Me pregunto si él también pensó que podría haber cambiado las cosas. Tal vez sólo seamos unos soñadores siendo golpeados por la realidad.

Nos miramos por unos momentos más.

Le brindo un pequeño asentimiento, mirando hacia abajo.

Me giro y camino de vuelta por el sendero.

(...)

—¿Por qué estamos aquí otra vez?

Callo a Jenna mientras algunas personas sentadas en la mesa junto con nosotras, nos observan.

—Estamos en la biblioteca Jenna, trata de no elevar tanto tu voz como si quisieras sobrepasar el sonido de una ballena dando a luz—le susurro.

Ella retiene una risa, tapándose la boca con una de sus manos mientras colocamos nuestras cosas sobre la mesa de la esquina.

Fuimos asignadas a un proyecto de Literatura juntas, y estamos utilizando nuestro periodo de receso para la investigación. La forma de trabajo de esta escuela es diferente a la anterior en donde iba, así que me encuentro leyendo Romeo y Julieta por segunda vez en mi carrera escolar. ¿Por qué lo estamos leyendo en nuestro último año de preparatoria? no lo sé. Las reglas de la escuela son tontas.

Como sea, es una de mis obras favoritas de Shakespeare, y Jenna entiende absolutamente nada sobre ella. Así que, aquí estamos, comparando notas del libro en la biblioteca.

—No entiendo, ¿por qué pelearon los funcionarios?—ella pregunta, un poco alto.

—Shhh—gesticulo, ignorando la mirada que la bibliotecaria me está brindando.

Ella suspira.

—Nunca podré entender esto—susurra abatida.

—Está bien, es difícil de comprender al principio—respondo, cerrando mi pluma. Me levanto del asiento—. Déjame ir a buscar un libro para nuestro proyecto.

Fuimos asignadas a un proyecto sobre el amor petrarquista, en otras palabras, el empalagoso y torpe amor que Romeo le exhibe a Julieta en la obra. Espero que esta biblioteca tenga el mismo libro que usé hace unos años para investigar sobre el mismo tema. Si hay algo que odio, es repetir las mismas actividades una y otra vez. Pero puedo lidiar con ello, porque no tengo que hacer ningún trabajo de nuevo. La pereza es lo mejor.

Le pregunto a la bibliotecaria si tienen el libro, y para mi satisfacción, lo tienen. Le agradezco y camino hacia la fila de estantes, buscando los apartados.

Busco el apellido del autor, apretando mis labios. Estoy cerca del final del estante, el cual se encuentra en la esquina de la biblioteca. Justo cuando estoy por darle la vuelta, escucho voces. Dejo de caminar y me acomodo para poder escuchar los murmullos.

—...peligroso—alguien dice. Instantáneamente reconozco la voz de Max.

—Está bien—dice otra voz. No la reconozco, y no sé quien pueda ser.

—No, no lo está—Max sisea—. Fuiste descuidado. Sabes que lo necesitas.

—Dije que está bien—la voz se escucha más fuerte que la primera vez.

—¿Qué si alguien lo encuentra? ¿entonces qué? ¿sabes los tipos de problema que eso traería?

La otra persona no contesta.

—Arréglalo—ordena Max—. Arréglalo, o yo lo haré. ¿Sabes lo que hace mi padre, cierto?

—Tu padre—la otra personas casi ríe—. Tu padre. Claro

Phantom [h.s] •Completa•Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα