¿Me estas engañando? | Sailor Moon | SIN EDITAR.

Cap. 7

Hola!!! Queridos lectores!!!

Otro capi!!! Chan... chan... chan...

Ya casi llega a su fin este fanfic :'(

Pero mientras... Sigo aquí!!! ♪ Estoy aquí!!! ♪ Y yo solo quiero ser real!!! ♪

(Quien haya visto el planeta del tesoro entiende el chiste XD ).

Jeje jeje *se escucha un grillo* (-_-*) ok ok dejo de molestar y aquí va el cap.

3...

2...

1...

Cierto pelinegro vestido con un esmoquin y antifaz entraba a su departamento con su rubia novia, quien no dejaba de revolverse en sus brazos furiosamente y gritando que la soltara.

- ¡Darien!, ¡si no me sueltas ahora mismo y me llevas a casa le diré a Haruka!

El pelinegro se estremeció de terror de solo pensar en la mas peligrosa de las sailors tras él. Mejor era evitarla pero no dejaría ir a Serena hasta que lo escuchara.

- primero me vas a escuchar -dijo simplemente mientras se deshacía del sombrero de copa y el antifaz, dejando ver unos hermosos ojos de color zafiro.

Finalmente perdió su transformación y se miro su ropa habitual.

Se acerco a la ventana y la cerró, después se dirijio a la puerta e igualmente la cerro, para a continuación, encender las luces.

- No quiero escucharte -hizo un puchero y se cruzó de brazos. Darien río ante su comportamiento infantil, pero eso era algo que lo había enamorado de ella.

- pues te guste o no coneja me vas a escuchar -dijo mientras se acercaba a ella. Intento tomar su mentón pero ella le aventó un manotazo.

- no quiero escucharte, ¡no quiero, no quiero, no quiero! -comenzó a gritar ella mientras se tapaba los oídos u se dirijia hacia la puerta.

El joven príncipe la tomo en brazos, mientras ella forcejeaba una vez mas, y la dejo en su sillón. Pero esta vez se coloco a su lado, manteniéndola en su lugar.

- Serena... -el pelinegro la miro a los ojos, y se acerco a ella, al ver que se quedaba quieta.

Sin nada más que decir, posó suavemente sus labios sobre los de ella. Se sentía tan bien volver a besarlo y se dejo llevar.

La verdad era que extrañaba sus besos siempre después de que discutían, pero eso no era una discusión cualquiera, él la había engañado.

Exacto.

La había engañado y tenia un hijo.

Se separo abruptamente de él, con la respiración entrecortada, se limpio la boca con el dorso de la mano y se alejó lo mas que el sofá se lo permitía.