Parte 3

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Roberto

―Hay algo de lo que quiero hablarte ―le dijo a su novio mientras trataban de recuperar el aliento. Sabía que faltaba poco para que se quedaran dormidos y no quería que eso pasara sin dejar antes ciertas cosas en claro.

Primero que nada tenía que explicarle que estaba bien si no quería acompañarlo a la finca de sus padres. Quería darle una excusa para que Fernando pudiera utilizarla y así no sentirse culpable por no acompañarlo.

Fernando se subió sobre él y Roberto suspiró aliviado. Realmente lo reconfortaba cuando su novio hacía cosas así. Le encantaba sentirse como todo un macho dominante y su novio tenía una habilidad para leerlo y darle lo que él deseaba. No se podía quejar de nada. Ojalá él también pudiera hacer eso con Fernando.

―Mis padres no saben de mi sexualidad ―decidió ir directo al grano―. Como me mudé de casa cuando entré en la universidad y solo voy de visita de vez en cuando, nunca sentí el deseo de decirles la verdad. Además seguramente no me creerían, porque no tenía a nadie a mi lado, pero ahora que te tengo a ti quiero que toda mi familia lo sepa.

Sintió un tímido beso de Fernando en su barbilla y movió la cabeza para atrapar esos dulces labios. Su novio inmediatamente abrió la boca y dejó que Roberto lo poseyera. Sin embargo, antes de distraerse y perder el control continuó hablando:

―La situación en casa estará muy tensa ―dijo acariciándole la espalda y besando dulcemente su rostro.

Fernando asintió.

―Lo entiendo ―dijo acomodándose para dormir sobre él. Esa era una de las posiciones que más le gustaba a Roberto.

―Hay algo más ―agregó antes de que su novio se quedara dormido―. No te lo voy a pedir, esto es una orden ―dijo con la mayor seriedad posible para que su pareja entendiera que no bromeaba con esto. Ciertamente se iría lejos y no podría pasar la navidad ni el año nuevo con su novio, pero eso no quería decir que permitiría que Fernando la pasara solo―. Llamarás a Andrés y le explicarás nuestra situación, seguramente te invitará a pasar la noche buena y navidad con él. Si no lo hace, me llamarás inmediatamente y a la mierda mi familia ―dijo con toda honestidad―. Me regreso ese mismo día. Aunque también existe la posibilidad de que ni siquiera me quede en casa de mis padres. Si mis noticias no son bien recibidas, tampoco me quedaré ahí para que me humillen.

Fernando inmediatamente levantó la cara y con una expresión que jamás le había visto dijo:

―¡No! Eso jamás. Nadie te humillará. ―Lo abrazó fuertemente―. Te amo, eres realmente valiente.

Esa era la conversación más larga que habían tenido en mucho tiempo, afuera del sexo. Roberto sintió una calidez en su pecho, su pareja lo amaba. Podría no entenderlo el cien por ciento de las veces, pero se amaban el uno al otro.

***

Al día siguiente estuvo muy tentado de pedirle que lo acompañara después de todo, pero se arrepintió. Si se lo pedía, Fernando le diría que sí sin chistar, y como sabía que él no deseaba ir, se sentiría mal de llevarlo con él en contra de su voluntad.

Así que suspiró, se despidió acaloradamente de su pareja y se marchó antes de que hiciera algo de lo que los dos se arrepintieran.

El viaje a casa de sus padres no tuvo ninguna eventualidad. Debía admitir que se sentía un tanto preocupado por su padre, situación en la que no había querido pensar desde que se había enterado el día anterior. Aunque su madre le había dicho que no era nada de gravedad, no podía evitar sentirse ligeramente preocupado.

Deseos Oscuros (Secretos Oscuros 2)Where stories live. Discover now