Fuera ya está lloviendo, una lluvia fina y constante que no parece querer cesar. Toman un autobús en dirección al juzgado, y se sientan los dos, el uno al lado del otro, con las manos entrelazadas, mientras Agoney repasa uno a uno todos los momentos de aquel día, intentando recordar todos los detalles, y Raoul observa por la ventana el paisaje apagado pero hermoso que se va sucediendo ante sus ojos.
Al llegar se encuentran con su abogada, que le da a Agoney algunos consejos para que esté tranquilo, y después se dedican juntos a repasar las diferentes preguntas. Durante todo lo que dura la reunión, y también después, durante el juicio, Raoul se mantiene a su lado. Agoney se sorprende de la forma tan cariñosa en que se comporta con él. Normalmente, cuando están en público, se muestra familiar pero distante, no hay contacto físico entre ellos. Pero hoy, o casi diría que desde que empezaron el viaje a Santander, está siendo completamente natural y no refrena ningún impulso de acercarse a él. Se muestra cariñoso y atento. Si Agoney se pone nervioso, se queda a su lado y bromea intentando distraerle. Mantiene todo el rato el contacto físico con él, le da pequeños apretones casuales, y cuando se aleja, le sigue con la mirada.
Agoney se siente agradecido, quizás porque con el tipo de relación que tienen, no esperaba que Raoul estuviera allí para él. Y saber que sí, que le importa al menos lo suficiente como para que le preocupe su bienestar, le da esperanzas.
***
Cuando salen del juzgado son casi las 3 de la tarde. Agoney está eufórico, por lo bien que ha ido la declaración, y por haberse descargado de toda la tensión que llevaba varios días acumulando. Pensaba que estaría más nervioso al ver de nuevo la cara de los chicos que le agredieron, pero en ese momento, Raoul agarró aún con más firmeza su mano, y la sensación de no estar solo le dio la valentía para enfrentarse al miedo.
Raoul, por su parte, está tranquilo y orgulloso. Ha visto a Agoney superar la situación y con eso le basta. Le parece la persona más valiente que ha conocido en su vida, capaz de mostrarse tal cual es, tomando las cosas según vienen, capaz de enfrentarse a la gente que lo no lo acepta y demostrar que está por encima. Lo admira y además, es consciente de que cada día siente más la necesidad de tenerlo a su lado.
De camino a casa, paran en un restaurante y compran algo de comida para llevar. Al llegar al piso están solos, por lo que preparan un banquete improvisado sobre la mesa del comedor. Extienden por encima los diferentes platos, y picotean de ellos, mientras juegan a robarse la comida, cuando no algún beso. Se lo pasan bien así, como dos críos, buscando excusas para rozarse, aunque no les haga falta ninguna otra que las ganas que se tienen.
Están peleando por el postre cuando Raoul tira parte de él sin querer encima de Agoney, quien se ha levantado en un intento de apartarse del desastre, sin mucho éxito. Al ver la camiseta manchada, Raoul se levanta corriendo de la mesa y se acerca a él pidiéndole perdón con la mirada. El canario juega entonces a hacerse el enfadado, lanzándole una mirada enfurruñada que más bien resulta traviesa y sensual.
A Raoul el gesto le resulta tan irresistible que rodea su cabeza con ambas manos y le besa repetidamente, dedicándose a pedirle perdón entre beso y beso, momento que aprovecha Agoney para apretarlo contra él, manchándole también la ropa.
–¡Agoney! –exclama–, ¡que traidor!
El canario ríe a carcajadas, aun sobre sus labios.
–Anda, vamos a la habitación a cambiarnos.
Raoul asiente, mientras Agoney le empuja hacia su cuarto sin soltarle, haciéndole caminar hacia atrás, aún abrazados, dejándose pequeños besos ligeros por el camino. Agoney solo se separa por un momento una vez están dentro, para quitarse la camiseta sucia delante de un Raoul que, al verlo con el torso desnudo, siente cómo se le seca la boca. Se muerde el labio interior sin poder apartar la mirada de él. Cuando Agoney lo nota y alza las cejas, interrogándole con la mirada, Raoul no puede evitar ruborizarse, pensando en si verbalizar o no lo que está pensando.
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Algo en común | Ragoney
General FictionSi a Raoul le preguntaran en qué momento se desencadenó todo, no sabría que contestar. Diría que fue algo paulatino, que todo fue evolucionando sin apenas darse cuenta, y que de pronto se encontró con toda su vida patas arriba y no queriendo que fue...
Capitulo 9 (parte 2)
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