedo evitar pensar en ello, pensar en cómo las traiciones suceden sin que te des cuenta, por ideologías, por conveniencia, por placer, una traición sucede por diferentes razones que la víctima no puede entender, yo aún me esfuerzo por hacerlo, pero creo que lo he superado poco a poco. La primera vez, mientras lo analizaba, mis mejillas se empaparon con una tormenta, fue una muy estruendosa y destructiva, no tanto como otras que tuve, pero fueron tormentas realmente complejas para alguien que creía haber superado sus miedos, al menos en esa época, mi conclusión fue que las personas son cobardes e incapaces de hablar las cosas. Me llené de odio por 2 meses.

Tiempo después, aunque realmente fue solo 1 semana, se me hacía imposible hablar con el grupo que consideraba mis mejores amigos, algunos se quedaron, pero eso es tema para después, aquellos merecen capítulos enteros de rosas. La niña llorona de hace 4 años habría vuelto a aparecer, esta vez convertida en una persona "más madura" lo cual lo convertía en algo completamente desagradable para mis compañeros. Les creo, yo tampoco adoro mucho mi personalidad - conclusión que saqué una de las noches de esa semana -, pero no sentí como algo muy lindo que me hicieran callar por lo que mencioné antes, ya saben, por ser una "freak".

El tener esos gustos nunca le molestó a nadie, después de todo aquellos pueden coincidir o diferir con cualquiera, y eso es aceptable, todos somos libres de tener nuestros gustos siempre y cuando no le hagan daño a nadie y yo nunca herí a nadie, pero al final terminé siendo "un asco" únicamente por disfrutar del anime, el manga y las caricaturas. No entendí esa actitud por más que la analicé. No pude llegar a una conclusión.