Más que un sueño melancólico

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''Nos dijimos tantas veces adiós que despedirnos significaba reinventar un reencuentro''.

-Elvira Sastre

Viernes 21 de diciembre:

—Alai ya casi estamos llegando.

Sentí como una mano me daba leves toques en uno de mis brazos.

Me sentía hecha un lío mientras  intentaba aclarar mi mente para entender que estaba ocurriendo. Los segundos pasaban pero seguía igual de confundida que al principio.

—¡Alai despierta!

¿Emma? ¿Esa era la voz de Emma?

Giré mi cabeza hacía el lugar de donde provenía la voz y me la encontré sentada a mi lado izquierdo observándome distraída, ya que intercalaba su atención entre mirar hacía el frente y hacia mi lugar.

¿Me había quedado dormida? Atlas... Su imagen se filtró en mis recuerdos como una bruma que lo envolvía todo, amenazándome con arrastrarme hacía ella.

Los vestigios del sueño se proyectaban en mi mente como las escenas de una cinta, alternando las secuencias, logrando confundirme aún más.

Una vez más, Atlas había logrado deslizarse en mi mente para jugar con mis sueños.

Después de tantos años aún seguía ocurriendo; podía pasar todo el día sin pensar un momento en él, pero de alguna forma su recuerdo terminaría por filtrarse en mi mente a través de mis sueños.

Se había sentido tan real. Si cerraba los ojos, podía sentir el calor de su abrazo en cada uno de los poros de mi piel. El recuerdo era tan vivido e intenso, como si solo hubieran pasado unos segundos desde que sus manos estuvieron alrededor de mi cuerpo.

Su perfume permanecía impregnado en mis sentidos nublando mi mente, consiguiendo aturdirme aún más.

Sin ser consciente del momento en que había cerrado mis ojos, los abrí de golpe ante la intensidad de sensaciones. Sentía que comenzaba a faltarme el aire, así que cerré mis manos en puños sobre mis piernas, mientras trataba de inhalar bocanadas de aire para intentar calmarme.

—Alai no me digas que vas a tener un ataque de asma precisamente en este momento.

Como respuesta solo negué con mi cabeza mientras volvía a recuperar mi ritmo de respiración normal.

Por el rabillo del ojo pude ver que Emma me miraba con preocupación por el comportamiento extraño que estaba teniendo.

Sé que debería decir algo para tranquilizarla, pero ninguna palabra sale de mi boca, la sensación del sueño es tan abrumadora que me arrastra para sumergirme aún más en ella.

Pensar en la desesperación con la que nos habíamos aferrado al otro, como si fuese lo único que importara, aun sabiendo que teníamos que dejarse ir. Se sentía como un dolor real, que me oprimía el pecho dificultándome aún más el respirar.

Soy consciente de la sensación de desesperación que me invade en este momento. El deseo de que el sueño hubiese sido real hace mella en mi interior, amenazando con romperme, tal como había ocurrido en mi ensoñación.

—¿Alai estas bien?

Sé que tengo que responder, pero siento que si hablo probablemente lo único que consiga sea comenzar a llorar de la desazón que quema mi pecho en este momento. Así que solo asiento con mi cabeza mientras trato de sonreírle para demostrarle que nada va mal.

El Silencio De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora