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Esta es la tercera parte de "Tímida luz". No es necesario haberla leído, pero yo lo recomiendo, dado que se ve más la evolución y se hacen comentarios a escenas que pasan en las otras dos partes.
Dicho esto... ¡disfruta de la lectura!

En la escena del nido del cuervo suena de fondo "Gracious - Ben Howard".


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       Un intenso calor inundaba el ambiente mientras los chicos estaban en el coche. Tenian las ventanillas bajadas, dejando que la brisa les acariciara el rostro, con el humor bastante halagüeño. Hacía escasos días habían conseguido salir de milagro de uno de los mausoleos más densos que recordaban hasta la fecha. Se habían encontrado contra la espada y la pared, consiguiendo salir de allí de forma dificultosa. Habían conseguido marcharse de aquel lugar mucho más fuertes y precavidos de lo que eran anteriormente y, con una sensación de victoria por los pelos, pero conseguida después de todo.

        Ignis frunció con levedad las cejas, percatándose de algo.

        –Noct.

        –¿Hum...? –Consiguió decir el joven a duras penas, guiñando el ojo por la excesiva luz que entraba por su retina, pero también por no poder deshacerse de sus ganas de seguir dormido.

         Ignis le miró un segundo por el retrovisor, comentando lo que quería.

        –Necesitamos suministros curativos–. Dijo como si fuera obvio–. Considero que deberíamos parar en la población más cercana.

         Gladio alzó el rostro del libro que estaba leyendo, dándole la razón.

         –Es cierto. Si vamos a un sitio que tenga algún local del nido del cuervo mejor–. Puntuó–. Me gustaría beber algo fresco.

         –¡Bebida fresquita! –Celebró Prompto, que se moría de calor. Estaba recostado contra la puerta del coche, con los brazos y la cabeza donde usualmente estaba la ventana, ahora bajada, intentando que el aire le diera de pleno, sin energías por la intensa humedad en el ambiente–. Apoyo la moción.

          –¡Ah...! –Suspiró Noct–. Está bien, está bien. Pero dejadme dormir un poco más mientras llegamos–. Se quejó, removiéndose y mirando a otro lado mientras cerraba el ojo abierto, algo molesto.

          Gladio le dio con el libro en la cabeza en un toque rápido y, el joven dio un bote, sorprendido.

          –Descansa principito. Presiento que va a ser un largo día–. Una sonrisa socarrona se pintó en su rostro, algo que a Noct no le gustó ni un pelo. Hizo un rictus mientras se tocaba la frente con desagrado en el rostro.

           –No por favor–. Pidió en voz alta a los Sidéreos en general y a sus amigos en particular por lo que acababa de vaticinar su amigo.

           Quería un poco más de tranquilidad.


          Terminaron yendo a la zona más cercana: la población E.S Coenix Alstor. Un cartel blanco y de azul desvaído mostraba una publicidad pasada de moda, al lado de otros dos que no habían corrido la misma suerte. El ansiado nido del cuervo por dos de los integrantes del grupo y la gasolinera componían la totalidad del lugar. Una caravana les invitaba a pasar la noche y huir así de los mosquitos que comenzaban ya acosarles en demasía. La intensa humedad estaba empezando a pasar factura.

        Noct y Prompto bajaron a la vez del coche, mirándose con una amplia sonrisa por parte del rubio, mientras el otro se la devolvía también. Gladio les siguió cuando se dirigieron a buen ritmo al local de comida, o lo intentó, dado que Ignis le retuvo.

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