Capítulo 31

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María

Al despertar, miro a mi lado para comprobar que Natalia ya no está aquí. La busco por la habitación y lo único que me encuentro es una botella de vodka medio vacía y un cenicero lleno de colillas en el balcón. Me llevo las manos a la cabeza ¿cómo no me he dado cuenta? Soy una puta marmota. Inevitablemente me viene a la mente el recuerdo del día en el que Miki y yo la encontramos en aquella casa, casi inconsciente de la borrachera que llevaba, y me asusta que haya podido repetirse. Al fin y al cabo solo hay un motivo por el que Natalia pueda estar tan en la mierda como para ponerse así, y ese motivo tiene nombre y apellido. Y sé que está mal por Alba, tal y como lo estaba entonces. Cojo mi móvil de la mesilla de noche, busco el nombre de Natalia en la agenda y llamo, pero lo tiene apagado. Suspiro desesperada y decido bajar para preguntarle a Alba por ella, aunque seguramente me odie por el maldito audio. Se me crea un nudo en el estómago, si a mí me sienta mal que pueda pensar que íbamos enserio y por lo tanto, enfadarse conmigo, no me quiero imaginar cómo lo tiene que estar pasando Natalia.

No es Alba quien me abre la puerta, sino Marina, quien me mira con una cara de enfado que me desconcierta. Avanza a paso ligero hasta el interior de la habitación y yo cierro la puerta y la sigo.

- ¿Dónde está la cobarde de tu amiga? – pregunta cruzándose de brazos

- ¿Perdona?

- Natalia, que donde está

- Venía a preguntar si está aquí, pero veo que no

Miro a mi alrededor y me encuentro una maleta abierta en la cama, medio llena con las cosas de Alba.

- ¿Y eso? – pregunto

- Mi hermana se muda a mi habitación. No quería venir ella para no encontrarse con Natalia, pero ya veo que no habría hecho falta.

Marina avanza hacia el armario de la habitación y lo abre, dejando ver que está completamente vacío, excepto por alguna cosa que queda aún de Alba. Abro los ojos como platos, sin poderme creer lo que veo.

- Me encanta la valentía de esta chica la verdad – dice Marina con ironía, está completamente cabreada – vacila a Alba en su cara y después, cuando la pilla, sale corriendo en vez de hacerse responsable de sus actos. ¿Cómo coño le digo yo ahora que no está? Alba ya está en la mierda, joder. Esto es lo que le faltaba.

- Ah, que tú también te has creído a la imbécil de Vanesa... no me lo esperaba.

- No me la había creído del todo hasta que no he visto cómo ha huido Natalia. Si es verdad su teoría y estabais de broma ¿por qué iba a irse?

- Porque es idiota, las dos lo son. Tampoco Alba ha estado muy acertada con todo esto.

- Es normal que desconfíe

- Mira, no quiero meterme en eso, pero te puedo asegurar que ese audio está manipulado. Esa zorra ha cortado lo que le ha venido bien para que parezca lo que no es. Aquel día Natalia vino llorando a mi habitación, diciéndome que necesitaba a Alba – las facciones de Marina se relajan a medida que voy explicándome – es muy injusto lo que está pasando, y lo es para las dos.

- Pues tenemos que hacer algo – propone después de un largo suspiro – demostrarle a mi hermana que está equivocada.

- ¿Cómo pretendes hacer eso?

- No lo sé... - sus gestos parecen nerviosos – pero no puedo ver así a mi hermana, y menos sabiendo que todo es una mentira.

- A ver, tranquilízate – pongo mis manos sobre sus hombros para calmarla – tenemos que robarle el móvil a Vanesa.

Nuestra canción.Where stories live. Discover now