Misión en Alejandría (Parte I: Cam)

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Notas de autora:

¡Hola! Muchísimas gracias por estar leyendo esta historia. Como la historia principal entra muy a saco dando por hecho que conoces a todos los pjs, hemos decido que primero publicaré relatos sobre los diferentes pjs a modo de introducción. Empiezo con uno que ando escribiendo para presentaros a mis pjs Cam y Leo. Como soy un caso, me está quedando bastante largo, así que lo publicaré por partes :)

Este capi se lo dedico a LadySheressade por haberse interesado ya por la historia y ser la primera intrépida que está dejando comentarios :DD ¡Muchas gracias, guapísima!

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5 DE JUNIO DEL 2010. BAHÍA DE ABU QUIR, ALEJANDRÍA. EGIPTO. 8:22 A.M.

Cameron

—¡Ni se te ocurra soltarme o te estrangulo! —le gritaba a mi fastidioso y rudo entrenador.

Nos hallábamos en un pequeño barco rumbo a Thonis-Heracleion, la mítica ciudad hundida a dos kilómetros de Alejandría, donde decían que se habían ocultado Helena de Troya y Paris. Era un día gris de mucho viento y el mar estaba muy picado, lo que ocasionaba que varias olas nos salpicaran en la cara constantemente. Era por eso que me hallaba agarrada fuertemente a JD, no porque de pronto hubiese descubierto que era él el hombre que ponía en llamas mi templo interior en vez del brujo ruso adicto al vodka que teníamos por jefe.

—No debería haber aprobado a alguien que no sabe nadar —me reprochaba él. Podía sentir su rasposa barba pinchándome en la cara por la cercanía.

«Leo, haz fotos de esto para que las vea Sergey y se ponga celoso», pensé con fuerza, por si había alguna posibilidad de que mis pensamientos le llegaran al mutante a pesar de que ninguno tuviésemos telepatía.

—Ey, no todas las mujeres tenemos cola, ¿eh? Siento que esa sirena te haya puesto estándares muy altos, pero las reliquias como yo tenemos otras ventajas en vez de oler a pescado y sufrir de rápida deshidratación.... —No era mi culpa que mi cuerpo no pudiera flotar. Eso que se lo achacara a los nigromantes que me crearon...

La sola mención a Taís —su ex sirénide— provocó que el malvado entrenador me sumergiera la cara en el agua, haciéndome pasar un muy mal rato.

—Ey, mirad, ¡parece que están extrayendo una pieza enorme del fondo del mar! —nos llamó Leo, emocionado.

—Vamos a tener que dar la vuelta —nos informó el capitán—. Si seguimos, el barco se hundirá.

—¡No! Tenemos que llegar ya, sea como sea —proclamó JD mientras yo le golpeaba para que me liberara.

—¡El mar está demasiado revuelto! —nos insistía el capitán con su inglés con fuerte acento.

—Leo y yo iremos entonces a nado.

Leo no parecía muy convencido. Si el mar estaba peligroso para navegarlo en bote, a nado era incluso peor.

—¡Pero si yo soy la arqueóloga principal! —protesté.

Yo de arqueóloga tenía lo mismo que JD de monjita de la caridad, es decir, rien de rien, pero era la tapadera que nos habíamos inventado, a falta de contar con una arqueóloga de verdad en el equipo, para justificar mis increíbles conocimientos sobre el Egipto de Cleopatra VII.

De hecho, todo había comenzado con la narradora de este trepidante relato haciendo gala de sus habilidades sociales y seductoras... Había conocido a un atractivo francés. La pasión surgió en cuanto nos miramos a los ojos... lo demás fluyó solo. Que si me rozó una teta, que si le apreté el paquete... y enseguida ese increíble monumento fálico estaba en mi boca, y minutos después yo era una amazona cabalgando hacia el horizonte en llamas a lomos de mi vigorosa montura. La verdad es que llevaba unos días bastante melancólica y no lo pude evitar. Cuando ando en ese plan, durante el sexo empiezo a gritar en egipcio vernáculo, griego, hebreo, árabe, sirio, etíope... Y el sexy francés al que estaba cabalgando resultó ser mucho más que un cuerpo bonito. Resulta que era uno de los arqueólogos del equipo de Frank Goddio que andan buscando el templo de Cleopatra VII en las profundidades de la costa alejandrina.

Donde Dios dejó su videocámara: S.E.X.Where stories live. Discover now