Capítulo IV

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Vamos Jack móntate, vamos a comprar pizza, vamos Jack, vamos.

Eres la niña más impaciente ¿lo sabias Anne?

Jack se montó en el carro y nos dirigíamos a la pizzería. 

Jack, Jack vamos más rápido vamos, apúrate Jack

Puso su mano sobre mi cabeza, y acarició mi cabello –Calma pequeña Anne, ya vamos a llegar.

Estacionó su carro en el estacionamiento de la pizzería, yo me bajé inmediatamente y corrí hasta la pizzería, entre y lo que vi no me lo esperaba.

Unos ladrones apuntando al que atendía, la pizzería estaba sola y cuando pase las puertas, alguien me agarro y tapó mi boca. Algo frío estaba en mi cien.

Jack entró y al ver esa escena su cara fue de sorpresa, inmediatamente saco su arma y apunto a quien me tenía apuntada a mí.

Un fuerte estallido escuché, lo siguiente que escuche fue un arma caer al suelo, mi hermano estaba tirado en el suelo, debajo de él un charco de sangre con un orificio en su cabeza.

JACK JACK JACK, por favor despierta, por favor despierta.

 

Despierta Anne, cariño despierta.

Alguien tocaba a mi puerta –Anne la cena esta lista –Era la voz de mi madre.

Estaba bañada en sudor y lágrimas.

-          Ya voy mamá.

Ha transcurrido tanto desde que vi por última vez a mi hermano, todo fue tan rápido y tan duro. Me culpo constantemente de su muerte, aunque sé que uno de los ladrones estaba escondido, y cuando Jack saco su arma, le dispararon a él. No debí haberle insistido de llevarme a la pizzería, me culpé constantemente.

Caminé hasta el baño, me miré en el espejo, desorientada. Me lavé la cara y baje hasta el comedor.

Cariño ¿Por qué haz tardado tanto en bajar? –Ella no entendía lo que pasaba en mi cabeza cada vez que yo dormía.

Lo siento mamá, me había quedado dormida –Dije sin ánimos de responder.

Luego de comer, salí al porche a leer un libro, necesitaba calmarme. Puse mis auriculares en mis oídos, sonaba Someday de Nickelback. Una lágrima corrió por mi mejilla, instantáneamente la seque.

Habían transcurrido 6 años desde su muerte, lo extrañaba a cada momento, a cada instante. Mis padres actuaban como si nada hubiera ocurrido. Joder, si era mi hermano y lo extrañaba de esta manera, ellos que son sus padres deberían de extrañarle más, pero no, actuaban como si nunca hubiera muerto.

Esta vez sonaba Far Away de Nickelback, era la banda favorita de mi hermano, así que desde que el murió comencé a escuchar sus canciones.

Me levanté y subí a mi cuarto, ya eran eso de las 10 pm, me acosté y me dormí.

 

Tenía 15 años, baje a buscar vodka, tome de la cocina las pastillas de mamá.

Subí a mi cuarto, me senté en el suelo, empecé a tomar una a una cada pastilla con un sorbo de vodka, cuando menos lo pensé, ya quedaban en mi mano solo 3 pastillas y menos de media botella de vodka.

-Jack, esto es por ti hermano, tu muerte ha sido mi culpa. Perdóname Jack.

Metí en mi boca las tres pastillas que quedaban y empiné la botella de vodka en mi boca. Veía todo borroso todo me daba vueltas, me acosté en mi cama, los parpados se me pusieron pesados ya no aguantaba, me sentía bien al saber que estaría con mi hermano, eternamente. Cerré los ojos y cayó la botella al piso…

Anne cariño, ¿Qué has hecho? Anne, anne…

La alarma me despertó, moví mi mano vagamente para apagarla.

Me levanté, un poco aturdida como cada mañana. Fui al baño, me bañé, y como costumbre mientras me bañaba recordaba lo que había soñado. Metí mi cabeza bajo el agua para alejar esos pensamientos.

Al salir del baño, mi celular comenzó a sonar.

Hola –contesté – Oye ¿Por qué estás tan feliz Anne? –Gruño –Lo siento. –Sam suspiro –Pasaré a buscarte cariño, así que apresúrate, desayunaremos por fuera. Colgó sin que le respondiera.

Abrí mi closet, tome un jean ajustado, una blusa de tirante y una chaqueta que queda por mis codos. Tomé de debajo de mi cama mis vans y me las coloqué. Peine mi cabello largo en una trenza de lado, coloqué solo un poco de maquillaje en mi rostro como siempre.

Suena la corneta del carro de Sam.

Tomé mi bolso, mi celular y mis auriculares y bajé rápidamente.

Chao cariño –Dijo mi madre con mucha “alegría” –Adiós mamá.

Me monté en el carro y como siempre Sam me recibió con un muy animado –Buenos días Anne Whit, anímate – Le sonreí, fue una sonrisa sincera.

¿Recuerdas lo que hablamos ayer Ann? –Preguntó Sam –Claro que lo recuerdo. Hoy te presento al Galán – hice el gesto de comillas con mis dedos – de Adam Stone.

Sam se emocionó demasiado, sinceramente no sé qué tiene ese chico para que todas las chicas babeen por él.

En la radio comenzó a sonar Photograph de Ed Sheeran, como amo esa canción. Sam y yo empezamos a cantarla a todo pulmón. Amaba estar alado de ella, tenía un aura muy vivaz y brillante, me hacía sentir bien.

Melodías del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora