Nada es lo que parece (Harco/Drarry).

Rey de Slytherin.

Octubre 10 de 1991.

Draco Malfoy.

Miraba el pedazo de pergamino que me había entregado aquella lechuza gris, no era más que una simple nota, pero guardaba una enorme advertencia, una advertencia que me hizo replantearme todo lo que había hecho en lo que llevaba aquí, si bien conseguí aliados, no eran de fiar como decía la nota, todos ellos estaban a mi lado por poder y dinero, pero no los conocía verdaderamente, por lo que fácilmente podrían traicionarme.

-Reunión, ahora –murmure mirando con discreción a mis amigos, antes de levantarme con elegancia y camina con moderada prisa, para llegar a mi habitación.

Una vez cruce los interminables pasillos y me abrí paso en la sala común hasta la habitación, pude perder un poco la compostura, golpeando una de las paredes con una considerable fuerza.

-Supongo que la carta no era una buena noticia –comentó Pansy cerrando la puerta detrás de ella y colocando los debidos hechizos sobre la misma.

-De Regulus –dije con la mayor calma que pude reunir en ese momento, respire profundamente, saque la nota y se las di, recordando perfectamente cada palabra.

Todo aliado conseguido del miedo, en algún momento te ha de traicionar, pero aquellos que tu protección y lealtad obtienen nunca te han de fallar.

R.A.B.

- ¡Mierda! –murmuró Blaise, mirando con intensidad las paredes, probablemente preguntándose si golpearla lo ayudaría.

-Estamos fritos –murmuró Pansy revolviendo su cabello con fuerza.

-No perdamos la calma, aún podemos resolver esto –Theo intento ser la voz de la razón, pero yo veía difícil eso.

-¿Cómo? –pregunte molesto -¿Cómo resolvemos la metida de pata que llevábamos haciendo desde que llegamos al castillo?

-Cambiando nuestros planes –dijo con sencillez –Solo necesitamos saber cómo conseguir que las personas confíen en nosotros.

-Claro, como somos Hufflepuff, ¡Qué demonios sabemos nosotros sobre eso! –gritó casi histérica Pansy.

-Tenemos que intentarlo –bufó molesto Theo.

-Y arriesgarnos a que nos cuelguen en nuestra sala común, no creo que sea muy inteligente – se quejó Blaise.

-Entonces seguimos como antes y que nos traicionen todos cuando las cosas se pongan difíciles –las palabras de Theo destilaban veneno y sarcasmo.

Mi mente dejo de prestar atención a la pelea frente a mí y comenzó a trabajar a mil por hora, buscando una solución, pero lo único que conseguía era hacer más evidente el problema en el que nos encontrábamos, hasta que una imagen de ciertos gemelos pelirrojos llego a mi mente.

-Malditos genios –murmure con una sonrisa.

-¿Qué dijiste? –pregunto Blaise.

-Hace como un mes, los gemelos Weasley han estado acosándome, tratando de descubrir que tramo, luego de unas semanas y que los ayudará a escapar de su hermano mayor comenzamos a hablar, algo así como... amigos –dije no muy seguro de mis palabras.

-¿Y? –cuestiono Pansy.

-Y... hace unos días me dijeron algo a lo que no tome importancia, pero podría ayudarnos, ellos mencionaron que no creían que una serpiente fuera tan impredecible, que ellos conocían todos los trucos que usábamos, y que no había nada más sincero que ver a una serpiente haciendo algo inesperado, pues cuando lo hacíamos perdíamos cierta parte de nuestra máscara –dije con seriedad –Tenían razón, todo lo que hacemos es premeditado, pero cuando actuamos por instinto, somos más directos que cuando planeamos todo.