Capítulo 1

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"No hagas espectáculos si la ves besándose con otro chico"

Leah

La monotonía de un día más de seguir actuando como toda una actriz de Hollywood. ¿Qué sentido tiene poseer una personalidad si no puedes explotarla del todo porque la chica que amas te lo prohíbe? 

La que me lo prohíbe, es mi Sierra. La hermosa y astuta Sierra, ella, la maldita dueña de mi corazón. La odio por obligarme a hacer esto, a actuar en esta farsa...aunque me odio más a mí, por aceptar y vivir así solo para poder tenerla en mis brazos.

- Señorita España le ruego que por favor me presté atención. Estoy explicando algo que vendrá en la próxima práctica y, como usted sabe, no está bien en mi curso.-  el tono, evidentemente, enojado que predomina en el regaño del profesor, con justa razón, es motivo de mofa para los demás.

Porque obviamente yo soy Leah, la estúpida. No es algo sorpresa para cualquiera de ellos, pero siempre les provoca la risa porque siempre es divertido burlarse de mí.

- Perdone, profesor. Pensé que estábamos en la hora del descanso, es más...-saqué de mi mochila una máscara exfoliante, que era un regalo para Sierra. Sí, definitivamente lo que estaba haciendo era un numerito de estupidez, pero debo actuar según mi rol.- ¡Ya traje la mascarilla milagrosa que me aplico todos los días antes de dormir!

El profesor negó con la cabeza, probablemente pensando que una cabra tenía más sentido común que yo, mientras mis compañeros se reían. Yo simplemente quería morirme y acabar con toda esta farsa de una vez y dejar de comportarme como un maldito personaje de caricatura mal desarrollado.

No obstante, miré de reojo a Sierra, quien tenía una hermosa sonrisa en ese momento. Aquello hizo palpitar mi corazón, me encanta verla sonreír. Es simplemente un acto que me encanta tanto que siento que me derrito.

A pesar de que me sentía mal por el regaño del profesor, nunca en realidad me ha gustado que me llamen la atención, pasé toda la clase pensando en la bella sonrisa de Sierra y el cómo quería que me sonriera así solo a mí cada vez que nos encontramos.

Finalmente, sonó el timbre del cambio de clase y yo me dirigí hacia ella con una gran sonrisa cuando ya todos estaban retirándose. 

- Me alegra que hoy sí hayas venido a la clase.- le dije sin ese tono chillón que siempre usaba, aunque me lastima mucho la garganta. Algún día creo que no volveré a hablar por esta porquería de voz que tengo que usar.- creí que te ibas a saltar la clase otra vez para ir al centro comercial. 

- Si crees que vine solamente porque me importa el estudio, estás equivocada.- dijo aburrida y rodó los ojos. Cruzó sus piernas con fastidio y sentí que me sonrojaba por esa acción. Vaya, parezco un adolescente pervertido de 14 años, Leah no seas así...- papá me amenazó, dijo que me quitaría absolutamente todo si es que faltaba a otra clase.

La miré con una ceja alzada, ella siempre faltaba a clase solamente porque creía que eso era "cool" aunque terminaba aburriéndose, ya que siempre estaba sola y sus tiendas favoritas no abrían, por lo cual me mandaba mensajes con el pésimo Wifi de Sauth Comercial, que estaba cerca de la escuela. 

- No entiendo por qué sigues faltando, por Dios. Tu padre tiene dinero, pero realmente trabajó para tenerlo, Sierra.- le digo mientras juego con las cintas de mi mochila, ella comienza a organizar sus libros y se para de su asiento.- deberías apreciarlo y simplemente ir a clase, no cuesta tanto.

- Lo dices porque tus padres están en bancarrota, Leah.

Salimos del salón y siento mi buen humor venirse abajo, su comentario y el tono que utilizó simplemente hace doler mi pobre y torturado corazón, que parece querer detenerse por la tristeza que le alberga. Por qué siempre tiene que torturarme así, ¿me veo linda estando triste o qué mierda?

Las cuatro reglas de amar a SierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora