Capítulo 13 - Damas

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Salté a causa de la sabionda voz de Cameron. Culpablemente, camine hasta el living de Cole.

- Hey... -Dije, raramente. Mantuve la cabeza baja por unos segundos antes quedándome en silencio y levantar la cabeza hacia Cameron para ver su expresión. Me tendió el móvil con su mano, su llamada ya había terminado. La aparente diversión en sus labios me incitaba a sentirme menos culpable y más tímida. -Lo siento, no quise...

Un silencio se hizo paso entre nosotros y tuve el presentimiento de que Cameron no hablaría intencionalmente mucho.

- Um, -Comencé, distraídamente jugueteando con el delgado brazalete Cartier de mi madre que rodeaba mi muñeca. -Así que, ¿ser guarda espaldas en entrenamiento incluye súper audición? -Mis ojos recorrieron el suelo, horrorizada levemente de en realidad haberle preguntado eso.

Rio, haciéndome subir la mirada una vez más. Sus hombros estaban caídos y ese brillo de sus ojos volvió.

- Podrías decir que si, supongo. -Dijo, su voz ronca como si estuviese tratando de no reír. Sus verdes ojos brillaban con diversión. Sentí que el nerviosismo que tenía estaba yéndose de mi cuerpo.

- ¿Qué pasa contigo que siempre estas riéndote a mi alrededor? -Pregunté con una sonrisa. Se encogió de hombros y se dejó caer en el mueble de Cole.

- Es que eres tan. -Se detuvo, mirándome, como tratando de buscar la palabra correcta. -Adorable. -Sonrió y yo blanqueé los ojos.

- No sé si eso fue un halago o no. -Dije, sentándome también. -Pero lo tomaré como uno. Gracias. -Rió.

- No quiero sonar grosera o algo, -Comencé, haciendo sus verdáceos ojos viajar a mí. Eran como del color de la grama bien regada en el verano -frescos. -Pero, ¿Por qué sigues aquí? -Carcajeó.

- Cole me dijo que me quedase. -Respondió. Cuando no dijo nada más, asentí.

- Oh. -Sonrió pero sin embargo no dijo nada más sobre que estaban exactamente haciendo, le sonreí de vuelta porque él aun no había subido la guardia. Aun.

- No puede ser. -Repentinamente dijo, levantándose del mueble y caminando hacia el elegante librero en la esquina del living. Le observé tomar algo que no había notado antes en la habitación.

Un juego de damas.

- Es... es... -Dijo, su voz llena de admiración. Rodé mis ojos a su dramático tono.

- Un juego de damas. -Finalicé, delicadamente. -Nada por lo que emocionarse. -Me observó con los ojos bien abiertos. Repentinamente me sentí mal por lo que había dicho.

- Yo-.

-Nada por lo que emocionarse. -Repitió, como si estuviese saboreando las palabras en sus labios. -Supongo. -Miró el juego entre sus manos. Parecía un cachorro perdido. Arrugué mis cejas. ¿Por qué estaba siendo tan cruel estos días?

- Cameron, -Comencé, ahora de pie en el suelo de madera detrás de él. -No quise-.

- Cuando era pequeño, -Interrumpió, como si estuviese en un trance. Su postura de guarda espaldas estaba hundida y su rostro mostraba su guardia baja; como un libro abierto sin su llave, dejado justo ahí para cualquiera que quisiese leerlo. -Mis padres solían jugar conmigo todo el tiempo. Más mi padre. Mi madre sólo nos veía. -Cerré la boca y sentí mi rostro suavizarse. Sus recuerdos de infancia.

- Ella me mostraba siempre esos trucos, ya sabes. Para ayudarme a ganar. Era tan malo que a veces sólo mi padre me dejaba ganar porque amaba mi rostro cuando lo hacía. -Rió y supe que sentía como si estuviese jugando con ellos en ese momento. -Era muy joven para saberlo. -Dejó escapar un suspiro y levantó la mirada hacia el gran ventanal. La única luz que llegaba a la habitación era de ahí y que se fundía sobre su rostro. Observé sus ojos aguarse. Ni siquiera se molestó en parpadear para evitarlo.

His Number /En pausa/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora