05 † Polo Este

1.5K 98 68
                                    

—¿Quieres decir que trató de matarte? Eso es muy fuerte, viejo.

—¡Claro que no! —espetó James, atrayendo la atención de varias personas que pasaban por la calle. Rodó los ojos y avanzó, empujando de paso a un par de tipos estorbando su camino.

—¿Entonces qué significa? —preguntó Fred II corriendo para alcanzar a su primo.

—Significa que... Creo que está en peligro —suspiró James deteniéndose de nuevo—. Es decir, recuerdo que estaba muy lastimada y sucia y...

James volvió a interrumpirse cuando un nuevo grupo de personas se detuvo a su alrededor para observarles. Ya habían pasado tres días desde que se enteró de lo de su hermana, en los que se había negado a salir de su habitación en la parte de arriba de la tienda de bromas. Si estaba hoy afuera, es porque Fred había entrado a las cuatro de la mañana para decirle que el tío Percy había conseguido una orden para evitar que le hicieran cualquier tipo de preguntas respecto al tema a él o a sus hermanos.

Claro que eso no evitaba que la gente le mirara como esperando a que se pusiera a llorar o a soltar maldiciones a mitad del Callejón Diagon.

—¿Qué acaso no tienen vida propia? ¡Ushcale!

James y Fred siguieron caminando, hasta que llegaron a Polo Este, una heladería que había abierto hace un par de años, el cual rápidamente se convirtió en el lugar favorito de todo aquel que buscaba aislarse del mundo exterior, ya que en su interior, cada mesa estaba dentro de una burbuja transparente a prueba de sonido, en la que nadie podía entrar si no era invitado por los clientes a quienes se les daba dicha mesa.

—Bueno, es obvio que no está en una fiesta que se extendió unos años de más —dijo Fred una vez estuvieron dentro de una mesa-burbuja cerca de las ventanas—, pero con angustiarte de la forma en que lo haces, no lograrás nada, Jamie.

—Eso mismo me dijo tío George —murmuró James cubriéndose el rostro con las manos—. Aún así, no soporto que todos parezcan tan tranquilos... Que hayamos pasado tantos años viviendo tan tranquilos mientras ella...

Un nudo se formó en la garganta de James, impidiéndole continuar. Escuchó a Fred pedir sus órdenes, las cuales aparecieron sobre la mesa un minuto después, mientras pensaba en los horrores por los que, seguramente, su melliza había pasado en estos años. Pensó en lo asustada y sola que debió de haberse sentido al crecer lejos de su familia, en las torturas de las que pudo ser víctima a manos de esa maldita organización, en las cosas terribles que debieron hacerle durante tantos años cautiva...

Un vacío se instaló en su pecho al pensar que, en ese preciso momento, podría estar siendo torturada, o algo peor.

●●●●●●

—¡NO! ¡No, por favor! ¡Alto! ¡Detente!

—¡Deja de llorar y quédate quieta!

—¡Para! ¡No sigas, por favor! —gritaba una chica, mientras uno de sus atacantes sostenía sus brazos firmemente contra la cama sobre la que estaba tendida, mientras el otro se alzaba frente a ella

—¡Te dije que pares! Sabes que esto es necesario —espetó inclinándose hacia ella—. Además, no sé cuál es el escándalo. Ni que fuera la primera vez...

—¡Cállense y acaben con esto de una vez! —intervino la tercer persona.

—¡Hace años que habríamos terminado, si tan solo Angélique se dejara poner el maldito delineador de una buena vez!

La chica pelirroja tendida sobre la cama siguió evitando el utensilio de maquillaje cuando la joven de piel morena frente a ella volvió a acercárselo a los ojos, mientras luchaba por zafarse del agarre de la tercer chica sobre sus muñecas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 04, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Una Melliza Para James SiriusWhere stories live. Discover now