8. Perdida en un sueño

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Desde aquella mañana, cuando un mal sueño en el que Haruka estaba en peligro la hizo despertar con un sobresalto, Michiru había pasado el día con una extraña opresión en el pecho. "Espero que todo esté bien ", pensaba.

Tras su llegada a Islandia, conoció a un par de chicas muy amables, llamadas Jeanine y Annya, quienes rentaban una hermosa cabaña a las afueras de Reykjavík. Tenían una habitación libre, así que le ofrecieron a Michiru quedarse en ella y dividir los gastos entre las tres.

En esos pocos días logró llevarse bien con ellas y ambas se encargaron de ayudarla a instalarse y adaptarse a esa nueva vida, así como a llevarla a conocer los principales lugares de la ciudad.

Aquel día fueron a pasear a la playa negra que la chica de cabello aguamarina tanto anhelaba conocer y quedó impresionada ante la increíble belleza del paisaje. "Sería perfecto si tú estuvieras aquí para presenciar estas maravillas conmigo", pensaba mientras sus ojos se humedecían.

-Ey, no es momento para ponerte triste - le decía Jeanine mientras pasaba uno de sus brazos por los hombros de la chica - disfruta de estas maravillas que la naturaleza nos regala.
-Sí, Michiru, no estés triste - agregaba Annya, pues ambas conocían los motivos que habían llevado a la chica hasta ese lugar - ya verás que ella vendrá por ti.

Michiru sólo asentía, secaba sus lágrimas y sonreía, pero aquel día, esa extraña sensación con la que había despertado no se iba y la hacía sentir angustiada.

Al llegar a la cabaña después del paseo, Michiru fue a su habitación para revisar su celular, que había olvidado llevar. Cuando vio el nombre de Setsuna en las notificaciones del correo, una punzada atravesó su corazón y la angustia creció. "Por favor, que no haya pasado nada".

Con las manos temblorosas, abrió el mensaje: "Michiru, por favor comunícate conmigo cuanto antes. Es muy urgente", era todo lo que decía y Haruka fue lo único que llegó a su mente.

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Haruka conducía por la carretera de alta velocidad hacia el aeropuerto e iba realmente ilusionada por la idea de reencontrarse con su amada sirena. Iba tan contenta, que hasta puso música e iba tarareando sus canciones favoritas.

De pronto, la sonrisa que iluminaba su rostro se desvaneció cuando vio una silueta varios metros más adelante, justo a mitad del camino.

"Pero qué demonios, ¿qué hace alguien parado en plena carretera?", pensaba mientras tocaba el claxon para que aquella persona se quitara de enmedio.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. Al ver que detenerse no era una opción porque podría provocar una carambola y que aquella persona no tenía intenciones de moverse, Haruka intentó hacer una maniobra para esquivarla.

Ella que es una piloto profesional de carreras no debería haber tenido problemas con lograrlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, el rostro de aquella figura volteó a verla y ella reconoció ese rostro y esos ojos. "No puede ser, ¿qué haces tú aquí?", fue lo último que pensó antes de perder la consciencia.

Su distracción provocó que perdiera el control del volante y su auto dio un par de vueltas antes de quedar volcado en el camellón.

Las sirenas de patrullas y ambulancias no tardaron en escucharse, y más tarde, Setsuna recibía la noticia del accidente y de que la rubia estaba en el hospital, inconsciente y herida.

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De inmediato, con el corazón latiendo apresurado, Michiru marcó el número de Setsuna.

-¿Hola? - respondió la guardiana del tiempo al otro lado de la línea.
-Setsuna, acabo de ver tu mensaje.
-Michiru, al fin... tienes que regresar cuando antes...
-¿Qué pasó?
-Haruka... Ella... Tuvo un accidente en el coche, está en el hospital y es importante que vengas.
-¿Qué? ¡No puede ser! ¿Cómo está? ¿Está bien, está en peligro? Dime, por favor - la chica estaba muy alterada y hablaba muy de prisa.
-Tranquilízate, por favor - decía Setsuna al teléfono, con la mesura y sobriedad de siempre - ya la están atendiendo, se encuentra estable, pero te necesitamos acá, creo que tu presencia es importante y necesaria para ella.
-Claro, iré lo antes posible... mientras tanto, cuídala mucho, por favor...
-No te preocupes, eso hago. Te esperamos aquí, te envío los datos del hospital.
-Gracias, nos vemos pronto.
-Michiru, ¿qué tienes? De pronto te ves muy alterada - preguntó Jeanine al verla salir de su habitación y caminando sin saber qué hacer.
-Haruka tuvo un accidente y está hospitalizada - respondió al borde del llanto - necesito regresar cuanto antes a Japón y me siento tan impotente e inútil en este momento.
-Tranquilízate, por favor - le decía Annya mientras la abrazaba.
-Nunca debí alejarme de ella... Tal vez si yo me hubiera quedado allá, esto no habría ocurrido.
-No digas eso - intervino Jeanine - no debes culparte si ni siquiera sabes qué ni cómo pasó. Además necesitabas alejarte para pensar, para sanar después de lo que pasó, así que nada de eso es tu culpa, simplemente son cosas que pasan y que están fuera de nuestro control.
-Mejor busquemos los próximos vuelos a Tokio para que puedas irte lo antes posible - dijo Annya - voy por la computadora para buscar.

Búscame en tus sueñosWhere stories live. Discover now