—Yo también me saqué de pedo — acomodé mis rizos, y ocupé una de las sillas junto a Joaco.

—Pero tú también... —sirvió una taza de té y me la entregó— ¿Por qué no le dijiste la verdad? No ibas a hacer nada malo.

—No sé, no sé en que estaba pensando —le sonreí a Joaquin.

—Muchas gracias señora, estaba delicioso —dijo Joaco tomando el último sorbo de té.

—Ay mi vida ¿No quieres más? Y no me digas señora —empujó levemente el brazo de mi niño—, dime Niurka o suegra.

Joaco abrió los ojos de más, y mi mamá comenzó a reír.

—Al fin y al cabo Aristóteles y mi hijo son la misma persona.

Joaquin se relajó después de comprender lo que mi mamá quería decir.

—No me lo espantes —despeiné el cabello de mi castaño.

—Este niño es un un amor, no como tus amigos todos guarros que traes. Hasta se viste bonito, a ver si le aprendes o te pega algo..

Miré a Joaquin de manera pervertida, levantando repetidamente mis cejas. Joaco se sonrojó y me empujó con su hombro.

—¿Y no tendrás una hermana que le presentes a mi Emilio? Para que ya dejé a la enana esa—tomó la pálida mano de Joaco.

Los ojos de mi niño se entristecieron, sé que le hubiera gustado que se refiriera a él, pero mi mamá no sabe nada, y no es porque no confíe en ella, es todo lo contrario, si estuviera seguro de lo que siento, obvio se lo diría y sé que me apoyaría. Pero ahora estoy en un gran dilema; no quiero intentarlo y después darme cuenta que no es lo que quiero, obviamente saldría lastimado y no me lo perdonaría.

—De hecho tengo una...

—Ay a ver ¿Tienes fotos?

Joaco, mostró en su celular una foto de su hermana menor Renata.

—¡Pero qué bonita es! Parecen gemelos ¿Cuántos años tiene?

—Tiene 13 —ladeó la cabeza.

—¡No me digas! Ya la quería para mí Mailo —tomó el teléfono de Joaco y lo puso frente a mí— ¿Verdad qué es bonita?

—Claro, se parece a Joaco —le sonreí.

Mi mamá me miró enternecida, por un momento sospechó algo, yo lo sé.

—No, no, no, a él ya lo aparte para Romi, la edad no importa. Así que te me calmas —bromeó— Bueno, ya me voy, lo dejó solos. Un gusto en conocerte, corazón —besó la mejilla de Joaquin— Ven más seguido. Para que veas, él si me cayó bien —dijo mi mamá mientras subía las escaleras.

¿Cómo no enamorarse de éste bello ser? Se me hace imposible encontrar una pizca de maldad en él. Sé que no lo merezco, él no merece lo que estoy haciendo. Odio mi indecisión.

Mi Joaquin, solo dame tiempo, déjame aclarar mis ideas. No quiero que nadie salga lastimado, ni tú ni María, sé que no lo merecen. No quiero perderte, estar cerca de tí me hace bien, puedo ser yo, algo que ni siquiera logró junto a ella. Tú me has conocido mejor que nadie en tan poco tiempo. Tú me dejas ser libre.

—¿Todo bien? —Joaquin interrumpió mis pensamientos— Creo que fue mala idea venir, te causé problemas con tu novia —sus ojos se cristalizaron.

—Tú no tienes la culpa de nada, ya oíste a mi mamá. Tú eres el menos culpable —lo abracé, rodeando sus hombros y sosteniendo su nuca con mi mano derecha.

—Es que no puedo evitar sentirme culpable —rodeó mi cintura.

—No sucedió nada ¿Okay? —besé su cabeza.

EMILIACO 🏳️‍🌈. #Wattys2019जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें