Vincent Foster vs La Oscuridad Total (Vincent Foster III) Completa

Capítulo Cuarenta y Tres

FINAL

Después de la extraña conversación con el Sr. Fujima, su asistente, la señorita Kano, nos indicó que un taxi nos estaría esperando a las afueras del edificio Babel, y que este nos llevaría a nuestro próximo destino:

La Academia Ryukami.

Abrumado, confuso y un tanto entusiasmado, me subo al taxi en compañía de Spark. Él luce tranquilo, como si nada de esto le pareciera extraordinario. Quisiera tener su capacidad de adaptación. Claro, él ha tenido dos semanas para conocer el lugar, y yo apenas llevo un par de horas quedando boquiabierto con cada cosa que descubro.

Miro a través de la ventana de la puerta trasera del taxi, y observo como las personas parecen estar viviendo una agobiante vida normal. Hay mucha gente, y luce como las calles del centro de Tokyo, tal como las muestran en la Tv. Nunca antes viajé a Japón, aunque me habría gustado. No sé si esto es exactamente la tierra del sol naciente, pero, se le parece mucho. Luce como un Japón futurista y excesivamente dependiente de la tecnología.

El sitio al que nos dirigimos; la Academia Ryukami, según la señorita Kano, es una institución de preparación militar que ha estado funcionando casi desde la fundación de Olympia. El uniforme que llevo puesto, es el mismo que utilizan en ese lugar. No me imagino a soldados en el campo de batalla vistiendo de esta forma. Lo usual para mí son SILKS o cuando menos, trajes blindados.

― ¿Cómo te sientes? ―. Pregunta Spark, haciendo que vire mi cabeza hacia él. ― ¿No te duele nada?

Niego.

―Estoy bien. El entumecimiento que sentía ya pasó. Ni siquiera me molesta la herida.

Él sonríe.

―La medicina aquí es muy avanzada. No me sorprende.

Aprovechando la quietud, tomo una bocanada de aire que pronto transformo en una pregunta:

―Spark, ¿quién eres exactamente? ―. Sus ojos se expanden de forma exagerada. ―Es decir- cuando nos conocimos en CORPS, dijiste que venías de Bemidji, como muchos de los que estaban a bordo de Valhalla, pero, si en realidad eras un soldado de Narciso, entonces... ¿Qué es real de todo lo que sé de ti?

Él se contrae y parece morder el interior de su labio inferior. Luce retraído y con pocas ganas de contestar a esa pregunta. Sin embargo, él se recompone y me observa con un renacer de seguridad plasmada en sus ojos.

―No puedo recordar nada de mi vida, antes de comenzar el entrenamiento en Narciso. Solo tenía doce años cuando comencé a formarme en una de sus bases militares. Lo mismo pasa con todos los que fuimos parte de Narciso. Es como si ellos eliminasen nuestras historias, antes de pertenecerles. Es un sentimiento abrumador, pero, uno al que te acostumbras con el paso del tiempo.

Joder... Eso no me suena algo a lo que podría acostumbrarme... Aunque... Si lo pienso, tampoco puedo recordar nada de mi vida- de esta vida. Del yo que no está dentro de una proyección de un aparato. Puedo recordar a mis padres, a mis hermanos y amigos- pero interactué con ellos estando dentro de la proyección... ¿Acaso son reales? Duncan dijo que Narciso tiene parte de mi familia, y en ese caso, ¿serán quienes creo que son? O si llego a encontrarlos, ¿serán totales desconocidos para mí?

Tiemblo ante la idea.

― ¿Siempre estuviste bajo su control? ¿Qué hacías aparte de entrenar?

Él desvía su mirada hacia la ventana a su izquierda.

―Solían llevarnos a un gran jardín. Había muchas flores y árboles frutales en todas partes. Íbamos al menos una vez cada seis meses. Eran como vacaciones de verano. Fuera de eso, siempre estuvimos en una base militar.