Una dura separación necesaria.

473 26 0
                                    

Agosto 1 de 1990.

Severus Snape.

La brisa salina golpeaba mi cara con suavidad, el aire en esta época del año era algo frío, pero comparado con el ambiente que había en las mazmorras, era un clima ideal, aunque la ocasión no lo era para nada, miraba con odio aquel barco amarrado al muelle, ese maldito invento me robaría el único haz de luz que aún conservaba en mi vida. Mi única razón para seguir vivo, la razón por la que aún seguía luchando... pese a que ya no tenía fuerza.

-Maldito Regulus, ¿Cómo fue que acepte? -siseé entre dientes, el dolor y la ira subían por mi garganta.

Me sentía asfixiado, todos los sentimientos, pasados y nuevos, se arremolinaban en mi garganta, causando un dolor que hace bastante no sentía, esta partida no solo era un punto clave en nuestro plan, era la única línea de escape si todo salía mal, pero, a pesar de saberlo, mi corazón y mi magia se negaban a dejarla partir.

-Sabía que te encontraría aquí, la calma es algo que te atrae -escuche la voz de aquella persona a la que menos quería ver en estos momentos.

-Ahora no Regulus -dije conteniendo el nudo en mi garganta.

-¿Sabes que soñé la otra noche? -preguntó ignorando mis palabras.

-No -conteste, sabiendo que seguiría insistiendo.

Escuche sus pasos acercarse cada vez más y más, hasta que se detuvieron a mi lado, sabía que me estaba mirando, pero yo no le dirigí la mirada ni un segundo, suspiro casado y miro el horizonte.

-Soñé que tenía una familia, esposa, hijos... pero luego de un tiempo, todo se... desmoronaba, no era la vida que para mí, y lo sabía, pero me aferraba a ella, porque era lo que quería... pero no lo que necesitaba. Es irónico, que nos aferramos a aquello que más queremos a pesar de que nos hace daño, e ignoramos aquello que nos haría felices y verdaderamente necesitamos.

-¿Cuál es tu punto en todo esto? -pregunte molesto, mirándolo por primera vez.

-No lo sé, dímelo tú -se encogió de hombros y me miro como si fuera un niño al que deberían guiar.

-¿Crees que estoy siendo infantil? ¿Qué no sé lo que hago? -pregunte furioso, de ver en su mirada ese brillo de quien sabe algo que tú no.

-Yo no dije eso, creo que tienes miedo -soltó como si nada, y sus palabras me impactaron.

El silencio reino a nuestro alrededor varios minutos; mi boca se abría y cerraba, buscando un argumento, pero mi mente estaba abrumada con tantos recuerdos y pensamientos, que no encontraba como hablar.

-Estoy aterrado -murmuré agachando la mirada -Temo perderlo todo... otra vez.

-Lo sé, pero ese dolor que cargas, ese miedo, solo es un fantasma -tomo mi mentón y me hizo mirarlo a esos ojos azules, casi grises, que despertaban mis memorias -Tú decides cuando enfrentarlo. Puedes enfrentarlo ahora, dejarlo atrás y avanzar con renovada fortaleza, o... callar una vez más, y dejar que el silencio alimente ese monstruo y te persiga toda tu vida.

-No sé cómo enfrentar esto -dije sintiéndome un niño nuevamente, ante esa mirada que no paraba de leerme como un libro abierto.

-Empezando por aceptar que ahí está, y dando pequeños pasos -se apartó unos paso y pude ver el barco que estaba en muelle y que su figura me tapaba -Chiot quiere una familia, y sé que tú también, la pregunta es... ¿Tú miedo dañará tus sueños? ¿O puedes vencerlos?

-Lo intentaré -termine por decir, no era seguro que lo logrará, pero era un paso ¿No?

-Ahora vamos -me tendió la mano -Que de seguro los pequeños estarán haciendo un desastre -habló divertido.

Nada es lo que parece (Harco/Drarry).Where stories live. Discover now