Capítulo 6

575 72 31
                                    

Día industrial.

Dieron el toque de fin de clases y lo primero que hiciste fue girarte hacia Zeldris con un brillo en los ojos.

—¿que?— te preguntó confundido al ver que lo mirabas.

Te levantaste de tu asiento, tomaste tus cosas, rodeaste la banca de Zeldris y te paraste frente a él con cierto entusiasmo.

—¿pasa algo?— preguntó aun más confundido.
—¿se te olvido lo que habíamos quedado para el día de hoy?— preguntaste con cierto reproche.

Zeldris se recargo sobre el respaldo de su silla y comenzó a meditar lo que supuestamente había olvidado y cuando viste que ocultaba su sonrisa, sabias que se estaba burlando.

— me voy sin ti entonces — dijiste molesta, te diste media vuelta y te dirijiste a la puerta.
— solo estoy bromeando — lo escuchaste decir.

Se levanto de su silla y fue detrás de ti, al dar vuelta en un corredor ya no te vio, comenzó a caminar despacio y a buscarte con la mirada.

Te habías escondido en un hueco, entre unos casilleros y te habías agachado para evitar que te viera, cuando paso por tu lado, tuviste aun más suerte al ver que te estaba buscando en otra dirección.

Con cautela saliste de tu escondite y te acercaste a él lentamente, cuando detuvo su caminar, saltaste sobre su espalda y quedaste colgada en ella.

— por bromista ahora me llevas cargando de caballito — dijiste con una sonrisa de oreja a oreja.
— vas a disfrutar esto, ¿verdad?— preguntó resignado.
— como no tienes idea — respondiste alegre.

Suspiro resignado y ante la mirada de todos en la escuela, te cargo en su espalda hasta el estacionamiento, cuando intento bajarte, aferraste tus piernas a su cintura y tus brazos a su cuello y te negaste a soltarlo.

— abre la puerta para mi y te dejo ir — dijiste divertida.

Él solamente se río un poco, pero cumplió con tu pedido, te subiste al auto, pusiste tu mochila en los asientos de atrás y te pusiste en cinturón de seguridad en pocos segundos.

— realmente estas emocionada — comentó el moreno observándote desde la ventana del piloto.

Al abrir su puerta una rubia se acerco a él.

— Zeldris, quiero hablar contigo — dijo, pero antes de que le respondiera, añadió — seré breve.
—¿puedes esperar unos minutos?— te preguntó.
— pero que sea rápido, o sino me voy sin ti o dejo sonando el claxon — respondiste.

Zeldris se fue a hablar con ella y aunque Gelda insistía en un lugar más privado, él se negó y se quedaron hablando frente al auto de Zeldris.

—¿que quieres?— preguntó.

Ella sonrió arrogante, rodeo su cuello con los brazos y acerco su rostro para besarlo, pero sus labios solo sintieron algo liso.
Zeldris, al ver cual era su intención puso el dorso de la mano entre los dos.

— ni aunque me pagarás — comentó, mientras se alejaba de ella — sera mejor que te a costumbres a verme con Alison.

Cuando Zeldris abrió la puerta del piloto, Gelda se acerco a él bastante molesta por el rechazo, pero cada vez que intentaba hablar solo sonaba la bocina del auto.

Conteniendo su risa, subió al auto y dejaron a una rubia bastante molesta.

— gracias — comentó.
—¿porque?— preguntaste fingiendo no saber.

                         *****
Sin duda el taller de autos era más pequeño de lo que pensabas, Zeldris te había explicado que, como el negocio apenas estaba comenzando a dar buenos resultados, todavía dependían de los inversionistas, y de los ahorros invertidos, por lo que aun no se podían dar el lujo de modernizar el taller por el momento.
Y que además, a Zeldris y a Meliodas les pagaban cierta cantidad extra por probar los autos que serian comprados por personas de un alto nivel económico.

— eso explica porque hoy trajiste otro auto — comentaste, mientras recordabas que esta vez habían viajado en un camaro Ss y te reiste al recordar tu chiste de transformer, ya que el auto se parecía a cierto robot amarillo.

El taller de construcción de autos se encontraba bajo el estacionamiento de un pequeño edificio, y los autos que eran construidos ahí eran hechos a mano y rara vez se usaba la mano mecánica.

Conociste gran parte del taller y a Zeldris le daba cierta gracia ver que actuabas como una niña pequeña en una dulcería.
Finalmente llegaron a la oficina del padre de Zeldris, quien nuevamente te recibió con los brazos abiertos, literalmente, ya que al verte lo primero que hizo fue abrazarte y decir que le alegraba verte.
Se sentaron frente a el hombre, quien no dejaba de verte pícaramente.

—¿sucede algo?— preguntaste extrañada.
—¿has pensado en ser corredora algún día?— preguntó.
— lo he pensado, pero no estoy muy segura de ser una — respondiste.
— yo digo que tienes mucho potencial, con algo de entrenamiento y de practica lograras pulir tus habilidades — dijo — les comente a los inversionistas sobre la carrera que tuviste contra mi hijo y quieren conocerte, puede que te ofrezcan algún contrato.
— pero aun estoy en la universidad — comentaste.
— están al tanto, están dispuestos a pagar la beca, pero solamente si logras convencerlos con una carrera — explico.
— dentro de dos meses habrá una carrera en la misma pista, donde competimos — comentó Zeldris — si logramos quedar entre los primeros tres lugares, nos ofrecerán ser corredores de los grandes.
—¿que dices?— te pregunto su padre.
— es...una oferta muy intensa — comentaste — pero es claro que acepto.
—¡estupendo!— exclamo el hombre — Zeldris sera tu compañero y te ayudara con las practicas, Meliodas sera su jefe de mecánicos he instructor, el día de mañana conocerás al resto de tu equipo.

Salieron del edificio y al subir al auto te quedaste petrificada.

—¿te sientes bien?— te preguntó.
— solo estoy algo....sorprendida...— respondiste con una leve sonrisa — mi abuelo siempre decía que llegaría lejos en las carreras, me había vuelto su orgullo....lo ultimo que me dijo fue que....no dejara de luchar por lo que quiero....que aproveche las oportunidades — volteaste a ver a Zeldris y había pequeñas lágrimas en tus ojos — muchas gracias Zeldris.
— yo solo te di un apoyo — respondió con una sonrisa — tu lograste el resto con tu esfuerzo.

Sin previo aviso, lo abrazaste con fuerza, se sorprendió un poco por eso, pero regreso el gesto, estuvieron así por unos segundos y cuando se separaron, le devolviste la sonrisa y al mirarlo a los ojos notaste un brillo en sus ojos y una leve sonrisa, poco a poco se fue acercando a ti, y cuando sus labios estaban cerca de los tuyos tu celular sonó.

Derriere te llamo para decirte que tus padres estaban ahí y que querían hablar contigo.

— me tengo que ir — susurraste con un leve sonrojo.
— te dejare en frente — respondió.

Con mucho esfuerzo se alejaron, se acomodaron en los asientos, encendió el auto y partieron en dirección a la casa de Derriere.

.............................................................
Hola, espero les guste el nuevo capítulo, recuerden votar y dejar sus comentarios, eso me motiva a seguir escribiendo.

Los invito a leer mis otras historias y a seguir mi perfil.

Hasta el próximo capítulo.

Sayonara.

Carrera contra el tiempo. (Zeldris x lectora)Where stories live. Discover now