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"Otro día, otro centavo"

Eso había escuchado en Bob esponja, uno de los programas que veía en su tiempo de ocio, era divertido ver caricaturas, pero lo que esperaba hacer al llegar a su pequeño departamento, era seguir con la Mark 4, el prototipo... de nuevo, pero esta vez, estaba seguro que lo lograría. El reloj sonó, y un suspiro salió de sus labios, se dispuso a seguir trabajando, esperando a su jefe, que siempre aparecía en, 3 2 1...

-¡Stark!-

-Si...-

-Podrías terminar el reporte, dejarlo en mi escritorio y cerrar-

-Claro, sin problema-

-Excelente- dijo con fingida alegría -nos vemos mañana- dijo más apurado que de costumbre, siendo seguido por la nueva omega, una rubia de ojos castaños, que recién había sido contratada, seguramente siguiéndolo por un aumento temprano, uno que a él le habían negado varias veces, en los últimos... siete años que llevaba trabajando ahí.

Desde sus veintidós años, había ingresado como oficinista, y para todos fue increíble que acabara dos carreras en tan poco tiempo, ingresando a MIT a los 15 y terminando su carrera en ingeniería a los 18 años, para después tener una carrera de oficinista en 2, sin embargo, le había costado dos años, encontrar un lugar donde lo aceptaran, y una vez lo encontró, se estancó, no ascendía, ni descendía, se quedó estático, por los últimos siete años, su familia en cambio, creció, su padre se dedicaba a inventar, y su hermano a administrar, mientras que su madre, bueno, ella seguía siendo modelo y actriz, el único que no encajaba, era él.

Una vez dejo el informe, se puso su gran saco, se colocó su bufanda, y agarro su maletín, y salió, a las oscuras y frías calles de New York, con el tambaleo de sus prominentes caderas, sin mentir, 120 kilos eran sostenidos por sus pequeños pies de omega, y sus escasos 1.56 de altura, un tierno gordito, con su cabello castaño, sus enormes ojos color café acaramelado con pestañas grandes y risadas, sus regordetas mejillas rosas por el frió, y que le hacían parecer felino, al cubrir sus ojitos achinándolos cada vez que reía, con un fino bigotito debajo de su pequeña nariz y una barba de candado, alrededor de sus labios rosas, ni tan grandes, ni tan pequeños, con una papadita dándole un toque algo bonachón, su gran pancita, con lo que muchos decían eran brazos de jamón, con unas minúsculas manitas, sin embargo, sus caderas eran de mayor tamaño a su cintura, dándole las obvias características de un omega, todo se tambaleaba a un rítmico compás, dando pasos pequeños, con sus piernas de generoso tamaño, todo era cubierto con un traje a la medida, una camisa blanca, unos pantalones negros, un saco, con una corbata, acompañado de su calzado del número cuatro, un par de zapatos bien lustrados, ese era el aspecto del omega... Sus mejores amigos no lo consideraban alguien feo, le decian que era lindo y tierno, pero si no era feo, ¿Por qué no tenía pareja?.

Era raro que el pensara en el tema, pues en toda su vida, en lo que menos se concentraba era justamente eso, ya tenía 29 años, y en todos ellos, nunca se paró a pensar ni un solo minuto en el romanticismo, ¿Por qué ahora sí?, pensaba, mientras miraba a familias caminar por las calles, personas solas, o parejas... ¿Sera que está a punto de cumplir los 30?, últimamente todo parecía decirle lo obvio, que estaba solo, su madre le decía que para esa edad, ya lo tenía a él, y a Arno, aunque por dentro si la envidiaba un poco, el tiempo no parecía pasar por ella, seguía tan bella como en sus veinte, su amiga de toda la vida, Virginia Potts, o Pepper, una beta del cubículo 5G le decía que estaba saliendo con alguien, un tipo al que le decía Happy, su amigo/hermano, jefe de la policía de New York, James Rhodey Rodes, o Jimmy Rhody, estaba saliendo con una policía llamada Carol Danvers, sus padres, celebraron hace poco su aniversario, incluso Arno tenía novia, una Omega hermosa, pero el seguía solo.

kilos de amor *stony* (Omagaverse)Where stories live. Discover now