Recount • 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐌𝐈𝐍

1983

Sus piernas aún eran cortas, sus manos rechonchas y todavía las ancianas jugaban con sus gordas mejillas de manzana. Sus ojos siempre estaban oculto detrás de una capa gruesa de pálida de piel, pequeños y casi escondiendo toda su alma. Para ser un niño de apenas 4 años YoonGi era muy inexpresivo, el niño parecía no lograr comprender el mundo de los niños. Incluso si pertenecía a el.

—Vamos Yoonnie. Sonríe. —Su madre cruzó sus dedos en la altura de su boca y gráfico invisiblemente una sonrisa grande y bonita, YoonGi pensaba que la sonrisa de su madre era luminosa y hermosa, al igual que la de su padre. La suya en cambio era fea, sus pequeños con pequeños dientes le molestaban bastante y sus labios no eran tan gruesos como los de su madre, ni sus encías tan lindas y rosadas como las de su padre.

Volvió a agitarse incomodo en su elegante traje, sabía que había visitas, YoonGi era un niño pequeño pero no uno idiota.
Entonces cuando sus ojos iban a derramar lagrimas y su berrinche comenzaría, el timbre de la gran casa Min vibró por todas las habitaciones. Su padre no demoro en abrir la puerta a sus invitados.

Aún dispuesto a empezar su berrinche una hermosa sonrisa de un niño se curzo por su camino, el bebé parecía tímido de lejos, tenía un cabello castaño y era mucho más pequeño que él, sus mejillas eran más grandes que las suyas al igual que sus ojos. Se veía bonito y esponjoso.

Entonces YoonGi caminó olvidándose de su berrinche y de la incomodidad que el traje le provocaba, llegó hasta él a solo apretarle sus mejillas.
El niño castaño temió un poco, las personas solían hacerle sentir mal cuando tiraban de sus mejillas, y por instinto se aferro más a la pierna cubierta de tela de su madre. Temiendo que el ardor de sus mejillas apareciera cerro sus ojos con fuerza esperando eso que nunca llegó, el chico pelinegro había sido lo más delicado posible al apretar sus rosadas mejillas.

YoonGi pensó que eran más grandes que las suyas, los ojos del niño parecían tristes pero su sonrisa demostraba otra cosa.
YoonGi sonrió mientras las mejillas del tímido chico se volvían rojas entre las risas de sus padres, ellos buscaban algo que los dos niños ya habían encontrado.

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