XXV. Hazlo, antes de que sea tarde

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—¡¿No podrías haber elegido otro momento para parir?! —le grité a Lisa mientras la tomaba del hombro.

—¡Disculpa que no tenga una alarma con el nombre de ¡Corre al hospital, los bebés ya vienen! Programada! —dijo mientras se tomaba el vientre y hacía un sonido ahogado—. ¡Félix, apresúrate con el auto! ¡Ya rompí la fuente!

Mi mamá estaba ayudándome a llevar a Lisa mientras que Jasper buscaba el bolso con las cosas preparadas, Alex hacía un poco de café con April y Félix con él traían el auto. La gordis pesaba más de lo que había imaginado. Félix apareció en la puerta con sudor en la cara y la respiración exageradamente rápida. Tragó con fuerza y nos miró nervioso.

—Me quedé sin combustible —dijo al fin.

—Me estás jodiendo —dijimos mi mami, Lisa y yo a unísono.

—Lamentablemente no.

Hice un sonido de exasperación y salimos con Lisa a la calle. Comencé a mirar a todas partes y noté como el vecino estaba lavando su furgón con audífonos y una especie de tanga. Me estremecí pero tuve una idea.

—¿Qué tan bien están tus métodos de coqueteo? —le pregunté a mamá.

***

— No siento mis rodillas —Alex se quejó mientras trataba de moverse.

—Tú quisiste venir —él levantó su brazo y trató de hacer contacto con mi mirada pero la aparté.

—El ambiente está algo... tenso —dijo April por sobre la respiración agitada de Félix. Sí, de Félix.

Eso es cierto. No sé si se podría tomar en cuenta que mi mamá está conduciendo en silencio, que una embarazada está recostada sobre nosotros, que Félix está haciendo sonidos raros para apoyar a Lisa, o que él y yo no nos hemos hablado desde hace cinco horas.

—Pues... —comenzó a hablar Jasper—. Yo tengo un gozo en el alma... —dijo con una sonrisa estúpida en su rostro—. Ya po' síganme —susurró.

—Jasper, no es momento de ponerse religioso —le di una palmada en el hombro—. Esa canción me resulta de mala suerte y... ¿por qué nos detenemos? —dije asustada.

La furgoneta comenzó a hacer un ruido y de a poco se fue deteniendo. Mamá comenzó a forzar el pedal y a girar una y otra vez la llave.

Él salió de la furgoneta y Alex lo siguió.

—¡¿Qué paso?! —gritó Félix con sudor en su frente.

Lisa lo miró con una expresión sorprendida y negó con la cabeza. Al poco tiempo, me bajé de la furgoneta y vi cómo mi hermano estaba hincado y él estaba de pie viendo la rueda delantera.

—¿Qué pasó? —fijé mi mirada en Alex.

—Seguramente se pinchó la rueda cuando tomamos el camino largo que viene por el bosque —dijo Jasper saliendo y mirando a mi mamá con una boca de pato y los brazos cruzados.

—¿Ahora la culpa es mía? —todos asentimos—. Bueno, en mi defensa... el camino corto estaba con un tráfico infernal.

Achiné mis ojos al ver que el sol estaba saliendo. Un escalofrío cruzó mi espalda al instalarse una fría corriente de aire. Jasper lo notó antes que él y pasó por mi lado para luego tenderme su chaqueta. Le sonreí y me la pasé por los brazos. No era necesario que mirara en dirección hacia él, sabía de ante mano que estaba fulminando a Jasper con la mirada.

¿Sería muy malo cabrearlo más?

Soy muy infantil, así que lo haré.

—Gracias, Jasper —sonreí de lado y besé su mejilla.

Déjame con mi Orgullo [DISPONIBLE TAMBIÉN EN FÍSICO]Where stories live. Discover now