Me levanté de mi asiento y me dirigí a la casa Kim, esperando que NamJoon no estuviese, que se hubiese ido a casa de un amigo o que todavía no llegara, sin embargo sabía que no era así.

Golpeé la puerta con mis nudillos suavemente y esperé a que Joon abriera. El chico apareció segundos después.

—Jin, ¿dónde te habías metido? —preguntó luciendo preocupado, para luego acercarse a mí y plantarme un beso en los labios.

Y no fui capaz de esquivar el beso, como siempre.

—Estaba con un amigo —mentí, pero no del todo—. Tenía un partido importante y debía ir a verlo.

Él sonrió cariñosamente, para luego pasar un brazo sobre mis hombros, cerrar la puerta y dirigirnos al sillón.

Pero no estaba ánimos, lo único que quería era encerrarme en mi habitación e insultarme a mí mismo por ser tan cruel jugando con el corazón de NamJoon, hasta convertirme en un mismísimo masoquista.

—¿No quieres hacer algo? Es sábado, tenemos todo el tiempo del mundo —dijo él, mimoso.

¿Por qué mierda tenía que ser tan meloso a veces? Odiaba que fuera así, más aún conmigo, me hacía sentir más culpable de lo que ya estaba.

Sonreí nerviosamente.

—No estoy seguro... No quiero salir hoy, NamJoon —le respondí, intentando tener el mayor tacto de la palabra posible.

Él asintió, aún sonriente.

—Está bien, lindo, lo que tú quieras —me dijo cariñoso.

«Auch». ¿Lindo? ¿Por qué rayos justamente aquel día me tenía que decir lindo? Era un total castigo, y estaba seguro de que era el maldito karma que buscaba hacerme sufrir por lo que, probablemente, haría sufrir a Joonie cuando se enterara de que no lo quería.

—Voy a mi habitación —fue lo único que fui capaz de decir, para luego retirarme de la sala de estar con una débil y falsa sonrisa.

Llegué a mi habitación y me dejé caer de aventón a la cama.

Era una mala persona, una muy mala y cruel persona, definitivamente.

***

Desperté por los rayos de sol que atravesaban la ventana de mi cuarto. No quería levantarme, pero debía hacerlo, más aún con la promesa que le había hecho a TaeHyung de juntarnos en la pizzería.

Luego de haberme encerrado en mi habitación por todo el día anterior, no salí siquiera por el hecho de que tenía hambre. NamJoon seguramente había notado mi muy repentino cambió de humor, de estar bien con él a querer encerrarme y no salir nunca.

Sin embargo no sabía, ya que... seguía sin salir del cuarto.

Me dirigí al baño, me despojé de mi ropa de dormir y entré a la ducha para darme un relajante baño de agua tibia. Salí envuelto en una toalla alrededor de mi cintura, me vestí con mis jeans sueltos que últimamente me encantaban tanto, una remera negra y mis preciadas Vans.

Antes de salir de la habitación me coloqué velozmente las gafas.

No habían moros en la costa (o simio a la vista), por lo que decidí irme rápidamente de casa antes de que NamJoon se apareciera de repente. Bajé las escaleras y, hambriento, mi mirada se dirigió a la puerta de la cocina.

Oh, qué más daba, sólo sacaría una manzana, me iría y ya.

Entré a la cocina, saqué una manzana de encima del mesón y salí impaciente para juntarme con TaeHyung.

Pero la repentina presencia de Joon en la sala de estar me hizo dar un respingo.

—¿Qué tal? —me saludó casualmente, caminando hasta mí y dándome un beso en la mejilla—. ¿Cómo despertaste? —me preguntó cortésmente.

—Bien —dije un tanto extrañado por su comportamiento—. ¿Qué hay de ti?

—Excelente —sonrió—. ¿Te parece si salimos hoy? —preguntó amablemente.

Me mordí la mejilla por inercia.

—Tengo planes —dije con miedo de escucharme cortante—. Quizás otro día —sonreí un poco apenado.

Él se encogió de hombros con una sonrisa despreocupada. De verdad que todavía no me acostumbraba a su cariño y a su siempre presente satisfacción con todas las cosas.

—Lo que tú quieras, Jinnie —me dijo meloso, para luego plantar un beso corto en mis labios.

Sonreí incómodo. De verdad que era difícil acostumbrarse al nuevo NamJoon.

Me despedí con una pequeña sonrisa y salí de la casa Kim en dirección a la pizzería de cuarta en donde TaeHyung y yo nos reuniríamos. Al llegar, noté que estaba sentado en la misma mesa del día anterior.

—Hola —lo saludé sonriente sentándome frente a él.

TaeHyung alzó la vista y dejó a un lado el libro que tan detenidamente leía. "Orgullo y prejuicio". ¿Me estaba jodiendo, no? Pensé que los hombres no leían eso.

—Ayer lo estuve pensando —comenzó a hablar, yo le puse total atención—. Creo que no es que no quieras a NamJoon... Creo que todo se debe a que en realidad tienes miedo.

Lo que me dijo provocó varias reacciones en mí. Para empezar, sentí cómo mi corazón sufría un lento ataque que no sabría cómo definir, para luego sentir la manera en que mi cuerpo se congelaba, y finalmente, reírme a carcajadas nervioso.

Estaba sufriendo un leve ataque de bípolaridad.

—¿Estás bien? —cuestionó TaeHyung extrañado, negué efusivamente con la cabeza.

—¿M-me estás diciendo... me estás diciendo que sí lo quiero? —pregunté en un extraño shock, confuso.

Por dios, me empezaba a doler la cabeza.

—No —negó él en respuesta—. Sólo digo que en realidad, tienes miedo. Tu padre abandonó a tu madre y debió resultarte un trauma, suficiente para que tengas miedo de que te ocurra a ti. ¿O lo niegas? —me dijo él reflexivo, como solía serlo.

Me lo pensé a fondo por unos largos segundos, que se tornaron minutos.

¿Entonces sí quería a NamJoon? Oh, vaya, estaba demasiado confundido.

—No sé qué decir, TaeHyung —murmuré, sintiendo los ojos arder.

—Piénsalo —dijo él—. Tienes desconfianza en NamJoon por el hecho de que podría romperte y abandonarte como lo hizo tu padre con tu madre —continuó, yo asentí—. Pero él no es igual, y eso debes meterte en la cabeza... No debes... no debes dejar a un lado tus sentimientos por el miedo —concluyó él, dándome algo en que pensar muy seriamente.

Se levantó de su asiento y se alejó de la mesa para empezar a irse.

Él tenía razón, estaba asustado. Cuando había dicho que no quería a NamJoon había sido mi miedo quien hablaba, no yo, no mis sentimientos. Me sentía jodidamente cursi pensando en todo aquello, y lo detestaba, pero si no lo pensaba podía seguir cometiendo el mismo error.

No había sido yo, había sido mi miedo. No era que me sintiese culpable por "jugar" con el corazón del gran Nam, era que me sentía culpable por ser tan tonto como para llegar a caer a sus pies.

Odiaba que fuera meloso, pero por el simple hecho de que de esa manera conseguiría enamorarme. Enamorarme significaría perder.

Pero ya no más.

El miedo ya no me dominaría, ahora sólo serían mis sentimientos.

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YO LO SABIA <3 AWANTE EL NAMJIN .

viviendo con el nerd (VCEN1) •• nj.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora