Ramsés tomo el arma y ambos nos quedamos quietos, esperando no haber hecho demasiado ruido.

—¿¡Estás loco?! —susurré después de unos segundos, agitando las manos alterado.

El chico se encogió de hombros, tomo el cuerpo del hombre y lo encerró en la sala, volvió y se agachó a mi lado.

—Cuando la policía llegara, él podría habernos tomado de rehenes, es mejor tener algo de ventaja

—Eso podría haber salido muy mal

Sonrió levemente.

—Pero salió bien

Negué lentamente, unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta, ambos nos tensamos de inmediato.

—Oye Han, creo que escuché una sirena de policía, ¿ya tomaste algo? Sal de ahí —habló un chico del otro lado.

Ambos nos miramos aliviados. La policía estaba cerca.

El chico gruñó con fuerza y volvió a hablar: —¿Para que cerraste la puerta idiota? ¿no ves que tengo que abrir la cerradura de nuevo? De verdad eres imbécil

La puerta se abrió de nuevo con fuerza, me golpeó la cabeza y me empujó hacia atrás, Ramsés trastabillo un poco, pero levantó el arma con firmeza.

—Pero ¿qué...? —un chico joven se asomó y al vernos allí y a Ramsés con el arma, rápidamente levantó la suya y disparó.

Ramsés disparó dos veces de vuelta, el chico se deslizo al suelo con una mueca de dolor, ambas piernas estaban heridas.

Solté un grito ahogado viendo como la camisa de Ramsés se empapaba de rojo rápidamente, la bala había penetrado en su hombro, el pelinegro gruñó y dijo: —Q-Quítasela

Entendí y me arrastre rápidamente al chico en el suelo, tome el arma y sin pensarlo dos veces lo golpee con el reverso de esta con fuerza en la cabeza.

Retrocedí entonces sintiendo la adrenalina recorrerme.

—Mierda, mierda... queda uno

Miré con horror como la sangre seguía saliendo del hombro de Ramsés.

Entonces una sirena sonó y una voz se escuchó desde un megáfono pidiendo que salieran con las manos en alto.

Volví a cerrar la puerta y esperamos unos segundos, al ver que nadie respondía, susurré: —¿Y el otro?

—Estará escondido —respondió Ramsés con dificultad.

Rápidamente tomé varios paños que estaban detrás de mí y presioné su herida con fuerza para detener el sangrado.

—¿Qué hacemos?

—Esperar, no podemos salir así, él podría estar esperándonos

Se volvió a escuchar la voz de la policía y seguido la voz de un hombre gritar: —¡Me entrego! ¡No disparen!

Un par de pasos y el cerrar de la puerta de un auto.

Solté un suspiro aliviado.

Esperé unos segundos y me asomé despacio por la puerta. Casi grito cuando volteé y justo al lado de esta, estaba otro chico agachado, sonrió burlón y me tomo por el cabello con fuerza jalándome.

—¡Edgar!

Forcejee con el chico, patee su estómago con fuerza y me solté de su agarre, trate de levantarme, pero tropecé con una de las sillas que estaban en el suelo y otro disparo se escuchó.

"Sweetness"Where stories live. Discover now